Sin Darnos Cuenta romance Capítulo 28

12 de agosto

Nuestro penúltimo día en Ibiza. La fiesta de anoche ha estado increíble y no hemos regresado a la casa hasta prácticamente las seis de la mañana. Nos hemos cansado de bailar, de reírnos, y de disfrutar como tan bien sabemos hacerlo cuando estamos juntos en una fiesta. Si bien mis amigos están al tanto de mi relación con Dana, siento que necesito estar un día solo con ella en este increíble lugar.

Termino de arreglar algunos asuntos de trabajo en mi móvil, y al levantar mi mirada la veo salir del baño envuelta en una toalla. Su cabello mojado cae por encima de sus hombros y me mira de manera extraña mientras lo peina.

—¿Todo en orden?— Me pregunta de la nada y no entiendo de que habla.

—Sí, ¿por? — Pregunto confundido.

—Estas muy serio... ¿o es que tienes sueño? — Cuestiona intentando no reírse mientras camina hacia mí.

Sin pararme del borde de la cama, extiendo mis brazos y hago que se siente sobre mi regazo. —Todo está bien cariño, solo que he recibido la fecha en que debo comenzar con la promoción y debo admitir que me cuesta volver a empezar; sobre todo ahora que estoy contigo. — Le confieso y ella me da una tierna sonrisa mientras que con sus suaves manos acaricia mi rostro.

—Guapo, yo ya estoy acostumbrada a que te vayas de promoción o en tus largos viajes... te conozco hace demasiado tiempo y he vivido todos los momentos de tu carrera contigo. Sé muy bien que esto será diferente. Antes echaba de menos como una loca a mi amigo y nuestras largas conversaciones que tanto bien me hacían. — Dice y lleva uno de sus dedos sobre mis labios —Esta vez, extrañare muchas más cosas de ti. No solo nuestras conversaciones... extrañare tus besos, tus caricias... extrañare tu cuerpo tendido junto al mío al despertar... pero, no quiero que dejes de ser quien eres. — Me pide y acerca sus labios a los míos. Dulcemente roza sus labios sobre los míos y acaricia mi rostro —Franchesco, sé que será difícil... pero quiero que sigas siendo ese hombre que ama el arte como tú lo haces y que comparte su talento con el mundo. Yo no quiero cambiarte.— Expresa y sus palabras me calan hasta lo más profundo.

Es la primera vez que me siento así de libre estando con alguien. Me genera paz, saber que no me hace elegir entre ella o mi carrera. Siento alivio de no sentir ese miedo que siempre sentí de perder a alguien por culpa de perseguir mi sueño.

Su mirada en la mía detiene el tiempo en esta habitación y solo son nuestros labios fundiéndose los que rompen la calma. —Te amo Dana.— Le digo sobre sus labios.

—Yo mucho más, guapo. — Responde pícaramente y solo puedo llevar mis dedos a su cabello y empaparme con este.

—Te tengo una sorpresa. — Digo sonriente y ahí está esa mirada llena de sugerencias tentándome.

—Supongo que no me la dirás, ¿o sí? –

—Solo te diré que lleves tu traje de baño, hoy tú y yo nos vamos de aventuras solos. — Le digo entusiasmado.

—Eso suena a peligro. — Comenta entre risas y no puedo más que contagiarme con ella.

—Y no sabes cuánto...— Le advierto y aparto su cabello a un lado para dejar un beso y leve mordisco en su cuello.

—No entiendo tu afán de morderme. — Bromea.

—Sabes exquisita...— Le informo entre risas siguiendo su juego.

Nos quedamos mirando por unos cuantos minutos y es como si todo lo demás dejara de existir. — ¿Quién lo hubiera dicho? Tú y yo así...— Comenta.

—Es lo mejor que me ha pasado en la vida. — Añado.

Una enorme sonrisa se dibuja en su rostro y cuando menos me lo espero, sus labios comienzan a besar mi rostro tiernamente. —Me encanta tu colonia, ¿ya te lo habida dicho antes? — Me pregunta mientras sigue besándome.

—No que yo recuerde. — Intento decir, pero me pierdo en la manera que recorre mi rostro.

—Pues que sepas que me encanta... en realidad me gustan muchas cosas de ti...— Expresa pícaramente y se detiene haciendo que la mire seria.

— ¿Cómo que cosas? — Le pregunto con muchísima curiosidad.

Ella se acerca a mi oído lentamente y sé que sonríe de manera maliciosa, me he aprendido cada uno de sus gestos —Además de todo lo que me gusta de ti como persona, me gusta mucho cuando estas todos sudado después de haber hecho el amor contigo. — Me susurra al oído y vaya que tiene el poder de hacerme enloquecer.

Se aleja de mi para mirarme a los ojos y pone cara de niña inocente que no ha roto ni un plato, cuando lo que acaba de hacer es provocarme de la manera más jodidamente sensual sin siquiera tener que tocarme —Sabes, estoy haciendo un esfuerzo sobre humano aquí para cumplir mi plan y pasar el día contigo en un lugar increíble, pero tú lo complicas mucho...— Bromeo.

—Me gusta complicarte. — Dice entre risas.

—Y a mí que lo hagas, pero me guardare las ganas para dentro de un rato. — Comento y sin que se lo espere la tomo entre mis brazos y hago que nos pongamos de pie.

—Pero ¡¿qué haces?!— Pregunta entre risas ya que no la bajo de mis brazos.

—Llevándote a que te cambies y que no juegues con fuego. — Bromeo.

—Me gusta quemarme contigo. — Dice entre risas.

—A mi también guapa, pero tengo otro plan ahora...— Le dejo saber y probablemente lo que tengo en mente le guste más.

—Supongo que me gustara...—

—Te encantara. — Le aseguro y finalmente la bajo al suelo para que se cambie.

[…]

—Franchesco, me estoy mareando. — Se queja cuando estaciono el auto.

—Lo siento, pero no quiero que veas la sorpresa...— Le vuelvo a explicar. No he podido parar de reír acerca de la manera que se ha quejado cuando le vende los ojos. —No te muevas. — Le advierto una vez más y finalmente bajo del auto.

Abro la puerta del lado del pasajero y le ayudo a quitarse el cinturón de seguridad. —Dame tu mano. — Le pido y lentamente le ayudo a bajarse del auto.

—Amor, no entiendo cuál es la sorpresa... Puedo escuchar el ruido del agua y la brisa, estamos en la playa.— Dice entre quejas y sin decirle nada, amarro mis brazos a su cintura.

—No seas impaciente. No te he vendado los ojos solo para que viniéramos a la playa. — Le explico y luego beso su cuello con demasiadas ganas.

—Vale, veamos con que me sales ahora...— Dice resignada e intento no reírme.

La suelto de mis brazos y tomo sus manos entre las mías para hacer que camine por la playa hasta que llegamos al sitio donde he pedido que prepararan mi sorpresa. Agradezco el tener amigos tan buenos como los que tengo. Todo luce tal como lo imagine.

—Ahora sí. — Indico de manera misteriosa y me paro detrás de ella para destapar sus ojos. La tomo desde atrás y me quedo apoyando mi barbilla en su hombro. — ¿Te gusta? — Le pregunto mientras observa la enorme carpa color blanca y perfectamente decorada con antorchas a su alrededor que hay en esta solitaria playa.

—Me encanta... ¿En qué momento lo has preparado? — Pregunta confundida.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sin Darnos Cuenta