Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno] romance Capítulo 14

LILLIE

Estoy pasmada en el mismo lugar, sin poder articular ninguna palabra. Mientras él sigue besando, mordiendo y acariciando cada parte de mi cuerpo.

Sin de besar mi cuello, sigue agarrando mis manos con firmeza para que no me escape. En este momento no tengo cabeza para hacerlo. Su aliento ardiente y la calidez de su lengua me provocan un escalofrío por toda mi espalda. Tiemblo, pero ya no sé si sea solo de miedo o una mezcla de una sensación extraña que recorre todo mi ser con sus besos y caricias.

Desliza la boca hasta mi oído:

— Ahora me perteneces completamente — subraya todas y cada una de sus palabras —. Serás mía para siempre —lo dice en un tono sexual y tremendamente serio, mientras se restriega más en mí.

Aumenta un poco más el ritmo de mis latidos. ¿Ahora le pertenezco?, ¿suya?, ¿a qué se refirió con todo eso?

Justo cuando creo que va invadir el interior de mi zona íntima femenina con sus dedos, cambia radicalmente de dirección. Aleja su toque de ese íntimo lugar y me acaricia la cadera, me sobre salto y su agarré vuelve a mi trasero.

Contengo la respiración. Me arden los pulmones, cuando sonríe ligeramente de lado mostrando su hoyuelo en la mejilla. Su mano empieza a deslizarse de nuevo por mi muslo hasta llegar a mi entrepierna haciendo flexión y levantándola obligándome a que le rodee la cadera con ella.

Retira un poco su rostro de mí y me concentro en sus ojos, que me miran con una mezcla de rabia y desesperación. ¿En verdad estará loco? De tanto decírselo ya me lo creo y su oscura mirada lo delata.

— ¡Ya no escaparas de mí! — ruge.

¿Qué le pasa?, ¿cuál es su problema?

— ¿Qué problema tienes? — pregunte mientras intento controlar mi respiración agitada.

— ¡Tu! — levanta su voz.

¿Qué, yo?, si tanto le molesto porque no me deja ir. No creo que sea yo la del problema. Maldito mafioso engreído.

— Te recuerdo que tú eres él que me retiene a la fuerza, si me dejarás ir ya no sería un problema para ti. — hablo con dureza — Porque mejor no vas y te buscas a otra.

No sé porque me arrepiento de haber dicho lo último, sería lo mejor para deshacerme de él y yo de tonta ando arrepintiéndome. ¿Qué me está pasando?, no tiene porque importarme.

— Ese es el origen del problema, que no puedo y no quiero dejarte ir — espeta — Y no, no me interesa ninguna otra mujer, solo te quiero a ti. — su tono es firme y  posesivo.

Sin quitar su mirada de la mía, suelta mi pierna y toma mi rostro con solo una mano, mientras la otra va aflojando el agarre de mis muñecas que tiene acorraladas contra la pared. Sus dedos recorren mi barbilla, mejillas, cuello que lo acaricia por un largo momento y hunde los dedos en mi cabello suelto. Toma mi boca en un beso suave y vacilante, me acaricia la lengua con la suya y después los labios con veneración.

Ese acto me hace caer a su red, estoy completamente perdida si dejo que me siga arrastrando a esa sensación que me está haciendo sentir. Lentamente me libera la boca.

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