Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno] romance Capítulo 22

LILLIE

Intente demostrar tranquilidad para que no se notara como me ponía tenerlo tan cerca cuando estamos solos. Desvíe la mirada y la fije en su camisa, la parte de su hombro estaba húmedo, su herida estaba sangrando otra vez. Aún faltaba que le hicieran curación.

—  ¿Tendrás algún botiquín, con el equipo necesario para hacer una curación? — pregunto sin quitar mis ojos de su hombro.

Asiente y con un suspiró profundo se aleja de mí para dirigirse en busca del material necesario. Desaparece cuando entra por una puerta, tarda un minuto en volver, y trae consigo una caja más equipada que la anterior.

Se sienta en un sillón y deja la caja en la mesa de centro, no tengo otra alternativa que acercarme y tomar asiento a su lado. Lo hago y prosigo con mi trabajo, limpio de nuevo la herida, coloco una crema para el dolor e inflamación y al finalizar la cubro. Él solo tiene sus ojos puestos en mí, como si fuera lo único que pudiera observar. 

Termino e intento levantarme para apartarme. Pero él toma de mi antebrazo para detenerme, sus ojos no me dejan de ver, después se posan en mis labios. Por alguna razón sentí la necesidad de aceptar cualquier cosa que viniera de este majestuoso hombre. Diablo era intenso y mi pobre cerebro trataba de procesarlo todo mientras él empezaba acercar más su cabeza a mí, lentamente como un depredador. Se me fue acelerando el pulso a medida que se acercaba. Y sin darme cuenta en tan solo unos segundos pegó sus labios a los míos. Era mucho mejor que al último beso que nos dimos, más intenso y ardiente.

Mi reacción ante él se estaba convirtiendo en pura debilidad, eso significaba que estaba cayendo ante el Diablo. Aunque mi orgullo se pisotee y me decepcione, lo admito, he caído y me gusta. Y no puedo resistirme más, mi cuerpo necesita de sus caricias y besos. Es como si lo hubiera esperado por mucho tiempo.

No hice nada para detenerlo, y la verdad no quería que parara de hacerlo. Me sujetó por detrás de mi cabeza, mientras que su otro brazo me rodeó la cintura, haciéndome hacia atrás para apoyar mi espalda en el sofá.

Bajo su mano y la colocó en mi cuello, su beso fue disminuyendo para después mordisquear mi labio hasta que se apartó de mí. 

Abrí los ojos lentamente al momento que sentí que se apartó, seguía a pocos centímetros de mí cara, sus ojos grises azulados, estaban en un tono oscuros y reflejaban deseo y algo más que no lograba descifrar. Se relamió el labio inferior sin dejar de verme.

— Hueles y sabes tan bien — con su pulgar acarició el cuello acercando su cara, inhalando mi aroma y después mordió con suavidad — Eres tan sexy, hasta el punto de enloquecer me — dice mientras recorre con sus dedos mi clavícula — Estoy jodido — murmuró.

—  ¿Por qué haces esto?, me refiero a ¿por qué insistes conmigo?, ¿y por qué me has salvado la vida?

Hice un esfuerzo para controlarme y así poder hablar, aunque no esperaba que salieran de mi boca esas preguntas que estaban constantemente en mi mente, pero aún así lo hice.

— No lo sé, es algo más fuerte que yo, ya que intenté alejarme para dejarte en paz — sus dedos acarician mis labios — Pero no puedo y la verdad tampoco quiero hacerlo. — sus caricias van de nuevo a mi cuello haciendo círculos y bajan un poco más hasta mi escote — Se que tú también me deseas.

No podía articular ninguna palabra, mis ojos estaban perdidamente en sus pupilas, me tenía completamente hechizada y más cuando hablaba con esa voz sexy y gruesa que tiene. Y aun así no podía dejar de verle, le había alborotado un poco el cabello con las manos cuando me besó sin control. Es demasiado atractivo, así se veía buenísimo y me hizo recordar cuando lo vi por primera vez sin camisa, cuando vi su torso firme y bien definido. Todo en se podría decir que es perfecto, quisiera recorrer mis manos por todo su abdomen y dejar besos por doquier.

— Pero… ¿cómo…? — Balbuceo

— Como respondes a los besos que te doy, tu cuerpo responde al momento que te toco — depósito un suave beso en mis labios, y su mano acaricia mi muslo desnudo, me estremezco hasta sentir una sensación y humedad en mi entrepierna — Y tus ojos me lo dicen todo.

— Esto no puede ser… yo no soy una p…

Él me interrumpió mientras tapó mis labios con sus dedos.

— Se la clase de mujer que eres — dijo en voz baja — Nunca te obligaría a nada que no quisieras hacer.

Lo mire anonadada por su respuesta, no esperaba eso de él, creí que en cualquier momento él iba hacer uso de su poder para tomarme cuando quisiera. Pero me había dejado en claro que el me deseaba y que nunca me tomaría a la fuerza y puedo creer en sus palabras porque noté sinceridad en su mirada cuando lo dijo.

— Cenemos algo — vuelve hablar para decir eso de repente,  mientras se aleja y me suelta lentamente.

Eso no había sido una pregunta, no tuve tiempo a protestar y él ya se encontraba con el teléfono en la mano mientras marcaba un número. Mientras llamaba, se fue caminando por un pasillo, no sé que había pasado y porque había tomado ese cambio repentino. No había intentado nada por tomarme, había dicho que no me tomaría por la fuerza, si yo no quisiera. Pero la verdad era lo que más deseaba.

Minutos después llamaron a la puerta, me iba a levantar para ver quien era, seguía sentada en el sofá. Pero él apareció por donde se había ido. Se había cambiado de ropa, traía un pantalón de mezclilla negro y una playera de cuello V azul oscuro. El cabello lo traía húmedo y supuse que había tomado una ducha.

Abrió la puerta y mostrando del otro lado al tipo chocante, el guardia que trabaja para él, lo llama por su nombre "Franco" así que así se llama.

Y le entregó una bolsa, antes de cerrar la puerta. Diablo camina hacia la mesa y la deposita, al parecer es la cena, saca el contenido.

— La cena está lista — mientras sonríe extiende sus brazos y señala hacia la mesa.

— Cuando dijiste que cenaríamos, pensé que cocinarías. —me acerco a su lado y veo todo servido en unos platos de porcelana — Bueno tan siquiera no son en platos desechables. — bromeo.

— Oh su majestad, disculpe si esto no estaba su altura — se para recto y agacha su cabeza para hacer una reverencia —  Pero digamos que la cocina y yo no nos llevamos muy bien — levanta la cabeza y se rasca la barba mientras hace un gesto.

Sonrío por su tonta broma, nunca creí que pudiera reírme con el de sus ocurrencias. El me regala una amplia sonrisa y me invitó a sentarme. La comida se ve toda deliciosa. Pensar que esta era nuestra primera cena juntos, nunca creí llegar a comer con él, más bien nunca llegué a a pensar que pudiera estar a solas con él en su departamento y estar riéndonos como si nos lleváramos bien. Y eso estaba haciendo que me sintiera cómoda a su lado.

—¿Puedo saber porqué razón estabas en ese lugar? — le di un trago a mi bebida, que me había servido.

— Acompañaba a mi amiga — confesé, esperaba no meterla en problemas, a pesar de que ella no pensó en mí yo si lo hacía. — Había ido al baño y me perdí en los pasillos — miento un poco. Pero el frunce el entrecejo, parece no creerme.

Definitivamente no quería exponerla, a pesar de todo ella es mi amiga y yo nunca le jugaría mal, necesito desviar la plática para que no se entere de la verdad.

Estaba por hablar para darle otro giro a la conversación pero él me ganó haciendo otra pregunta.

—  ¿Qué tal te va en tus estudios? Tengo entendido que estudias medicina — al parecer noto mi incomodidad por la anterior pregunta y él mismo cambio la conversación. Pero se me hace extraño que sepa que estudio, solo me queda pensar que me vigila en todo — Se lo que piensas — dice, me había quedado callada — La verdad te confesaré algo — deja el cubierto con el que estaba comiendo y toma un trago de su bebida — Cuando investigué tu dirección supe donde también estudiaba y por esa razón me enteré que estudiaba medicina.

—  ¿Qué hiciste que? — quedo sorprendida, aunque cualquier cosa debería esperar de él.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno]