Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno] romance Capítulo 31

LILLIE

Mi mirada pasaba de mi madre a ese señor misterioso que estaba de pie a lado de su cama. Los ojos de ella denotaban algo de preocupación, la conocí muy bien y por eso se que algo pasaba.

¿Espero no sea nada grave?

Camine hacia ella, para así acercarme un poco más. El señor desconocido no dejaba de mirarme, no era una mirada perversa que pudiera incomodar, si no parecía otra cosa, pero algo extraño, como si nos conociéramos, como si ya nos hubiéramos visto de algún lado. Pero no era así, nunca en mi vida me había cruzado con este hombre, si hubiera sido así, nunca lo hubiese olvidado. Se nota que es una persona que con su presencia demuestra poder, misterio, y elegancia. No sé si sea a todos les haga sentir así, pero conmigo así sucedió.

— Hija… ven… acércate más — en la voz de mi madre notaba algo de nervios.

Llego hasta ella. Le doy un suave beso en la mejilla y un corto abrazo.

— Mamá, ¿como te sientes? — pregunte.

Mientras me separo de ella, tomo su mano con delicadeza. Y puedo ver de reojo como ese hombre misterioso, se aleja y pone algo de distancia. Y se queda de pie viendo por la ventana, mientras nos ignora.

— Ya mejor… — ella fija su mirada en mí — Hay algo importante que quiero decirte.

La miro extrañada por su respuesta, espero no sea algo malo.

— ¿Qué sucede? — comienzo a preocuparme.

Ya se la situación por la que está pasando con su enfermedad, pero su tono de voz y lo que refleja su mirada, hace que entre en pánico. Cuando mi hermana me contó de ello, se había mostrado diferente, si estaba preocupada, pero calmada, muy contrario a mi madre que parecía que quería salir corriendo y su nerviosismo hacia presencia. O tal vez tenía miedo, eso era lo extraño, ya que ella nunca le gustó mostrar debilidad ante esa enfermedad, no quería vernos tristes, ni que nos preocuparnos, por eso siempre había sido fuerte.

Pero puede ser que esto ya le esté afectando.

No quiero pensar así, no quiero pensar que mi madre se pueda dejar caer, se de por vencida, y verla de nuevo deprimida. Hubo un tiempo donde recayó en depresión, pero siempre quiso que viéramos solo su lado de valentía, su fortaleza, y más yo. Decía que yo era muy frágil, y que todo me afectaba. Por esa razón siempre acostumbraban protegerme ella y Alex, pero yo me sentía con mucha fuerza, tal vez no estaba lista para perderla, o quizás nadie esta listo para perder a su mamá, y más yo que soy muy pegada a ella.

Ella es mi todo para mí.

El hombre sigue en su lugar, sin voltear a vernos en ningún segundo, tampoco se ha presentado así que no tengo ni idea de quién sea. Creo que tendré que preguntar, ya que esto es muy extraño, solo está ahí de pie como si nada, y lo peor es que es un desconocido escuchando nuestra conversación.

Cuando estoy apunto de preguntar, mi madre me quita las palabras de mi boca, para sacarme de mi duda.

— Cariño, primero quiero — me dice, y después deja de verme para mirar al señor — Él es.. un amigo.. — dice, y hace pausa, no se porque esta nerviosa — Lionel Bachman, un viejo amigo, lejano.

Termina de decir, no deja de verlo, pero no me ve a mí. Y tampoco le dice como me llamo, solo lo presenta a él, como si él ya supera de mí, o tal vez sean ideas raras mías.

El hombre vuelve a fijar la mirada solo en mí, no logro descifrar esos ojos, son un misterio, son muy profundos, pero brillar cada vez que me ven, o pueda ser que así sean, no sea por mí.

— Es un placer por fin conocerte — después de tanto tiempo habla, su voz es muy potente y ronca, pero en sus palabras pude notar amabilidad y afecto, como sí en verdad le diera gusto conocerme.

Esta cabeza mía.

Sin dejar de verlo, rodeo la cama para acercarme un poco a donde se encuentra y poder así presentarme como debe de ser. Mi madre siempre me enseñó que la educación es muy importante, y presentarse correctamente es una de ellas.

— No sabía que mi madre tuviera un amigo lejano. — digo al momento que camino para acercarme — Un placer conocerle — extiendo mi mano para saludarle — Lillie Watson — sonrío, no sé si mi madre le haya dicho mi nombre, pero aún así se lo digo.

Él no responde, pero deja de verme, hasta creí que me iba a dejar con la mano extendida, mientras esperaba el saludo. Mi sonrisa se fue poco a poco borrando, cuando estaba por retirar la mano. Él respondió tomándola con rapidez, pero al hacerlo se acercó más a mí, haciendo que ese saludo se formara en un abrazo. No sé en qué momento paso todo, a aquello fue muy rápido que ni cuenta me di, el me rodeaba entre sus brazos y yo me quedé congela de su reacción.

Era algo extraño, por más que fuera un amigo de hace años de mi madre, aún así seguía siendo un desconocido para mí, era algo incómodo por la situación en que no lo conocí, pero era algo fuera de lo normal, porque me sentía calmada, como si este abrazo demostrara cariño y protección. Era una sensación algo parecida a la que sentía como cuando mi madre me abrazaba, pero lo más curioso era como si yo hubiera estado esperando ese afecto.

No sabía cómo responder, ni como explicarle a mi mente las sensaciones extrañas que sentí.

No sé si pasaron segundos o minutos, pero parecían más minutos, cuando el hombre reaccionó a su arrebato de abrazarme y se alejó algo apenado.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno]