Sorpresa de una noche romance Capítulo 3

Lydia echó un rápido vistazo al contenido del vídeo. Al entrar, arrojó su mochila sobre la silla justo enfrente a la cama y grabó a los dos desplomándose juntos en la cama.

Lo de después se avergonzó en verlo y no quiso enviar fotos de sí misma desnuda, por lo que, cortó el video. Lo editó en un archivo adjunto de correo electrónico y escribió cuatro o cinco correos rápidamente antes de levantar su teléfono ante el hombre.

—Devuélveme mi collar y borraré el vídeo, o lo enviaré en grupo ahora mismo.

El hombre la miró con interés, ésta llevaba una cámara de fotos, ¿era como las otras mujeres que querían amenazarle con escándalos para entrar a la familia León?

El hombre se lo pensó un momento y lo desechó con indiferencia:

—Como quieras.

Le daba igual las intenciones del este mujer, porque él no tenía miedo de esos chismes.

A Lydia le irritó la mirada despectiva y no tenía nada que temer porque estaba a punto de morir.

Ya que su oponente era un matón, ¡lo mandó!

Pulsó enviar, y se envió con éxito.

Entonces, miró a Eduardo y, sorprendentemente, ¡se había puesto a trabajar tranquilamente en su tarea!

«¿Realmente no está preocupado? ¿O los correos electrónicos son falsos?»

Mientras ella se lo preguntaba, Eduardo levantó la vista y le dijo:

—Si no tienes otra cosa que hacer, puedes esperar aquí un rato y ver si sales perdiendo tú o yo cuando se envíe este tipo de vídeo.

Lydia se sentó al instante en el sofá de cuero de su despacho, de todas formas, hasta que no le devolvía el collar, o ella no tenía intención de irse.

Tal exabrupto fue como un tiro de piedra y en sólo cinco minutos, el vídeo del presidente del Grupo Emperador, Eduardo León, en una habitación con una mujer misteriosa, se extendió como una plaga.

Ella sacó tranquilamente su teléfono, miró las noticias y se sintió un poco mareada.

Podía ver que Eduardo era de condición noble, pero no esperaba que fuera tan noble.

El presidente del Grupo Emperador, el heredero de la familia León, una de las cuatro familias más importantes, el hombre más misterioso y honorable de la Ciudad S, había revelado por primera vez a su escandalosa novia.

Javier llegó a la oficina y le preguntó a Eduardo qué iba a hacer con el escándalo.

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