Sortilegio romance Capítulo 12

Luego de terminar de hablar con Jazmín. Samanta y ella bajaron hacia el estacionamiento juntas. Ya estando ahí se despidieron. Margot aún no podía creer como su hermana había aceptado hablar con ella como si nada. Después de despedirse de Jazmín, Samanta camino hacia donde se encontraba su hermana. Ella rápidamente intervino.

—¿A qué vino esa tipa? —le preguntó Margot a su hermana.

—Solo vino a pedirme disculpas por lo sucedido.

—No me digas que la perdonaste.

—Sí, pero le deje en claro que nuestra relación jamás podrá ser como antes. Cuando la confianza se rompe es muy difícil volverla a reconstruir. Así que la perdone porque no soy una persona que guarda rencor, pero eso no quiere decir que volveremos a ser las mejores amigas como antes.

—En ese sentido eres mejor persona tú. Yo jamás hubiera perdonado a una persona que me traicionará de esa manera.

—No sé si soy una buena persona, solo sé que en este momento solo quiero enfocarme en mí y en las cosas que quiero cambiar para mejorar mi vida.

—Eso es todo. Ahora vámonos que se nos hace tarde.

Samanta y Margot subieron al vehículo de Margot y partieron rumbo al aeropuerto. Margot se comprometió a quedarse en el país hasta que Samanta regrese de su viaje. Ella se encargará de irla a recoger al aeropuerto luego de las dos semanas que ella pasará fuera. Al llegar al aeropuerto ambas mujeres bajaron del vehículo. Samanta ingresó e hizo el respectivo chequeo de su equipaje. Aún hacía falta una hora para que su vuelo partiera así que fue a la cafetería junto con Margot para esperar.

Cuando ya habían transcurrido unos cuarenta minutos Samanta se puso de pie y se despidió de su hermana.

—¡Muchas gracias por todo! Eres la mejor hermana mayor del mundo.

—Si yo soy la mejor hermana mayor. Tú eres la mejor hermana menor, te pido que te cuides mucho. Si necesitas que vaya para apoyarte solo debes avisarme.

—Ya me has ayudado lo suficiente, no te preocupes yo estaré bien.

Luego de eso las mujeres se dieron un fuerte abrazo, mientras que Samanta se dirigió a la sala de espera para abordar su avión; Margot se dirigió hacia el parqueo del aeropuerto para subirse a su vehículo y regresar al departamento de su hermana.

Mientras esperaba abordar el avión un poco de nostalgia golpeó a Samanta. Se puso a pensar en lo diferente que hubiera sido este viaje si Fernando la hubiera sabido valorar y ellos dos hubieran terminado casándose. Unas cuantas lágrimas se derramaron de sus ojos en eso un pañuelo fue puesto frente a ella. Samanta levantó su rostro y vaya sorpresa que se llevó al ver que la persona que le estaba ofreciendo aquel pañuelo para limpiarse sus lágrimas no era nada más y nada menos que Maximiliano Montalvo.

—¡Muchas gracias! —le dijo ella mientras tomaba el pañuelo para limpiarse las lágrimas que se habían salido de sus ojos— Que pena con usted, cada vez que me ve no me encuentro en un buen momento— le dijo ella mientras se limpiaba las lágrimas.

—Supongo es el destino que quiere que yo sea su ángel de la guarda —le dijo él con una amplia sonrisa en el rostro.

—Si es así usted hace muy bien ese trabajo —le dijo ella devolviéndole la sonrisa.

En eso por la bocina empezaron a mencionar el vuelo de Samanta. Había llegado la hora de que abordará el avión. Se sorprendió mucho al ver que Maximiliano también tomaría el mismo vuelo que ella. Las sorpresas no terminaron ahí. Ya que a parte de todo les tocó viajar juntos.

—Creo que mi trabajo aún no termina —le dijo él entre risas— me alegra tanto que la persona con la que tendré que viajar a la par sea usted. Con eso de que compramos el vuelo a último momento.

—A mí también me alegra que la persona que compró el vuelo al lado mío sea usted —le dijo Samanta a Maximiliano.

Durante todo el vuelo hasta llegar a Hawai fueron hablando acerca de sus respectivos negocios. Maximiliano le comentó a Samanta que él iba hacia Hawai a una convención, a la cual se suponía asistiria el vicepresidente de la compañía, pero este se enfermó a último momento. Por su parte Samanta le comento que ella venía a disfrutar del que sería su viaje de luna de miel. Cuando llegaron a Hawai Maximiliano se ofreció en llevarla hacia su hotel. Para sorpresa de ambos, nuevamente se dirigen hacia el mismo lugar.

—Permítame llevarla hacia su hotel —le dijo Maximo.

—No quiero ocasionar más molestias —le dijo ella.

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