Sortilegio romance Capítulo 4

Samanta se levantó temprano el día de hoy, había dejado listo su equipaje desde el día anterior, se encontraba realmente emocionada, ya que después de mucho tiempo volvería a ver a su hermana, algo le decía que ella le podría ayudar con el dilema que trae en este momento consigo. Tomo su equipaje y lo subió a su vehículo, a Fernando le dijo que ese fin de semana tenía un viaje de negocios, el día anterior mientras lo visitaba había decidido dejar cámaras escondidas en diversas partes del departamento, aun no sabía para que le servirían esas grabaciones, pero sintió un instinto y decidió seguirlo.

Al llegar al aeropuerto su hermana Margot ya se encontraba esperándola a la salida, se dieron un fuerte abrazo y le ayudo a subir su equipaje al auto, salieron con rumbo a Santa Mónica que es donde Margot estaba residiendo. Mientras iban en camino, se pusieron a platicar.

—Cuéntame ¿Cómo has estado? —le dijo Samanta.

—Me ha ido muy bien, no me puedo quejar, tengo un empleo que me encanta y deja mucho tiempo libre, y eso me da la oportunidad de poder visitar mi empresa muy seguido.

—Como siempre mi hermanita dedicándose solo a trabajar y no a disfrutar de este maravilloso lugar.

—Aunque no me lo creas, los fines de semana disfruto mucho, y este fin de semana te lo mostraré —le dijo Margot con una amplia sonrisa en su rostro.

—Eso espero, estoy realmente ansiosa por despejar mi mente.

—¿Te sucede algo?

—Cuando nos encontremos más cómodas, te cuento, por el momento prefiero ir disfrutando de tu compañía y esta hermosa vista.

—Está bien —le dijo Margot.

Durante el resto del tiempo que duro el viaje hasta la casa de Margot, fueron recordando momentos de su niñez y como había cambiado todo al pasar los años, aunque lo cierto era que ambas se habían convertido en mujeres realmente exitosas. Samanta se encontraba muy emocionada ya que su hermana vivía a cinco minutos en vehículo de la playa de Santa Mónica. Estaba decidida a no solo llorar ese fin de semana, sino que también disfrutarlo, lo más que pudiera.

—¡Bienvenida! —le dijo Margot a su hermana mientras le ayudaba a ingresar sus maletas a la casa— como puedes observar es una casa pequeña, pero es más que suficiente para mí.

—Eso si —le respondió Samanta— me encuentro realmente agradecida por la invitación —sentencio.

Margot la dirigió hacia la que sería su habitación durante ese fin de semana, ya que quería disfrutar mucho de su viaje Samanta había comprado un vuelo temprano así que, al llegar a la casa de su hermana, aún era temprano, ella decidió quedarse desempacando en lo que su hermana bajo hacia la cocina a preparar algo para que pudieran merendar juntas. Al terminar de desempacar su maleta bajo hacia el comedor, donde su hermana ya estaba terminando de preparar unos sándwiches de jamón con queso, y un delicioso jugo de naranja, ambas se sentaron y mientras comían se dispusieron a platicar.

—Ahora sí ¿cuéntame que le pasa a mi niña?

—He descubierto que Fernando y Jazmín me están traicionando.

—Así que ese descarado no cumplió con su palabra, y continuo con ella.

—¿Cómo? —le pregunto con sus ojos grandes— ¿tú ya lo sabias?

—Lamento no habértelo dicho en ese momento, pero durante la fiesta de compromiso, los encontré besándose, yo me encontraba buscando el baño, ya que nunca había estado en casa de él me equivoque e ingrese a otra habitación, los confronte pero ambos me dijeron que había sido solo un beso por impulso en el momento, pero que no había pasado nada más, yo quise correr y contarles a todos lo que había visto, pero ellos me convencieron de que ese había sido un evento aislado y que jamás volvería a pasa, salí de esa habitación no muy convencida, pero al ver tu cara de felicidad y como le presumías a todos tu anillo y al maravilloso novio en ese momento ya prometido que tenías, no tuve corazón para romperte el corazón y decidí confiar en ellos, quienes me juraron que no querían hacerte daño.

—Así que vienen engañándome desde hace mucho tiempo —dijo Samanta con un nudo en la garganta al punto del llanto.

—Lamentablemente creo que si mi niña, pero ¿Cómo los descubriste?

—Fernando me dio las llaves de su departamento, un día decidí llegar de sorpresa, y los escuché a los dos en la cama, teniendo relaciones y hablando mal de mí.

—Eso quiere decir que ese beso no fue un evento aislado, y si hubiera llegado unos minutos más tarde posiblemente los habría encontrado sobre la cama, que descarados.

En eso Samanta comenzó a llorar desconsolada, no podía creer que ellos dos podían ser tan hipócritas, fingiendo amor para con ella mientras a su espalda se reían y hablaban mal de ella.

—¿Por qué me hicieron esto a mí? ¿Qué les hice de malo? —gritaba entre un mar de lágrimas.

—No sé, por qué lo hicieron lo que sí sé es que tu no les has hecho nada malo, a ninguno de ellos, tu siempre has sido muy buena con ellos dos, ellos son los desconsiderados, que no saben querer a las personas que les brindan su cariño sincero. Tú eres la mejor persona que yo conozco, la más noble, leal, tú no tienes culpa de nada ¿me entiendes? —le decía Margot mientras la abrazaba.

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