Te Quiero Como Eres romance Capítulo 21

Micaela pensó en pedirle que durmiera en la cama de su habitación, ella era más pequeña y cabía en el sofá, pero tenía miedo de que la llevara a dormir en la cama con él.

Así que se tranquilizó pensando que tal vez volvería en un rato…

Había un periódico bajo el desayuno. Micaela levantó su desayuno y se sentó, abrió el periódico y le echó un vistazo rápido, sus ojos fueron atraídos por un anuncio de trabajo en la columna de la derecha.

«Necesitamos varios ayudantes de diseño de joyas…».

La mente de Micaela divagó y volvió a mirar con atención la fecha, era el periódico de hoy.

La ubicación no estaba muy lejos de aquí, estaba a sólo 5 paradas de autobús.

Era un trabajo que le encantaba e iba a probarlo.

Micaela volvió a fruncir el ceño al pensar en su anterior rechazo.

«¡Como sea! ¡Tengo que probarlo!

¿Puede Adriana ser tan poderosa como para evitar que todas las empresas se nieguen a contratarme?».

Tras lavarse y cambiarse, se sentó y se apresuró a desayunar.

Sabía bien, pero su mente estaba hecha un caos…

Después de recoger todo, salió con su bolso.

Al bajar las escaleras, miró hacia el césped donde había estado ayer y Marcos ya no estaba allí.

La forma en que actuó ayer hizo que ella no quisiera volver a verlo.

Después de anoche, él también debería haber aprendido la lección, ¿no? Pensó Micaela, salió del barrio y fue a coger un autobús.

Llegó al lugar donde el periódico decía.

Nubcanción.

El nombre de la empresa era bastante especial y la ubicación estaba en una zona relativamente concurrida de Teladia.

Acababa de buscar en Google y descubrió que Nubcanción era una filial del Grupo Núñez, que, a su vez, se dedicaba principalmente al diseño de joyas y jade.

Cada temporada, Nubcanción destacaba un accesorio tan impactante que había que encargarlo con un mes de antelación para poder hacerse con él.

Aunque sólo era una empresa subsidiaria, en ella trabajaban varios diseñadores muy distinguidos…

Micaela llegó a la tercera planta de la sala de entrevistas y escudriñó la amplia sala de espera… ¡había tanta gente acudiendo a las entrevistas!

Cualquiera que se fijara en Micaela no podía evitar mirarla dos veces.

Micaela estaba acostumbrada a las miradas, con una leve sonrisa en el rostro, pero un aura de distanciamiento que detenía a varias personas que querían acercarse a ella.

Micaela se dirigió a la recepción y rellenó los formularios. La recepcionista miró su letra y pensó: «¡Qué bonita es y qué bonita es su ortografía!».

Una vez entregados los formularios, Micaela encontró un asiento vacío y se sentó.

—¿Te has enterado? Uno de los que están hoy es el diseñador Kiki.

—¡Vaya, sería genial ser cogido por ella!

—Sí, Kiki tiene mucho talento y me encantan sus diseños. He oído que también es muy maja y es muy guapa.

—Me encantaría trabajar bajo sus órdenes, ¡aunque no me paguen! Si aprendes sus habilidades, no tendrás que preocuparte.

***

Micaela escuchó en silencio su conversación.

La entrevista comenzó, era individual, aquellos cuyos nombres fueron llamados pasaron a la oficina para ser entrevistados.

Uno a uno, la gente entraba y luego salía, cada uno durante sólo unos minutos.

El tiempo pasó y la sala fue disminuyendo poco a poco.

—¡Hola!

Una voz masculina sonó a su lado y Micaela giró la cabeza para ver a un chico con un jersey blanco sentado en el taburete de al lado, con aspecto simpático y posiblemente recién licenciado como ella.

—Hola.

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