Te tomo prestado romance Capítulo 115

¡Las lágrimas corren por mis mejillas!

¡Por fin!

¡Gracias a Dios, gracias!

¡Cómo he esperado esta hora!

Me lanzo hacia la mujer, agarrándola en mis brazos, y susurro, susurro, susurro como un loco.

- Gracias, gracias. Creía, sabía, esperaba...

- ¡Cállate, mi niña, cállate! - Me acaricia como si fuera su propia hija en la cabeza. - Te aseguro que no hay nada de qué preocuparse ahora. Puedes ir a lo de Bulat ahora mismo. Puedes dejar a tu hijo conmigo por ahora, bajo mi responsabilidad.

Me sorprende la preocupación de la mujer, porque sólo nos conocemos desde hace cinco días, pero en ese tiempo nos hemos hecho muy amigos.

Es una persona muy agradable y amable. Empecé a tratarla como una madre. Y la propia Raisa Pavlovna se interesó por mi historia con Bulat, que le conté de principio a fin, cuando tomábamos el té juntas por las tardes. Necesitaba alguien con quien hablar, para hacerlo menos doloroso y triste.

- Tengo una enorme deuda de gratitud con usted. Me aseguraré de agradecérselo.

- No tienes por qué, Nastya, eres como de la familia para mí", dijo, "no te presto más atención que a los demás pacientes por motivos de lucro, sino por bondad humana".

- Gracias de nuevo, de todo corazón.

No puedo. Es tan difícil contener las lágrimas.

Pero ahora lloro de felicidad por estar rodeada de gente tan maravillosa y porque la vida empieza a mejorar.

- Muy bien, prepárate, mi hombre te llevará a Bulat.

Me tiemblan las manos mientras empiezo a arreglarme, sustituyendo mi bata de casa por la ropa de calle que me entregó el mensajero de la tienda online hace unos días.

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