Te tomo prestado romance Capítulo 23

- ¿Qué hay de...?

Tengo que preguntar por Ilya. ¡Tengo que hacerlo! Me olvido de él cuando estoy cerca de esta sexy y ardiente perfección.

- ¿Qué?

- Ilya... No tengo contacto con él, sólo quiero saber si está vivo. Sus hombres le dieron una gran paliza.

Me queman con una mirada de descontento. Ya me arrepiento de haber preguntado por el otro hombre al que ahora pertenezco, aunque sea temporalmente.

- Vivo", dijo con frialdad.

- ¿Y la prueba? - Apreté las hojas pegajosas con los dedos.

- Mi palabra es la prueba.

Ese fue el final de la conversación.

El millonario se da la vuelta y se dirige al baño, y yo me quedo mirando su exuberante culo, sin poder apartar la vista. Mi pulso se acelera demasiado. Su culo es jugoso, exuberante, como dos mitades de bollos rubicundos. Me quedo sentada, respirando con dificultad, apretando la manta contra mi pecho, incapaz de soportar la fuente de emociones que surge en mi interior mientras se moja de nuevo entre mis piernas.

No sé exactamente cuánto tiempo pasa, porque es como si me perdiera en el espacio, y cuando vuelvo en mí, veo de nuevo al hombre que salió del baño un segundo antes.

- Me voy de viaje de negocios, estaré allí esta noche, así que no olvides lo que te pedí.

Bulat está de pie junto a la cama con una toalla en las caderas. No lleva nada más. Sólo la toalla y una montaña de poderosos músculos. Su piel está húmeda, bronceada. Un pecho firme y extenso, sin una pizca de vegetación, cubierto de tatuajes. Nunca me han gustado los tatuajes, pero ahora no podía apartar la vista del cuerpo de Bulat.

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