Bulat no se da cuenta. Me besa con ganas. Responde activamente al beso, borrando los límites construidos entre nosotros.
Con ternura. Besar con sensibilidad. Labios con labios. De lengua a lengua. Desliza suavemente su lengua en mi boca y la domina. No tan fuerte como para follarme a mí y a mis labios con su polla, pero sí inusualmente. De una manera nueva. Reverente y sensual...
Ahora nos estamos besando. Y este... este es nuestro primer beso mutuo en los labios. Es real. Es tan apasionado y tan abrumador que sacude mi cuerpo como si estuviéramos en medio de una tormenta.
Su polla se estremece debajo de mí. Bulat empieza a mecerme suavemente encima de él, sobre su duro bulto, sin romper el beso. Mis pliegues hinchados rozan la tela áspera de mis pantalones, que rápidamente se mojan.
- ¡Mierda, no puedo!
El millonario me aleja de él, pero sólo para desabrocharme la hebilla del cinturón. Regaña, arrancando el cinturón con la carne de las trabillas de su pantalón.
- ¡Contenido! ¡Te estás pasando, chica!
Se está volviendo loco. Se está volviendo loco. Desabrocha la bragueta de su pantalón, se baja los pantalones, saca su gran polla, gorda y orgullosa.
- ¡Te voy a dar una vuelta loca!
Entonces me tira de nuevo encima de él. Me aparta las bragas con brusquedad, pasa sus dedos por los pliegues húmedos y... de un solo y fuerte empujón se introduce en mi vientre receptivo. Insaciable, hasta el final.
- Me olvido de mí misma, inclinando la cabeza hacia atrás, atrapando el aire caliente con los labios.
Empiezo a moverme sobre él, justo en el coche. Lentamente al principio, sensualmente, como si lo probara por miedo a la incomodidad. Pero las profundidades de mi vientre están húmedas y calientes. La polla me entra sin esfuerzo.
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