- ¿Encontraste las pastillas en la bolsa?
- Lo hice.
- ¿Los estás tomando?
- Me los llevo.
- ¿No es necesario comprobarlo? - Me lanza una mirada sensual mientras pasamos unos minutos en la carretera acercándonos a la casa. Nos rodea toda una fila de coches: la seguridad personal de Basmanov, como el propio presidente. La vista es impresionante.
- ¡Acepto!
¿No me cree?
- Incluso me llevé el disco.
- Mira, no quiero ninguna sorpresa.
Yo tampoco.
Aprieto más el borde de mi vestido con las palmas de las manos.
- En caso de que decidas aprovecharte de la situación y quedarte embarazada, te llevaré a un aborto.
- ¡No iba a hacer nada! No era mi intención -murmuré, agitando la cabeza en una excusa que hizo que los mechones azotaran mi cara.
¿Quedar embarazada de él?
¿Trampas?
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