Te tomo prestado romance Capítulo 34

Bulat encontró el sediento agujero en los pliegues e introdujo dos dedos en el interior de su vientre.

- Mojado... ¡Lo sabía! - resolló, perdiendo el control. - Envuelve tu dedo alrededor de mi agujero.

El millonario decidió follarme con su polla y su dedo en ambos agujeros al mismo tiempo.

- ¡Uh-oh!

Tal y como pensaba, esta noche, la última antes de irme, iba a ser especial para mí.

- Contigo es imposible resistirse... ¡Ya voy!

Yo también.

Empujó dentro de mí con demasiada asiduidad y rapidez, apretando mis nalgas. Con un gemido ronco, vertió toda su pasión líquida en lo más profundo de mi culo. Con un último y potente empujón, me agarró de las caderas y me empujó encima de él, y yo también tuve un orgasmo, convulsionando en salvajes convulsiones de felicidad.

Después de correrse, Bulat jadeó. Al igual que yo, tardó unos segundos en recobrar el sentido común después de una maratón tan loca.

Pero... habiéndose alejado de mí, volvió a su estado de ánimo anterior: se volvió formidable y frío. Visiblemente reservado y distante. Como si nunca hubiera pasado nada entre nosotros. Nunca pasó nada... Como si fuéramos extraños el uno para el otro. Los transeúntes... no se conocen.

De alguna manera me obligo a alejarme de la mesa. Me acomodo el vestido en su sitio, buscando a Bulat. Ahora está de espaldas a mí, junto a la ventana abierta de par en par, completamente desnudo, fumando un cigarrillo. Tan majestuoso y perfecto, como un verdadero amo del mundo, mirando hacia abajo en su imponente dominio.

Tragando la saliva de mi garganta reseca, concluyo que este hombre incomparable y su magnífico cuerpo pueden ser admirados para siempre.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Te tomo prestado