Tenias que ser tu romance Capítulo 30

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La noticia de que Paula y Fernando eran medios hermanos le cayó a él como un balde de agua fría. No lo podía creer, eso no era cierto, ¿cómo era posible que ellos dos fueran hijos del mismo padre y que tanto su madre como la de ella lo hubiesen mantenido en secreto durante tanto tiempo?

Natalia, vio con una ligera sonrisa, como Paula se alejaba del lugar y no supo porqué se sentía verdaderamente aliviada de que esto hubiese pasado aunque no tenía nada en contra de la mujer. Después tomó la mano de Fernando, que él enseguida soltó.

―Así que eso era ― murmuró Natalia ― mientras yo estaba en Barcelona tú te revolcabas con otra.

―No tienes idea de lo que estás hablando ― respondió Fernando viéndola a los ojos ― no dejes que mi madre te envenene.

―No necesito “envenenarla”como tú dices― respondió inmediatamente su madre― Natalia, sólo está viendo las circunstancias, tú solito le estás dando las pruebas que necesita.

―¿Qué no puedes guardar silencio madre?, ¿qué no puedes por un momento dejar de decir tonterías?, ¿qué no ves lo que está sucediendo?, le acabas de decir a Paula que su padre no es quién cree y todavía te ríes de ella.

―Pues si Paula no puede soportar la verdad ¿para qué vino a buscarla? ― hablo Natalia sin que nadie se lo pidiese. Ella se encontraba sumamente molesta al saber que su prometido estaba enamorado de otra mujer mientras ella de tonta planeaba una fiesta para celebrar su compromiso ― es lo que es Fernando, y eso nadie lo podrá olvidar, así que mejor concéntrate en lo que te conviene, mi amor, que en pocas palabras… soy yo.

―¿Tú?― respondió Fernando― siempre haz sido tú, ¿no es cierto? ― murmuró, para después comenzar a salir de la sala.

―¿A dónde vas Fernando? ― preguntó su madre.

―Voy donde se me pegue la gana es todo lo que diré ― respondió firme y abandonó la habitación sin mirar atrás, ni siquiera a Natalia que de un momento para el otro se había vuelto aliada de su madre.

Esto de verdad era un desastre, uno enorme. Desde que él había pisado este puerto todo en su vida se había vuelto frustrante y complicado. No era libre para demostrarle a Paula que estaba enamorado de ella. Iván le estorbaba con ese “amor” que sentía por Paula de la O, y su madre le había dado la sorpresa más grande de todas al demostrarle el tipo de persona que en realidad era y ahora, para variar, Paula y él era hermanos. Fernando había encontrado a su mujer ideal en el momento equivocado y sin ni siquiera tenerla, ya la estaba perdiendo.

Él, abandonó su casa para caminar por las calles. Necesitaba estar solo y pensar, era demasiado todo lo que le había sucedido en ese día, sólo faltaba que alguien lo atropellara, que para estas alturas era lo mejor que le podía suceder. Así, después de merodear por las calles como un vagabundo, evitando ir a buscar a Paula de la O que sabía en este momento se sentía devastada por lo que había pasado, decidió ir a visitar al único familiar que por ahora le apoyaba y que le tenía confianza, su tío que seguía recuperándose del accidente del incendio.

Tocó la puerta de la casa y dos minutos después, Jovita, la mujer que le ayudaba desde hace muchos años le abrió la puerta para recibirlo con una sonrisa.

―¡Fernando!, ¡qué gusto verte! ― le saludó. Luego cambió su mirada al ver todos los golpes que Fernando traía marcados en el rostro― entonces los rumores son ciertos.

―Rumores, desde que llegué los rumores me atormentan por completo― respondió melancólico―¿se encuentra mi tío?

―Claro, pero ya sabes que es necio y se encuentra en la sala leyendo, no pude lograr que se quedara en la cama.

Fernando, a pesar del dolor del rostro, sonrió ― al menos sé que hay alguien más necio que yo.

―Créeme, él te gana en sobremanera.

―No lo sé, quiero pensar que ahora soy yo quien le está ganando― le comentó mientras entraba al patio de la casa y caminaba hacia la puerta.

Jovita, antes de entrar, le tomó del brazo haciendo que Fernando la viera a los ojos ― siempre una solución Fernando, siempre, no importa si piensas que no, la hay, así que no te desanimes y piensa claro en lugar de rendirte antes de tiempo.

―Gracias Jovita, tomaré tus consejos ― le agradeció Fernando para ahora si entrar a casa de su tío y encontrarlo sentado en la sala leyendo recostado sobre el sofá.

―¡Tío!― le saludó Fernando.

―¡Fernando!, de verdad que me da mucho gusto verte, aunque creo que tú no te encuentras tan bien como yo― le hizo notar mientras veía el rostro golpeado―¿de nuevo te metiste en problemas?

―No es que me quiera meter el problemas tío, simplemente que ahora mi vida se ha complicado en demasía.Todo se ha puesto en mi contra.

Su tío se levantó con mucho cuidado, ya que había partes que todavía le dolían, para después sentarse sobre el sofá y verlo a los ojos ―¿qué pasó ahora?

Fernando suspiró profundo. En verdad le incomodaba traerle a su tío puras malas noticias o situaciones desagradables, aún así le dijo ― mi madre nos acaba de confesar a Paula y a mí que somos medios hermanos.

―¡Qué!― expresó él mientras se ponía de pie de inmediato ignorando el dolor ―¿Qué es lo que haz dicho?

―Lo que escuchas, hoy por la mañana Paula fue a mi casa a reclamarle a mi madre que si era verdad que mi padre era el suyo, y ella lo confirmó.

―¡Pero esto es una locura!, y estoy seguro que no es verdad― se alteró― ¿quién inventó una cosa así?

Fernando se quedó en silencio mientras veía a su tío sumamente enojada comenzar a caminar por la sala―tío, no te alteres.

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