Triple penetración romance Capítulo 2

Me di cuenta de que quiero sexo contigo. Y quiero que tomes mi virginidad. – Yo estaba mintiendo. De hecho, no me importaba quién lo hiciera. Tenía tantas ganas de intentarlo que si no hubiera aparecido Ruslan, sino alguien más, me habría ido con otra persona.

Pero el chico estaba complacido con mi improvisación. Ruslan tembló y gimió de placer, y luego comenzó a acariciarme nuevamente. Y nuevamente tomé la cabeza del pene en mi boca y comencé a chupar, lamiendo las gotitas de lubricante de la polla.

Lentamente, recogí la saliva que había entre las nalgas del tipo, tocando accidentalmente su ano con mi dedo. Ruslan se estremeció bruscamente y exhaló, y la polla en mi boca se movió hacia mi garganta.

– ¿Te gusta cuando te toco allí? – Yo pregunté.

– Sí... – admitió Ruslan.

La respiración rápida del chico dejó en claro que estaba más excitado de lo normal. Puso sus manos sobre mi cabeza y, agarrando mi cabello, empujó su polla. Penetró más y más profundo hasta que comencé a ahogarme con la saliva.

En el siguiente intento de tragar su pene al menos un poco, me atraganté de nuevo con la saliva. El fluido de mi boca fluyó por la misma ruta, desapareciendo en las nalgas del tipo.

– ¿Te gusta chuparme? – Ruslan preguntó emocionado.

– Sí, eres delicioso. – confesé.

Cuando toqué el lugar preciado, su agujero anal, el tipo sufrió un calambre y finalmente me di cuenta de que era su fetiche. Le gusta cuando alguien le toca su ano.

Pensamientos pasaron por su cabeza sobre cómo darle más placer. Quería experimentar, así como entregar el mayor placer a mi compañero de clase.

Levanté sus rodillas hasta su pecho y comencé a admirar su pequeño agujero marrón. Ruslan me miró emocionado. Y esta mirada fue malentendida y confusa.

– Y eres juguetón e ingenioso. – Ruslan susurró emocionado. – ¿Te gusta mi ojo de chocolate?

No sé, creo que me gusta mucho. – murmuré, interesada en tocar el anillo anal con mi dedo, el cual me atrajo con una piel arrugada alrededor de la circunferencia.

Lentamente dibujando círculos alrededor de su agujero anal con mi dedo, sentí la excitación del chico. Su pene se estremeció y se tensó, confirmando su disposición para la aventura sexual.

Luego me acerqué al lugar preciado y lo toqué con la punta de la lengua, comenzando a dibujar patrones con lengua ya dentro del chico. El agujero se estrechó y se expandió dependiendo de mis acciones.​​

– ¡Natasha, eres simplemente encantadora! – susurró Ruslan. – Qué tan bien. ¿Puedes hacerlo de nuevo?

Volví a tocar el ano del chico con la lengua y se encogió, pero después de un momento Ruslan relajó las nalgas, como si me invitara a continuar.

Empecé a lamer su agujero con más fuerza. Y ​​cuando el chico estuvo listo decidí ayudarnos a los dos usando mis dedos.

– Ten cuidado ahí... – Preguntó Ruslan emocionado.

– ¿Alguien te ha acariciado este lugar antes? – pregunté cuidadosamente.

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