(...)
Actualidad…
Samara Pov:
Desperté con un pequeño dolor en la espalda. Abro los ojos y veo que no me encuentro en mi habitación.
- Al fin despiertas, bella durmiente- me dijo una voz femenina, me incorporo y volteo a ver a la dueña de esa voz.
Al parecer no pasó mucho ya que sigue con el mismo vestido.
- ¿Cuánto tiempo me quede dormida? - pregunte.
- Solo una hora- me dijo sentándose en ese pequeño sillón.
- Borraste mis recuerdos de...- juro que lo tenía en la punta de la lengua, bueno no sé quién es, pero recuerdo que había alguien... solo que no lo recuerdo quién... - Ya no me acuerdo quién era.
- Solo los tome, cariño, no te harán falta ¿Verdad? - pregunto divertida.
Me sentí un poco mareada, me paré como pude y volteo hacia donde se encontraba para mirarla.
- Es momento de irme- le dije firme y ignorando su pregunta, no sabia que responder.
- Fue un placer negocios con usted princesa- me dijo parándose también de su asiento.
- Como digas- digo algo molesta, sin pensarlo mucho salgo de esa habitación y cojo el frasco con su sangre de su escritorio- todo lo hago por ti Mary- dije más para mí misma mirando el frasco.
Salí lo más rápido que pude de la casa de aquella bruja. Ya unos cuantos kilómetros lejos de Kalipso dejo de correr y empecé a caminar, necesitaba pensar.
Como quisiera recordar su nombre, como era él, como era su voz, o, aunque sea el color de su piel. Me recuesto al pie de un gran pino y me deslizo hasta llegar al suelo.
- Tal vez fue lo mejor para mí, olvidar quien era él, para así superarlo sin problemas; porque, cómo pensar en alguien que no recuerdas ¿Verdad? - dije dejando que una lagrima se deslizara de mi mejilla.
(...)
Desde donde me encuentro puedo ver la mansión.
Demore al rededor de 2 horas caminando a paso lento, necesitaba tiempo para pensar.
Al acercarme, lo suficiente, veo que todos los guardias están dispersos entre si mientras buscan desesperadamente.
¿Por qué están actuando así?
Los miro extrañada y sigo caminando; cuando pisó el césped del patio dejo de esconder mi olor. Todos voltean a verme, apenas deje de esconder mi olor. Los guardias corren hacia mí salen. Al llegar a mí me rodearon haciendo un círculo a mi alrededor.
- Princesa Samara- dijo Kian abriéndose paso entre los guardias que me rodeaban- ¿Donde estaba metida? Nos tenía preocupados, la hemos buscado por horas.
Miro a mi alrededor; las caras de alivio que tienen mis guardias son notables.
Dirijo mi mirada a Kian, su cara reflejaba tres cosas: molestia, preocupación y alivio.
Tome aire y me pare firme.
- Estuve ocupada, pero lo importante es que estoy aquí, en una sola pieza- respondí sin titubear.
- Sabe muy bien que no puede salir sin una escolta- me respondió Kian, en un tono autoritario, como si de un padre reprendiendo a su hijo se tratase.
- Si iba con una no podrían seguirme el paso- dije algo molesta y me abrí pasó entre los guardias para llegar a la mansión de una vez por todas.
Cuando entre escucho unas pisadas que bajan por la escalera. Miro hacia la dirección de aquel ruido y mis ojos se encuentran con Mary Anne.
- ¿Samara eres tú? - preguntó.
- Si, Mary, soy yo- le dije y subí rápido las escaleras para ayudarla a terminar de bajar.
- Al fin llegaste, saliste hace muchas horas- dijo apenas llegue a su lado, se abrazo a mi cintura- Todos empezaron a preocuparse, te buscaron por toda la casa, estaban muertos de miedo, no sabíamos dónde estabas, teníamos miedo de que te hubiera sucedido algo- me dijo abrazándome fuertemente.
- No te preocupes, ya estoy aquí, nada malo pasara ¿Esta bien? - bajamos juntas las escaleras.
La lleve hasta la sala y nos sentamos en el sillón.
- Temí que algo malo te había pasado, tenía miedo de perderte, eres lo único que me queda- me dijo entre sollozos- No se que seria de mí si tu no estuvieras.
La mire y tenía la cara empapada de lagrimas. La abrace más fuerte y la aferre contra mi pecho.
- Prometo que no te dejaré sola- le dije y le di un beso en su cabeza, intentando tranquilizarla.
- ¿A donde fuiste? - me pregunto todavía preocupada.
- A conseguir algo que me ayudara para volverte feliz- le dije con una sonrisa.
- Con tal de que tu este conmigo yo soy feliz- me dijo.
- No te preocupes, hermosa, yo siempre estaré contigo.
Yo cumplo mis promesas, siempre lo he hecho.
(...)
- Pásame el agua de Luna- dije mientras movía el interior de la olla.
- Aquí esta, toma- me dijo Cass. Agarre el frasco de entre sus manos.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Tú decidiste Rechazarme