Tu no me mandas romance Capítulo 15

Raisa

¿Y ahora qué hago? es lo que pasa por mi mente, yo siempre había soñado con sus labios, con sus besos pero no así, no ahora que sé lo que siente por mi, mientras nos estamos viendo a los ojos con nuestra respiración agitada me debato en que hacer ya que una parte de mí quiere decirle que lo ama y que me bese sin importar que, pero la racional me grita que si hago eso seré una estúpida ya que el me podrá manejar a su antojo, y yo siempre estaré para él esperando algo que él no quiere darme.

-Esto no está bien, no volvamos a repetirlo, por favor - dije separándome de su agarre, dejando de ver esos ojos los cuales te pueden decir todo y a la vez nada, tan oscuros e intimidantes.

Cuando me dirijo a la puerta tomando mi bolsa para irme huyendo como la cobarde que soy con él, me tomó del codo haciéndome girar y pegándome a su duro pecho el cual desde mi adolescencia hormonal ocupaba mis mas perversos sueños donde él siempre era el protagonista, me quedo quieta viendo esos ojos los cuales me miran como nunca me habían hasta hora, con desesperación y profundidad, derribando por un segundo su barrera de crueldad. 

-Espera- dice a la que me paro y  me sujeta de la cintura con fuerza y se acerca a mis labios de nuevo, sellando en un beso demandante, y antes de que se me nuble todo el juicio me pregunto ¿esto esta bien?, el solo a de querer que seas una mas o lo a de hacer para burlarse de mí como un reto personal,  ¿Qué quiero?, y la respuesta llega por sí sola, lo quiero a él, pero no así, no así.

-Detente- dije separándome bruscamente y empujándolo al mismo tiempo que él se tambalea hacia atrás mirándome sorprendido y yo también lo estoy ya que no se de donde saque la fuerza y el coraje.

-Esto no está bien, ¿no crees que estás siendo realmente cruel?, me estas besando sabiendo lo que siento por ti, ¿no crees que me haces daño haciendo esto?, besándome haciendo que sea imposible poderte olvidar, ya me harte Damian lo que sea que estés  jugando- derramó la primera lágrima y mi voz se quiebra, el se trata de acercar pero yo le hago una seña de que pare, el me mira triste pero no dice nada- no lo vuelvas a hacer ya que si lo haces será imposible olvidarte y me destruirá, es el único favor que te voy a pedir en mi vida ayúdame a olvidarte, porque tu ni yo damos para más.

Me dirijo de nuevo a la puerta con lágrimas en los ojos, pero cuando estoy a punto de salir su voz me detiene.

-No voy a poder cumplir ese favor, puedo cumplirte lo que sea menos eso, no quiero que me olvides- dice en voz baja, me giro y por primera vez en mi vida lo veo así, con la cabeza agachada y encorvado muestra de sumisión, sin pensarlo le hago la pregunta. 

- entonces ¿Qué es lo que quieres?- digo con el mismo tono con el que él me habló pero sin dar un paso hacia él, alza la mirada y me ve con un brillo que solo e visto una vez en su mirada pero luego solo se encoge de hombros.

-No lo se- dice y con eso me destroza más de lo que ya estoy, y suelto una carcajada melancólica limpiándome las lágrimas, estas brotan sin límite.

-Eso es a lo que me refiero, yo no merezco un no lo se, yo merezco y quiero un hombre que me quiera y no alguien que no sabe qué es lo que quiere y que me haga sufrir siempre, estar enamorada de ti es tan tóxico, ya estoy cansada de esto, la única que saldrá lastimada de esto seré yo, cuando sepas lo que en verdad quieres me buscas, pero si tu respuesta es que solo quieres jugar conmigo o solo me quieres como amiga de cama no me busques y hazme el favor que te pedí pero si tu respuesta es lo contrario hazlo a tiempo ya que cuando me busques puede ser muy tarde- diciendo esto salgo apresuradamente, sin voltear atrás, cuando por fin llego abajo me encuentro a Madison en la entrada como esperando a alguien mientras revisa su teléfono, pasó junto a ella sin importarme si me ve o no, ya no soy una niña de quince años a la que puede intimidar fácilmente.

 -Hey tu- oigo que dice atrás de mí no quiero voltear pero termino haciéndolo y me la tomo a dos pasos de distancia con sus brazos cruzados en el pecho.

- ¿Qué se supone que haces aquí?- dice y yo alzo una ceja ya que no creo que haya dicho eso.

- Eso a ti no te debe de importar y por favor no me vuelvas a hablar.

-Así que todavía me guardas rencor, pensé que ya lo habías olvidado, o que te quedó el trauma de tus dientes de hojalata- lo dice con burla, aprieto mis manos  para contenerme.

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