Tu no me mandas romance Capítulo 33

Raisa.

Me besó en los labios.

-Eres tan bonita- me ve a los ojos con ese brillo que no había visto nunca en ese mar negro, me sonríe con cuando me le quedo viendo, sin decir nada.

-Te quiero- le digo cuando baja los besos a mi cuello, él sonríe en este dando un pequeño beso.

-Yo también me quiero- sigue bajando sus besos.

-Tenías que decir algo bonito también- digo después de que el metiera uno de mi pecho a su boca y este lo recibiera gustosamente.

-Tienes bonitas tetas- dice aun con mi seno en su boca, yo no digo nada ya que en el momento que bajó su mano a mi centro no puedo articular palabra alguna mas que ruidos, el se separa de mi pecho dejando un beso en este y un hilo de saliva, separa su toque de mi y me acaricia con su mano que estaba desocupada la mejilla.

-No soy un hombre de palabras y talvez casi nunca escuches un te quiero o palabras bonitas de mi pero siempre te lo tratare de demostrar, esto es difícil para mi nunca me he mostrado cariñoso o con apego con alguien, pero cuando quieras saber que siento por ti- desabrocha con agilidad su camisa la cual aun lleva puesta dejando su torso desnudo, dejándome ver que son ciertas las especulaciones de que lo que mas ama después del trabajo es el deporte, tan marcado su cuerpo pero sin broncear, mostrando su pálida piel que combina con su cabello rubio y ojos negros como la noche, toma mi mano y la pone en su pecho donde esta su corazón latente- siempre pon tu mano en mi pecho y  sentirás como late por ti y solo por ti no tengas duda tonta.

Sonrió atrayéndolo de nuevo a mi  besándolo pero este es un beso uno tierno que lo disfrutamos sin urgencia pero con el pasar de los segundos se transforma en uno  lleno de deseo y lujuria, me separo de el beso lo veo con una sonrisa mientras me doy la vuelta, quedando el abajo de mi ahora yo tomando el control, paso mis manos por su cuello, pasándolo por su duro abdomen, llegando a su pantalón, tomo el cinturón quitándoselo con urgencia y tirandolo a un lugar de mi habitación, haciendo un sonido, llevo mis manos a el botón de el pantalón abriéndolo con el cierre, luego lo bajo con su ayuda, no sin antes que el saque un envoltorio plateado repitiendo la acción de el cinturón, hora solo falta su bóxer negro el cual hace contraste con su piel, cuando llevo mis manos a esta el las toma negando con la cabeza y me da la vuelta ahora el estando arriba de mi.

-Eres una niña traviesa dulzura- me da un beso mirándome con su perversa mirada, se baja el bóxer pero como él está arriba de mi no me deja ver más allá, levanto con mis manos sus hombros dejando a mi vista ahora si a su amigo, el cual fue fantasía de todas de la universidad, y veo que el rumor era cierto, es tan grande, con un grosor que  no podría describir por más que quisiera, esta erecto y pienso cuánto medirá.

-¿Te gusta lo que ves?- asiento sin vergüenza de verlo, el se posiciona entre mis piernas haciendo fricción con mi parte intima, robándonos a los dos varios gemidos, abre con la boca el empaque poniéndolo con tal agilidad que parece todo una maestro, cuando termina de hacerlo, se agacha de nuevo poniéndose entre mis piernas abiertas besándome, siento como me va penetrando despacio, el se separa de el beso mirándome a los ojos mientras me da pequeños besos, siento un poco de dolor al tenerlo adentro con incomodidad por lo que él se detiene aun así rompiendo una barrera que me da vergüenza todavía tener a mi edad.

-soy...- el me calla dándome un beso.

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