Tu no me mandas romance Capítulo 44

Dos meses después..

Raisa.

-Apresúrate Raisa, el vecino acosador ya esta aquí molestando- Escucho a Jane gritar desde la sala, yo con prisa me pongo los aretes, me doy una mirada rápida en el espejo aprobando mi imagen, un vestido liso color negro con mangas y un escote en v con la espalda descubierta, con una sonrisa salgo y paso a la sala donde veo a Jane ya arreglada con un vestido rojo ajustado, sin mangas con una abertura en la pierna que la hace ver muy elegante e insuperable, y junto a ella esta su guapo hermano con un traje negro acentuando su alto y delgado cuerpo atlético, con su cabello hacia atrás perfectamente acomodado dándole un aspecto aun mas serio e intimidante, sinceramente se ve jodidamente bueno, muy bueno, me le quedo viendo, veo como el me recorre con la mirada veo ese brillo en sus oscuros ojos que tanto me gusta, ese brillo que solo a mi me muestra y espero que siempre o haga, el se me acerca a paso lento, cuando esta cerca de mi se agacha un poco y me da un beso en los labios, su sabor siempre me encanta, sabe a a menta fresca, siento como me rodea con sus brazos la cintura juntándonos.

- Eres hermosa dulzura- sonrió viendo su cara amargada.

-Tu estás muy guapo, tanto que no quisiera que fuéramos y quedarnos aquí solos- rodeo mis brazos en su cuello acercándolo a mi sintiendo su nariz rozar con la mía.

-Por mí no hay problema, quedémonos- me aprieta la cintura, él es perfecto para mí.

-Nadie se va a quedar, recuerden que nos están esperando, luego hacen sus cochinadas, pecadores, ahora andando, yo me voy por separado, están advertidos los quiero ver allí- la miró salir del departamento, Jane cada día es más amargada, pero tiene razón, me separo de Damián, el cual se le queda viendo a la puerta con ojos de depredador mientras que aprieta la mandíbula, conociéndolo a de estar maldiciendo a Jane. 

-Vamos- me tiende la mano mirándome, la tomó, su mano está tan fría y las mías siempre tan calientes así que nos complementamos, salimos del departamento y nos metemos en el ascensor.

-¿Nunca has tenido ganas de hacerlo en un elevador?- dice de repente mirándome con ese gesto tan penetrante queriendo saber todo, me quedo sin palabras.

-Eres un pervertido- él sonríe de lado.

-Eso no contesta mi pregunta- se acerca a mi cuello, y dejando hay un beso dice- pero lo tomaré como un si.

 Cuando toma mi barbilla con su mano doblando mi cabeza hacia atrás queriéndome besar se abre la puerta del ascensor, me separo empujándolo viendo que se ha subido una señora como de cuarenta años, siento que estoy de mil colores, ella se acomoda enfrente de nosotros, dejando el ambiente incómodo, o siquiera para mí , bajó la cabeza por la pena, siento como Damián se acerca a mi dejando su mano en mi espalda la cual está descubierta, sonrió levantando mi cabeza viéndolo, él baja su mano despacio hasta dejarla en mi glúteo derecha, se me borra la sonrisa y niego lo dejo de mirar para mirar a la señora que solo ve al frente, siento como me da un apretón que me hace saltar, lo veo mal dándole con mi codo en su costilla para que se calme, él se agarra el lugar afectado mirándome mal dejando de tocarme, yo le sonrió escucho como se abre la puerta mirando que llegamos al lobby, busco su mano tomándola cuando salimos, la pongo alrededor de mi cintura él la deja ahí, sonrió estirándome para darle un beso de pico, me separo para caminar a la entrada donde nos espera la limosina negra.

-Dulzura eres una chica mala- dice con voz ronca apretando mi cintura, detiene su paso haciendo que haga lo mismo, él se inclina a mi oído sintiendo que mi piel se eriza cuando siento ahí su caliente aliento- mmm me gusta- susurró mordiendo mi oreja un poco, mandando sensaciones a mi vientre,

-Vamos- me da unas palmaditas caminando como si nada enfrente de mí- me quedó parada unos segundos para después seguirlo, veo como camina calmado pero con ese toque que solo él tiene, se detiene dejándome entrar primero, cuando estamos adentro él se acerca a mi.

-Todavía no llegamos y ya me quiero ir- suspira cerrando los ojos para luego verme- lo único bueno de esta noche es verte a ti en ese vestido tan atrevido dulzura me quieres volver loco desde hace rato.

-Espera a que termine esto y seré todo tuya- él frunce el ceño.

-Tu ya eres toda mía- le doy un golpecito en su pierna, el me toma de la cintura sentándome en su regazo, toma mi barbilla volteando mi cara pegando nuestros labios en un beso ardiente, pongo mis manos en su cuello masajeándolo, me separo del beso viendo sus labios los cuales son finos pero firmes a la vez, tocó su mejilla sintiendo como raspa, al parecer hoy se rasuro su barba rubia dejándose liso, dándole un aspecto más juvenil, pero la verdad se ve muy guapo como sea.

-Eres tan hermoso- digo apreciándolo, como siempre he querido y con tanta belleza creo que no me cansaré nunca, sus facciones duras se aligeran tomando una expresión tan linda.

-Lo se- lo jodio todo, no recordaba la egocentridad de los Tuell. 

-Arruinaste el momento de nuevo- veo a otro lado, el toma en su mano mi cara haciendo que lo tenga que ver, cualquiera me tiene que entender no puedo estar enojada ni intentarlo con un espécimen tan jodidamente bueno.

-Que puedo decir- sonríe juntando de nuevo nuestros labios, haci pasamos el rato hasta que llegamos a el salón Bech, una cadena que tiene mi familia de salones de lujo para eventos importantes, Damián se baja primero tendiéndome la mano como el caballero que no es pero aparenta, muy encantador, la tomo con una sonrisa bajándome de la limusina, me quedo aturdida cuando siento los flash en nosotros, tomándonos fotos los camarógrafos, sonrió como puedo, tomando del brazo a Damián y vamos a la puerta, los reporteros lanzan preguntas mordaces hacia nosotros, paro mi paso cuando ya casi llegamos, el me ve y yo le sonrió asintiendo.

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