Tu no me mandas romance Capítulo 47

Un año más tarde.

Damián.

-Escucha no hagas trampa- se queja Raisa golpeando mi pecho.

-No soy tu- dejo de mirar el libro para con una sonrisa lobuna mirarla.

-Te estoy observando- se queja de nuevo regresando su vista a el libro yo hago lo mismo.

Nos tomamos unas pequeñas vacaciones de quince días yendo a la isla privada de mi familia a disfrutar el uno del otro y vaya que hemos disfrutado, ahorita estamos en nuestra habitación recostados en la cama ella sentada en la cabecera mientras yo estoy con la cabeza recostada en su regazo, una excelente posición.

-Sigue- le digo cuando deja de acariciar mi cabeza, ella me mira mal para luego acariciarme.

-Solo si no haces trampa- sonrió, es perfecta aun enojada porque le voy ganando. 

-Lo prometo dulzura- le doy un beso en el muslo descubierto ya que solo lleva un bonito traje de baño que la hace ver mas tierna pero a la vez sexi algo que me vuelve loco y yo estoy en unos shorts solamente.

-Eres un pervertido- sonrió siguiendo leyendo, ya que hemos hecho una apuesta antes de venir aquí, compramos el mismo libro los dos "El príncipe romano", dijimos que a las tres de la tarde nos lo pondremos a leer solo una hora y media y apostamos que el que lo termine primero gana y le podrá pedir lo que sea al otro, llevamos cuatro días haciéndolo y ella apenas va por más de la mitad cuando yo he leído más de cinco veces las mismas treinta hojas ya que no quiero hacerla sentir mal por que yo lo he terminado cuando ella no va por más de la mitad aunque es muy aburrido aunque claro ella no sabe que ya lo he terminado, si fuera otra situación ya le hubiera dicho que gané hace tiempo pero con ella no puedo.

Aburrido veo como faltan más de veinte minutos para terminar con este martirio, me arrepiento por quinta vez por aceptar esta apuesta de la antes emocionada Raisa, hago una mueca, con cansancio tomó el libro y marco veinte hojas antes del final un final impresionante pero de tanto leerlo aburrido, lo dejo en el buro volviéndome a acostar en el regazo de mi dulzura, cierro los ojos disfrutando de este tranquilo momento con ella, siendo como ella acaricia mi cabeza para luego acariciar mi cara haciéndome abrir mis ojos, Veo como me observa dejando el libro a un lado.

-Amo tu cabello es tan suave y tu piel es muy tersa tanto que me da envidia de la mala- sonríe, tomo en mi mano la suya llevándola a mis labios depositando un beso en su palma.

-Así que eso es lo que más te gusta de mi- niega, frunció el ceño, eso nunca se lo había preguntado y solo di por sentado que lo que más le gustaba era mi cabello por eso lo deje largo o mi miembro no lo se.

-¿Entonces que es?- ella me mira con esa cara que siempre ha hecho cada vez que me ve, esa expresión que solo hace conmigo, donde su rostro solo me transmite paz y me hace saber que me ama.

-Tus ojos- la miro extrañado.

-¿Por Qué?- pregunto.

-Porque hace contraste con todo tu pero en ellos puedo ver lo que realmente sientes además me gustan como me ilumina la oscuridad de estos- sonrió, siempre sabe que decir.

-¿A ti qué más te gusta de mí?- dice, me pongo a pensar ya que nunca lo había pensado.

-Tu sabes que mas me gusta de ti- sonrió maliciosamente de lado, ella me da un golpe en el pecho cosa que ya se le esta haciendo costumbre.

-Tus labios, me gustan su forma de corazón además de su tono rojo como el de una manzana, y tus pechos déjame decirte que desde los diecisiete se han formado muy bien, redondos y medianos con una aureola rosa pálida con... - me tapa la boca antes de que continúe con mi descripción minuciosa, veo como se sonroja, giro los ojos, después de todo que hemos hecho y deshecho en este tiempo y todavía hay veces en los que se sonroja pero hay veces en las que las palabras mordaces salen de ella como también la iniciativa. 

-Ya lo entendí- me destapa la boca, tomó sus manos y de un rápido movimiento la sujeto de La cintura poniéndola debajo de mi recostada conmigo arriba.

-Eso es muy bueno- empiezo a besar su cuello.

-Ya no finjas ya lo sé todo- detengo de darle besos levanto mi cabeza con el ceño fruncido, ¿Qué sabe?.

-Ya terminaste el libro desde hace tiempo y no me lo quieres decir- niego volviéndola a besar.

-No es cierto- ella niega.

-Ganaste- hace un puchero, tentándome a morderla.

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