Un beso de verdad [BXB] romance Capítulo 8

¿Quién lo diría? He conseguido soportar a Daniels durante un mes, se supone que este acuerdo durará dos a tres meses, por tanto, me parece sorprendente que hasta ahora haya conseguido aceptar y sobrellevar nuestra relación. Para algunos, un mes puede sonar tonto, es un mes ¿Quién se emociona por un mes? Bueno, hay gente que se emociona por una semana, según yo, es más aceptable emocionarse por el primer mes de casados.

Claro que, mi emoción no es como las otras personas pensarían, yo no me siento feliz, aunque tampoco estoy enojado ni mucho menos triste, me siento bastante conforme con el hecho de conocer un poco más sobre él. Por supuesto que el sexo continuó, después de aquella primera y segunda vez, vino una cuarta, quinta ¡hasta que perdí la cuenta!

El sexo es muy bueno, a ambos nos gusta, así que no vimos la necesidad de finalizar algo que nos gustaba mucho, pero claro, debíamos ser discretos, estamos en la casa de su padre, por tanto, hay mucha gente durante la semana, además durante las mañanas y parte de las tardes estoy en la universidad, algo que nos obliga a hacer ese tipo de cosas únicamente en las noches cuando no hay nadie o cuando la gente duerme.

No estoy diciendo con esto que Daniels haya cambiado su actitud, sigue siendo el mismo de siempre, no se ha vuelto más cercano a mí, tampoco es amable ¡ni mucho menos cariñoso! Algo como eso es imposible, aunque si hemos salido más, incluso ya no se ha vuelto tan incómodo el hecho de pasar tiempo a solas.

Desde luego, esto tiene un ligero problema, yo soy consciente de que si me enamoro terminaré muy mal sentimentalmente hablando, él no tiene esa clase de interés por mí, sin embargo, por culpa de esta nueva "relación" se me vuelve muy complicado no enamorarme.

¡Es difícil no hacerlo! Cada día despierto en la misma cama que él, incluso he tenido la oportunidad de verlo dormir, se ve muy lindo, incluso tierno, me encanta cuando me despierto primero, suelo quedarme embobado cuando lo veo dormir, además acaricio su cabello de forma gentil solo para ver cuán relajado duerme. También me ha tocado ser el segundo en despertar, la mayoría de las veces no está cuando soy el segundo, aunque en la minoría de otras ocasiones, él hace algo similar, es decir, me acaricia de forma gentil cuidando de no despertarme.

Es imposible para mí no adquirir sentimientos por él, yo poco a poco me voy enamorando hasta terminar con un remolino en el vientre que se forma cada vez que lo veo, es un remolino de sensaciones agradables, me encanta verlo, mis labios forman una sonrisa cada vez que llega a la casa de su padre, incluso Titán me ha asegurado que mi rostro se ilumina cuando Daniels está cerca ¡soy muy obvio!

Hasta mis amigos se han dado cuenta de que algo me ocurre, ellos saben sobre mi matrimonio con Daniels, pero no saben que ahora mismo aquella relación me hace ligeramente feliz, más de lo que debería.

–Nos vemos luego– les dije a mis amigos cuando llegamos a la salida de la universidad.

–Amigo, quiero preguntar algo, pero no te enojes– dijo Charlie.

–¿Qué pasa? –pregunté inquieto.

–Hace un rato te vimos una marca en el cuello...–dijo tímidamente, incluso se acercó a mí y bajó un poco el cuello de mi camisa para verla mejor– y claramente no fue un mosquito– agregó.

–¿Tu matrimonio ya no es tan falso? –preguntó Luis sin poder contenerse más.

Titán me miró, yo lo miré, no sabía si debía decir algo, se supone que nuestra relación es secreta, Daniels se enojará si les digo al resto, así que de forma nerviosa fui pensando en una excusa.

–No es lo que piensan– dije tratando de no parecer nervioso– si es una marca de beso, pero no la hizo Daniels...–mentí.

–¿Estás diciendo que tienes un amante? –preguntó Charlie sorprendido.

–Sí... algo así...–dije alejándome– en fin, chau– me despedí para seguido tomar el brazo de Titán e intentar correr hasta el estacionamiento.

–Señorito, si el joven Jack se entera, seguramente se enojará– me decía preocupado Titán.

–Lo sé...– dije nervioso, voy a tener que hablar más tarde con Daniels sobre esto.

Titán prometió no decir nada, fingiría no saber nada en caso de que me descubrieran, por ello no me hizo preguntas, deseaba desconocer los detalles, por tanto, cambiamos rápidamente de tema, de hecho, hablamos sobre miles de cosas diferentes de camino a casa, incluso hablamos sobre su hijo quien cumpliría años pronto.

–Por suerte será un sábado– le dije con alegría– así no tendrás que trabajar, me aseguraré de no salir para que tengas el día libre– le fui diciendo.

–Gracias– me dijo él con una sonrisa un tanto emocionada, parecía que deseaba pasar el día completo con su hijo– por cierto, señorito, el señor Daniels me ha dicho que debo enseñarle a manejar.

–¿Ahora? ¿Por qué? –pregunté.

–No lo sé, me dio esa orden, así que prepárese, le enseñaré dentro del terreno del señor Daniels.

–Bueno– dije viéndolo– lo bueno es que, hasta ahora sé un poco, además este auto es automático– hice una pausa– espero no espantarte.

–Eso no pasará– me aseguró riendo.

Me sentía emocionado por la idea, tanto que cuando llegamos, subí corriendo a la habitación para dejar mis cosas y bajé de la misma forma, quería aprender, hasta ahora mis amigos me habían enseñado unas cosas, pero siempre de forma general, esta sería la primera vez que tomaré un auto.

Titán me dijo que debía hacer, incluso me acomodó el asiento para adaptarlo a mi estatura, solo entonces comencé a moverme de una forma lenta, el terreno es bastante grande, además no había nadie a mi alrededor ni nada que pudiese chocar, estaba siendo muy bueno, pero a Titán se le ocurrió la brillante idea de ponerme obstáculos.

Estuvimos casi dos horas practicando, claro que el tiempo pasó volando, no me di cuenta hasta que vi como llegaba el auto de Daniels, yo me estaba tratando de estacionar en un estacionamiento provisorio que hizo Titán, él dijo "Si le digo que lo estacione en el garaje, seguramente chocará los demás autos" así que improvisó uno con sillas de jardín. Claro que antes le pidió permiso al padre de Daniels, ya que era probable que las rompiera.

Al principio lo tenía bajo control, pero Daniels se posicionó cerca de donde estábamos a observar como trataba de estacionarme, Titán me daba indicaciones, pero yo estaba nervioso, Daniels me miraba fijamente y me sentí avergonzado cuando choqué con la silla.

–Ya no quiero– dije apoyando mi cabeza en el manubrio, incluso traté de tapar mi rostro.

–Iba muy bien, no se desanime señorito– me decía Titán.

–Sí, pero Daniels está viendo...–murmuré en un tono bajito.

–¿Y? Demuéstrele que puede– me motivaba Titán.

–Sí, pero si no puedo, se reirá cuando rompa la silla– Titán carcajeó frente a mi comentario, por ello finalizamos las clases.

–Mañana compra conos de tránsito– habló Daniels cuando nos bajamos del auto– sería un desperdicio romper las sillas del jardín– agregó esto último mientras me miraba con diversión.

Yo miré a Titán diciéndole un "¿ves cómo tenía razón?" a lo que él simplemente carcajeó y movió el auto hacia el garaje luego de que Daniels le diera permiso para marcharse, seguido de esto entramos a casa y cenamos juntos.

Ya era tarde, así que cuando acabamos, subimos hasta la habitación y nos duchamos de forma separada, yo fui el primero en ducharse, así que me pude meter a la cama primero. Me encanta ver cómo sale con una pequeña toalla en el cuello que detiene las gotas de agua que caen de su cabello, además siempre duerme con únicamente un pantalón, cambia solo el color, por tanto, ver su cuerpo de la cadera hacia arriba siempre es un deleite.

–Daniels, hoy mis amigos se dieron cuenta de la marca que dejaste– le dije, por lo que inmediatamente sonrió y gateó hacia mí, para abrir mis piernas y acomodarse entre ellas.

–¿Y qué dijiste? –me preguntó besando mi cuello de forma lenta.

–Entré en pánico, así que dije que tenía un amante– le informé, Daniels se detuvo y levantó su vista de mi cuello para mirarme a los ojos.

–A ver si entiendo– dijo– tu lógica fue decir que me estabas engañando conmigo mismo– fue diciendo con una sonrisa divertida.

–Suena estúpido, pero no dije que era contigo, ni siquiera di nombres– aclaré.

–Sigue siendo estúpido, ¿la excusa del mosquito no funcionó? –preguntó.

–No son idiotas– dije un poco molesto.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un beso de verdad [BXB]