Un disparo en mi corazón romance Capítulo 97

La escena que tenía delante era caótica.

La ropa desordenada en el suelo, las sábanas manchadas de sangre, el brazo herido de Yolanda y la cara extraña de sonrojo.

Alan probablemente podría adivinar lo que estaba pasando.

Jairo dijo irritado:

—Date prisa en sedarla.

—De acuerdo —Alan sacó una jeringa y le inyectó a Yolanda el sedante.

La agitación en el cuerpo de Yolanda se desvaneció mientras la medicina se introducía lentamente por el agujero de la aguja.

Se quedó dormida.

Alan miró a Jairo con la camisa desaliñada, que siempre había sido consciente de su aspecto, nunca había hecho así.

Al ver que tenía una marca roja en el cuello de Jairo, Alan se burló:

—Sr. Figueroa, es increíble que puedas contenerte.

Jairo se acercó con una luz aguda:

—Qué tonterías, ¿te has cansado de vivir?

—Claro que no —Alan se encogió de hombros, tenía una sensación de haber arruinado una buena acción.

—Esta droga parece muy potente, afortunadamente ella es una chica, el sedante aún puede aliviarse, la droga debería desaparecer mañana por la mañana —Alan dijo de inmediato—. Si un hombre hubiera sido drogado...

—¿Qué pasa cuando un hombre está drogado? —preguntó Jairo, frunciendo el ceño.

Alan estiró sus manos con pesar y dijo:

—Debido a la diferente estructura fisiológica. Cuando un hombre es drogado, tiene que encontrar a una mujer para resolverlo. De lo contrario, cierto parte de su cuerpo no podrá soportar la presión y los vasos sanguíneos se reventarán, convirtiéndose quizá en un inválido a partir de entonces.

Jairo suspiró para sus adentros, no era de extrañar que no pudiera contenerse en ese momento y sintiera que todo su cuerpo estaba a punto de explotar. También fue en esa situación que tuvo sexo con Briana. Así que, de verdad Briana le había salvado del peligro, y esta responsabilidad la tuvo que asumir él.

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