Un esposo para Elizabeth (COMPLETO) romance Capítulo 17

Gregory no pudo esperar más, pues tenía tantas ganas de probar los labios de Elizabeth, que en un segundo se abalanzó hacía sus labios, devorándolo en un voraz y feroz beso.

A Elizabeth su conciencia le pedía que se detuviera, pero su cuerpo le pedía a gritos que esté hombre la tocara, Gregory no dejaba de ver su cuerpo como ese fino vestido se adhiere a este llegando a la mitad de sus muslos y acentuando sus curvas. El vestido no era provocador, pero aún así provocó un repentino y fuerte deseo de hacerla suya ahí mismo en su auto, en medio del beso Gregory quitó su vestido dejándola con las braguitas blancas que traía puesta Elizabeth las cuales estaban mojadas de su propio jugo dándose cuenta del grado de su propia excitación, Gregory tocaba las suaves piernas de ella, unas piernas lisas y torneadas, siguió recorriendo sus piernas hasta llegar a su parte íntima, a pesar de la oscuridad podía contemplar el hermoso cuerpo de Elizabeth y al tocar su Venus pudo notar que ella estaba tan excitada al igual que él.

Elizabeth quería reaccionar y detener está locura, pero su cuerpo solo quería sentirlo, deseaba que él tocara la parte donde su cuerpo pedía más atención.

Ella se perdió en la penetrante mirada de Gregory y comprobó que él en sí representaba peligro. Ella se molestaba consigo misma al ver cómo su cuerpo reaccionaba a cada palabra y a cada toque que este hombre que solo detonaba oscuridad y mucha malicia le daba a su cuerpo y Gregory la contemplaba con un creciente deseo, con su vista recorría a Elizabeth y se lamentaba por no haberla llevado a un lugar con más claridad para poder grabar en su memoria cada parte del cuerpo de Elizabeth, ella sentía que él la estaba viendo como a la presa que se iba a devorar y sintió una mezcla de excitación y terror que la consumía y llena de miedo al recordar la vez que Edward abusó de ella se llevó las manos a los senos tapándose con ellas, Gregory se extrañó por su repentino cambio, pero aun así inclinó el asiento del coche y viró a Elizabeth acomodando su cuerpo debajo.

Ella cerró sus piernas tratando de salírsele de abajo, pero Gregory no la dejó, sin ser brusco empezó a acariciarle el rostro.

—Nunca te lastimaré te lo juro — le dijo dejando pequeñas caricias sobre su rostro para calmarla — mírame aún tengo puesta la ropa prometo que no te haré sentir dolor — le decía dándole suaves besos y acariciando su cuerpo desnudo.

Elizabeth cerraba los ojos con fuerza mientras él acariciaba su feminidad sobre la tela fina que la cubría.

— Quiero probar este apetecible coño —dijo Gregory con la voz sumamente ronca y Elizabeth estaba ardiendo por dentro y quería calmar ese extraño calor que la sofocaba, Gregory impaciente por comérsela completa le quitó despacio la braguita sintiendo la suavidad de su piel rozando las piernas de Elizabeth con las yemas de sus dedos

Los labios de ella temblaban al sentirse totalmente expuesta y a su total disposición sintiendo una mezcla de emociones las cuales no podía controlar a medida que Gregory dejaba un camino de besos descendiendo desde su mentón, apoderándose de su cuello y culminando en sus senos donde tomó uno para lamerlo y succionarlo … Haciendo lo mismo con el otro pezón logrando sacarle un hermoso gemido ahogado a Elizabeth quien se tapaba la boca sintiendo vergüenza por el sonido que hizo.

— déjame disfrutar de esos preciosos gemidos por favor no te contenga princesa — le dijo Gregory quitándole la mano con la cual Elizabeth se estaba tapando la boca y siguió moviendo su lengua alrededor de los pezones rosados y endurecidos de los pequeños senos de Elizabeth, que llenaban su boca a la perfección, mientras pensaba que esos hermosos senos estaban hechos para él.

Mientras ella disfrutaba del placer que le provocaba la boca de Gregory en los senos de sus ojos salían lágrimas que no eran de dolor si no de ese placer que le parecía una delicia de la cual quería más y mucho más, Gregory sentía como Elizabeth se retorcía por el placer que él, le estaba brindando al cuerpo de Elizabeth y sonreía complacido por el efecto que él provocaba en ella mientras él la disfrutaba por completo, para él era exquisito sentir la suavidad de su piel, era verdaderamente placentero.

Él no recordaba cuándo fue la última vez que sintió tanto placer con tan solo acariciar el cuerpo de una mujer.

Bajo una de sus manos hasta sus muslos sintiendo la humedad de su sexo y lo caliente que se sentía este, trató de contemplar su coño rosado y brilloso el cual se veía más suave que cualquier otra parte de su cuerpo, tan suaves como sus pequeños senos.

Gregory fue dejando varios besos descendiendo desde el valle de su pecho hasta llegar a su vientre donde se esmeró en besar su ombligo y siguió bajando hasta colocar su boca sobre la feminidad de Elizabeth, aspiró el olor de su coño el cual era exquisito Él quería saborearla, comérsela, devorarla él era como un lobo hambriento que quería tragársela por completo sentirla a profundidad, abrió sus pliegues pasando su lengua sobre ellos y saboreando el líquido que salía de su sexo que para él era un delicioso néctar dulzón y mientras más pasaba su lengua, más sediento se sentía y gustoso por probarla empezó a chupar con vehemencia se apoderó de su clítoris succionándolo y tocándolo con su lengua arrancándole a Elizabeth innumerables gemidos y jadeos Mientras él seguía devorando su coño con su miembro duro y eso lo descontrolaba, le costaba concentrarse con el miembro palpitando y clamando por hundirse en ella, él volvió a apoderarse de su clítoris e introdujo su lengua en su entrada y saboreó su coño con mucho desenfreno sintiendo cómo Elizabeth se corría en su boca bebiéndose todo sin dejar nada.

Se quedó por un momento mirando con deseo de más la belleza de la vagina de Elizabeth que brillaba por la humedad sin un solo vello alrededor, lamentándose por no tomarla en ese mismo instante y luchaba con su cuerpo para incorporarse y sentarse en el asiento en el que estaba Elizabeth.

Elizabeth extasiada por lo que estaba sucediendo se quedó esperando sentirlo lo deseaba ya no tenía dudas de que deseaba sentir el miembro de Gregory dentro de ella.

¿Hice algo mal? Preguntó Elizabeth confundida y deseosa de más.

—Te dije que serías tú quien me pediría que me meta a tu cama — le respondió Gregory acomodando su miembro erecto porque le molestaba la tela sobre este y también sentía que su miembro le iba a explotar por el dolor que estaba sintiendo al no completar lo que empezó, pero aún así prefiere dejar a Elizabeth con las ganas de tenerlo él quería comprobar que tan atrevida podría llegar a ser Elizabeth.

—No soy como las putas a la cual estás acostumbrado a que te anden rogando por sexo, no pienso rogarte para que me cojas —Le dijo Elizabeth furiosa vistiéndose, pero notó que se puso el vestido sin la braga y empezó a mirar dentro del auto.

—Buscabas esto — le dijo Gregory con la braga en su mano.

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