Un esposo para Elizabeth (COMPLETO) romance Capítulo 21

Narra Elizabeth.

La humedad de mi zona íntima me hacía sentir sensible tanto que quiero tocarlo, sentirlo, lo deseo tanto, pero estoy tratando de recordarme que este hombre no es bueno para mí, aunque me haga sentir mariposas en el estómago.

¡¡Eso no quiere decir que no pueda jugar un rato con él!! Pensé sonriendo.

—Eres más hermosa cuando sonríes — me dijo Gregory acariciando mi rostro y relamiéndose los labios lentamente sabiendo que para mí eso es una tortura, mis ojos seguían cada movimiento de su traviesa lengua esa que muero por chupar.

—Pídeme que te folle Gregory —le dije tratando de imitarlo, pero no pude sonar con dureza ni tan dominante cómo lo hace él.

—Así que la niña quiere jugar — su mirada se oscureció y ahora yo me sentía como una pequeña oveja delante de un lobo que me comerá en cualquier instante, al parecer yo soy una presa fácil para él.

Tragué saliva nerviosa, escuchaba el sonido de mi corazón galopar a toda velocidad mientras me preguntaba ¿por qué Gregory Bianchi D'angelo tiene tanto poder sobre mí?

¿Por qué a su lado me siento tan débil?

¡¡Él es un hombre peligroso!! Esto retumbaba en mi cabeza como una programación la cual ignoré cuando sentí sus suaves labios sobre los míos robándome el aliento, intenté apartarlo, pero me apretó más a él posando una de sus manos sobre mi cintura, mientras seguía jugando con mis labios tratando de que yo abriera La boca para darle paso a su lengua y él al ver que yo no estaba dispuesta a ceder ante su intromisión me mordió el labio inferior incitando que emitiera un jadeo, el cual provocó que accidentalmente le diera acceso a su ágil lengua, jugando conmigo como el depredador que es.

Narra Gregory.

—Te cogeré tan fuerte que no podrás dejar que otro hombre te tome — aseguré con vehemencia soltando el nudo de la bata de baño que cubre su desnudez.

¡No! Exclamó queriendo tomar distancia, se veía tenaz, pero a la vez indecisa, una combinación que me pareció interesante, eso me hace saber que quiere esto tanto como yo, quiero cogerla hasta aburrirme, acabar con este maldito deseo que me enloquece.

—Yo siempre obtengo lo que deseo —comenté apretando su cuerpo al mío mientras bajaba una de mis manos a su entrepierna palpando su coño el cual estaba húmedo y tan caliente que me hizo gruñir, ya sentía dolor en mi miembro cada vez que mi erección rozaba la tela del pantalón.

Narrador.

Elizabeth notó un brillo peculiar en la mirada de Gregory, la lujuria y el deseo que ambos sentían era palpable en el aire.

Ella se retorcía tratando de liberarse de su presión empujándolo con las manos tratando de cerrar las piernas para que Gregory no siguiera dándole placer ella no quería ceder ante él, pero no consiguió moverlo ni un centímetro haciendo que la mano de Gregory quedará atrapada entre sus piernas, un comportamiento que hizo que Gregory se irritara tanto que deseaba enseñarle que solo él puede cogérsela hasta quitarse las ganas.

—Abre las piernas — refunfuñó cabreado, pero a ella no le importó su advertencia —no lo repetiré Elizabeth —él sabía que estaba actuando mal, pero su paciencia tenía un límite y ya Elizabeth se la había colmado.

Gregory era de esos hombres que no aceptaba un no por respuesta y él sentía que Elizabeth le pertenecía tanto que quería tomarla, llevársela y no dejarla regresar a Miami porque le daba rabia solo de imaginarse que Edward la pudiera tocar y disfrutar de esos dulces labios que lo tenía embrujado.

—Porque luchas si tu cuerpo me dice lo contrario —le susurró en el oído y Elizabeth sentía las vibraciones en su coño el cual pedía atención, cerró los ojos con fuerza y fue abriendo las piernas lentamente tratando de poner su mente en blanco.

¡¡Solo será follar y no lo volveré a ver más!! Trataba de grabarse eso mientras le permitía que Gregory la siguiera tocando a su antojo y sin descaro alguno, el placer que sentía Elizabeth era tan fuerte que mordía su labio inferior con fuerza para no gritar, Gregory conocía su cuerpo sabía cómo hacerla perder la cordura encontraba sus puntos débiles.

Elizabeth se retorcía inclinando su cabeza hacia atrás dándole la libertad a Gregory de chupar, lamer y succionar su cuello sintiéndose embriagada por el placer que Gregory le estaba dando a su coño.

La puerta fue tocada por Melissa quién había visto los hombres de su hermano merodeando el hotel así que subió a la habitación lo más rápido que le permitieron sus piernas ella estaba muy preocupada por Elizabeth sentía miedo a que su hermano la pudiera lastimar.

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