Un esposo para Elizabeth (COMPLETO) romance Capítulo 44

Narrador.

Elizabeth seguía lamiendo el pene de Gregory con mucha destreza al pasar unos minutos ya lo estaba haciendo como toda una profesional en la materia lamía su glande y lo succionaba lentamente arrancándole unos que otros gemidos a su hombre cosa que en el momento lo pusieron a analizar porque ella al principio se mostró torpe y ahora resultaba que sabía más que él, de lo que estaba haciendo y a su mente llegaron unas que otras imágenes desagradables de Elizabeth dándole sexo orar a Edward en aquella oficina.

—ella es toda una experta en dar buenas mamadas — balbuceo Gregory enfadado.

¡Quizás por eso fue que visitó al desgraciado de Edward para regalarle una mamada y quién sabe si mejor que esta, porque de seguro debe estar cansada! Pensó mirando fijamente a Elizabeth quien estaba perdida disfrutando del sabor del pre semen que estaba saliendo del miembro de Gregory, esa era su primera mamada y en vez de desagradarle o causarle asco más bien le fascinaba estaba tan excitada que empezó a tocarse a sí misma deseando que Gregory obtuviera su liberación para saborear su néctar.

Mientras que por la cabeza de Gregory solo pasaban miles de pensamientos negativos.

¡De seguro así mismo estaba ella arrodillada con el pene de ese idiota en su boca! Pensando en todo eso se separó bruscamente de Elizabeth causando que al quitar su pene de manera tan brusca se escuchara un ruido como pop, ya que Elizabeth le estaba succionando con bastante fuerza.

Elizabeth sin saber qué había pasado se puso de pie para mirarlo caminar de un lado a otro dentro de aquel baño.

¡Será que no lo estaba haciendo bien! Pensaba ella sin saber que Gregory estaba más que furioso, refutando como toro enfurecido.

Después de haber dado como diez vueltas en aquel baño, él decide que es momento de enfrentarla así que se para a su lado mirándola directamente a los ojos y le grita.

—cómo te acabo de decir hace unos minutos, me haces tanto daño y a pesar de todo me importa una mierda, porque, aunque juegues conmigo yo te sigo amando como el puto idiota que soy, pero a pesar de todo el amor que te tengo parece que no es suficiente para ti— le dijo Gregory sonando totalmente dolido, casi a punto de llorar.

—Cómo dices—le preguntó Eli, sin saber la razón de aquellas palabras.

—¡Por favor!!! Elizabeth!!!—gritó Gregory, lo que ocasiona que Eliza se asuste—No te hagas la que no sabe de lo que estoy hablando. Tú juegos de querer hacerte pasar por niña buena ya no me convence en lo absoluto. Pero ya no más, hasta aquí llegó el idiota que hacía todo lo imposible para estar a tu lado. Ve y sigue follando con tu ex, y sigue practicando con él, ya que por lo que veo gracias a las clases que él te dio hoy aprendiste muy bien a saber mamar una polla—termina de decirle Gregory.

Eliza sin poder aceptar todo lo que Gregory le había dicho. Caminó a pasos decididos a buscar la ropa de Gregory para así tirársela en la cara, y echarlo de su vida para siempre.

Eliza se decía a ella misma que debería dejar a Gregory para siempre y así no volver a saber de él nunca más. Y si la niña resultaba ser de él, que importa de todas formas la Criaría ella sola. Ya que tan idiota fue aquel hombre que solo desconfiaba de ella por un estúpido comentario que le solían dar y se decía así misma que si la despreciaba a ella también le despreciaba a su hija. Puesto que cuando vio a los ojos a Gregory pudo ver aquel desprecio que irradiaba de ellos.

Eliza había aguantado y perdonado todo tipo de humillaciones que él le había hecho, pero llegó el momento que debía de dejar de ser aquella mujer idiota que se dejaba manejar por los sentimientos, tomó una decisión definitiva, en sacar a Gregory de su mente y corazón cueste lo que cueste.

Gregory al verla tan furiosa tomó una toalla para tapar su desnudez y la siguió a la habitación en dónde Elizabeth sacó toda la ropa que Gregory tenía en el armario.

— Quiero que te largues de mi vida para siempre— le gritó ella más que furiosa.

Estaba tan roja que Gregory sintió temor a que le fuera a pasar algo a su mujer enojona.

— Está bien Elizabeth, me iré porque así lo decidiste tú, pero por favor cálmate — le respondió él para tranquilizarla.

—QUIERO QUE TE LARGUES AHORA—volvió a gritar ella a punto de llorar

—no te quiero ver— dijo ella con la voz quebrada.

Gregory destrozado salió de la habitación dejándola sola, como así ella lo pedía, tras bajar al primer nivel se encontró con su hermano quien estaba pendiente a todo lo que estaba pasando, en el momento que escuchó a Elizabeth gritar Meli sintió culpa porque por una broma todo se había complicado, ella no espero que eso fuera de esa manera solo deseaba molestar a su hermano no que este se cogiera todo lo que ella le dijo tan en serio.

—Gregory que haces bruto para dónde vas y más en toalla— le dijo está mirando a su hermano con unas ropas en las manos.

—me voy — respondió secamente.

—eres tonto o que todo lo que te dije fue para molestarte, si sales por esa puerta sin aclarar las cosas con Eliza la perderás— le dijo Melissa.

—me lo dices tú quien arruinó todo con tus malditas bromas tan estúpidas— Exclamó Gregory más que furioso al saber que había cometido otro error más grande que todos los demás.

—Yo te juro que iré a hablar con ella por favor excúsame hermano, pero tú también eres culpable tienes que aprender a confiar más en tu mujer — le dijo Melissa antes de subir para ver si podía hablar con Elizabeth.

Elizabeth estaba más que destruida, pero se propuso no llorar estaba acostumbrada al dolor y no les arruinaría el mejor día a sus mejores amigos ella tenía que ser fuerte, así que se puso a arreglarse ya casi no le quedaba tiempo solo faltaba media hora para la boda de su amiga la cual se llevaría a cabo en el salón de fiesta de un club campestre.

— Dulzura puedo pasar para que hablemos— gritó Melissa tocando la puerta.

— Voy tarde Rafael — le respondió Elizabeth abriendo la puerta para salir.

— Dulzura solo serán unos minutos — le dijo Melissa mientras la seguía.

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