Un Viudo Irresistible romance Capítulo 20

Bonus. Renata Colunga, parte 1

"¡Esa perra me lo va a pagar caro!" Grito con enojo, arrojo un vaso a la pared y lo veo romperse.

No quería creer lo que estaba pasando justo frente a mí. ¿Esa zorra tenía el ojo puesto en lo que es mío? -Tranquila, Renata, tienes que calmarte - me pregunto.

Los escucho besarse en la oficina, lo que casi me hace vomitar de asco. ¿Cómo pudo mi Alex engañarme con esa perra? Yo lo arreglaría, ella no iría a "MI" casa. ¿Quién se cree que es? Comienzo a barrer los vidrios rotos, necesito controlarme para sacar a esa mujer de “MI” hombre. Así que termino de limpiar y voy a mi habitación, cierro la puerta y saco una pequeña botella de uno de los cajones. En él, hay una pequeña cantidad de veneno.

"Sí, amigo mío, parece que voy a tener que usarte de nuevo". digo acariciando el vaso. Guardo la botella bien escondida y me dirijo a mi baño, echándome agua en la cara, tratando de calmarme, pero recuerdo la forma en que Alex mira a esa mujer.

"¡Esa mujer debe ser una hechicera!" hablo solo Quiere quitarme a Alex, pero no puede. ¡Él es mío, y pronto nos casaremos, tendremos hijos y viviremos felices para siempre!

Me calmo y salgo de mi habitación con la intención de demostrarle a esa gorda que soy la mujer perfecta para Alex. Cuando llego a la sala, ella está jugando con esos mocosos. ¡Oh, cómo odio a estos niños! La veo divertirse con esos mocosos malcriados, y estoy seguro de que necesito deshacerme de esta mujercita. Voy a la cocina a limpiar el desorden de la sobremesa. Odio hacer tareas domésticas. Yo no nací para ser siervo de nadie.

Termino mi trabajo, voy a la sala, veo la televisión encendida y a Alex durmiendo en el sofá, pero ¿dónde están los niños? No toma mucho tiempo y veo a Jackeline bajando las escaleras. Imagino que acostó a los mocosos. “¡Qué simpática es!” Despierta a Alex, hablan un poco y gracias a Dios parece que se va. No me ven, estoy escondido, pero tengo una gran vista de lo que está pasando en la habitación y observo sus movimientos. La horrible ya estaba en la puerta para irse y Alex la detiene. ¿Qué está pasando? Hablaron un poco más y subieron. ¿Irán al dormitorio a tener sexo? No creo. Vuelvo a mi habitación furiosa y todo lo que está pasando está maldito.

Era tarde, escucho pasos arriba y corro a ver si la perra ya se estaba yendo, pero nadie llegaba a la puerta principal de la casa. Esperaré un poco y haré mis rondas habituales por la casa, me encanta ver a mi Alex durmiendo y otras cositas. Subo las escaleras, paso la habitación de los diablillos y no están allí, creo que es extraño. La puerta del dormitorio de Alex está entreabierta y lo veo durmiendo con la pulga a sus pies. ¿El está solo? ¿Dónde está la puta? Veo la iluminación de la televisión en el dormitorio de invitados, me acerco. Miro y veo a los gemelos durmiendo en la misma cama que la perra de Jackeline. Nos abraza a los dos. Me sube la sangre, me quedo ciego, irrumpo en la habitación, toco a Valentina tratando de despertarla.

— Caio… Valentina… despierta… vamos a tu habitación… — Los llamo. Cuando se despiertan, los mocosos inmediatamente me fruncen el ceño.

“Quiero estar con Jack. - dice Valentina haciendo un berrinche. "¡Ven a llevarte, mi amor!" — digo en un tono dulce, tomando a la chica en mi regazo que comienza a patear y quiero abofetearla, por su descortesía. En ese momento, el diablo de Caio se despierta, aun cuando tiene sueño, grita:

“Deja a mi hermana, ella quiere estar con Jack, no contigo. ¡Y yo también!

"¡Vete a la cama ahora!" - Finjo dulzura, pero estaba cabreado. Y veo a la zorra gorda Jackeline venir caminando hacia mí y quitarme al mocoso de los brazos.

- No. Solo iremos si Jack nos lleva. Me grita enojado. - Cálmate, Gayo. Te llevo, mi ángel. “Jackeline se interpone en el camino.

—De nada, me los llevo, señorita Jackeline —le digo a la mujer regordeta que tengo delante—.

— Como dije, Renata, los llevo a la cama y le aviso a Alex que los niños ya están en su cuarto. — Me advierte, como si fuera la dueña de esta casa.

¿Qué intimidad es esta? ¿Llamó al señor Mendonça por su nombre? Estoy molesto por la situación, pero respondo:

"El señor Alex está durmiendo", le advierto dejándolo claro.

"No hay problema, como dije, pondré a los niños en su habitación", responde Jack.

La miro, llamando al idiota de Caio, quien inmediatamente obedece, y se van a la habitación. La sigo todo el camino y me quedo en la puerta inspeccionando todo lo que hace. En el dormitorio, ella pone a la consentida en la cama y Caio va a la suya y, no contento con todo el drama que ha hecho, incluso le pide que lea un pequeño cuento. Aff... Cuando termina de hacer su papel de niña buena, pasa a mi lado y dice:

- ¿Algún problema? pregunta y la miro dándole una mirada de que si pudiera matarla estaría muerta y eso sería muy pronto.

- Ninguna. Extrañar - Respondo con desenfreno.

- ¡Que bien! Creo que ya es hora de que vayas a tus aposentos. Ahora me disculpas, ¿te gustaría hablar con Alex?

— La puta habla y las ganas de acabar con ella crecían cada vez más.

"Por supuesto, señorita", respondo y salgo rápidamente de la habitación, tratando de mantener la calma que no tenía.

Bajo las escaleras, pero quería abofetear a ese holgado. Estoy murmurando y hablando solo mientras camino a mi habitación... ¿Quién se cree que es para hablarme así? ¡Qué rabia! ¡Que odio! No hice tanto sacrificio para que este se quedara con Alex. Cuando llego a mi habitación, me acuesto en mi cama y empiezo a recordar toda mi trayectoria en la casa Mendonça...

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