Una aventura imperfecta romance Capítulo 1

No todos pueden decir que tienen la suerte de haber conocido a su alma gemela. Soy uno de esos que es la excepción a la regla.

Acabo de tener sexo increíble con ella, si cierro los ojos me es posible verla de rodillas en nuestra habitación, disfrutando de complacerme un poco. Y vaya que sabe como hacerlo, recuerdo aun sintiendo sus labios sobre mi piel.

Adivinarán que soy super sexual, disfruto de tocarla, de hacerla gemir y ella, sabe hacer lo suyo. Sus labios, rosados y carnosos siempre están haciendo algún puchero, es una pequeña niña traviesa.

Nos conocimos en la universidad, pensé que sería fácil conquistarla, pero los días se volvieron semanas y la condenada mujer, nada que caía en mis redes y estar con otras mujeres ya no me llamaba la atención. Ambos somos no solo sexuales sino conversadores. Me gusta cuando me dice cosas sucias, y es algo que me enloquece. Siento que nos excita más.

Una noche quedamos de ir a casa de mi amigo Christian. Ya el sabía de nuestra vida sexual activa y al inicio no me di cuenta de que nos invitaba para escucharnos. No podía imaginar que mi amigo, se excitaba de solo oírnos.

Después de esa primera vez en su casa nos invitaba constantemente, y mientras mi mujer se abandonaba a los gritos y gemidos, mi amigo y su primo se quedaban fuera de nuestra habitación, escuchando a mi mujer.

—Rose…

—¿Qué pasa, Steven?

Estábamos aún agitados y sudorosos. A mí me había sido posible escuchar ciertos gemidos y no fue difícil suponer que había sido mi amigo.

—Creo que Christian nos estaba espiando.

—Lo sentí también, pero no me molestó, parecía correcto.

Y supe que éramos muy parecidos, siempre había querido experimentar eso, ser escuchado mientras lo hacía con mi mujer y ella, después de hablar sobre mi amigo, estaba lista para jugar de nuevo.

La rutina de ir, de saber que nos escuchaban y excitarnos más con eso siguió un tiempo más. Hasta que decidí ser abierto con mi amigo mientras bebíamos una cerveza.

—Así que lo sabían. Qué pena.

—Nada de eso, ella quiere que suceda, la enloquece saber que estás escuchando.

—Se lo he contado a mi novia, y ambos queremos compartir cama con ustedes. No un intercambio de parejas, solo estar a su lado.

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