Una aventura imperfecta romance Capítulo 7

Pero no pasaron muchos días la verdad, y por dicha fue ella la que dio el primer paso. Un día cuando estábamos desayunando me dijo: -y ahora que hacemos? A quien le podríamos decir? Tras de que me dejaron vestida, también me dejaron muy alborotada y yo con tantas ideas que me había estado haciendo! Dijo ella con un dejo melancólico.

Esas palabras resonaron en mis oídos como gloria, así que, sin radicar en el júbilo ni exagerar la felicidad que estaba sintiendo empezamos nuevos planes, necesitábamos otra persona que cumpliera con nuestros requisitos y que a diferencia de nuestro anterior amigo, si despertara mas deseo sexual hacia Rose, ya que Antonio aunque no le desagradaba para nada e incluso ya ella también le había estado viendo y hasta midiendo sus atributos, no se sentía demasiado atraída por él.

Nuestra búsqueda inició así como las fantasías en la cama, y fue tal el deseo mutuo que teníamos por poder llevar a cabo lo que llevábamos tanto tiempo preparando que al muy poco tiempo llegamos al indicado…

Así llegamos a Christian, un amigo de la infancia, vecino mío durante muchísimos años, con el que tuve muchas aventuras extrañas y divertidas que mas radicaban en una etapa de nuestra juventud que hasta con cariño recordamos, aventuras que nos llenaron de experiencia y que lograron forjar con el paso del tiempo una gran amistad entre nosotros llena de confianza, la mejor diría yo; Desde que éramos niños de edad escolar la pasábamos juntos, salíamos al parque a jugar futbol, salíamos a dar grandes paseos en bicicleta, cuando avanzamos en edad y llegamos al colegio, nos empezamos a fijar en las chicas, únicamente teníamos ojos para las mujeres en el colegio, en el que formamos un pequeño grupo de amigos y amigas, con los cuales salíamos en horas de clase a pasear, en las noches o fines de semana acostumbrábamos ir a la hacienda de uno del grupo, donde habían piscinas, grandes áreas verdes donde uno se podía perder de vez en cuando con alguna amiga para reaparecer muchas horas después, ranchos para hacer parrilladas y muchas otras atracciones mas que nos encantaban para poder pasar un gran rato en compañía del grupo.

Cuando llegamos a la edad universitaria y fuimos mayores de edad se nos abrió un sinfín de oportunidades para divertirnos, ya cada uno con vehículo propio empezamos a cambiar las aventuras a cuestiones mas serias, pero igualmente y nunca dejando de lado las chicas que eran nuestra debilidad, pero con el ahora cambio de curso de tener que estar constantemente estudiando y preparándonos para la vida seria, la vida laborar y porque no, la vida que nos esperaba, llena de compromisos.

En mi primer año de Universidad conocí a Roseline, una muchacha tímida, callada, inteligentísima, que se había graduado de un colegio de monjas y únicamente de mujeres. A pesar de esto nos entendimos a la perfección desde el primer momento y nos hicimos muy buenos amigos, todo antes de empezar a verla como algo mas; y aunque ella tenía sus amigos y conocidos, y yo los míos, empezamos a salir todos juntos forjando un nuevo grupo; nos encantaba salir al cine, a cenar, en ocasiones salíamos a bailar o a tomarnos un trago, pero esto fue muy esporádico ya que ni ella, ni yo, ni sus amigos ni los míos nunca fuimos de irnos a un bar para beber hasta el amanecer, y esta era otra de las cualidades que siempre tuvimos que nos acercaron los unos a los otros.

Con Chris nada cambió mientras él estuvo soltero, todo lo hacíamos juntos, incluso los temas privados ya que entre esas cosas que no perdíamos detalle en especial con nuestras respectivas chicas estaban compartir su cuarto y su cama, mientras teníamos relaciones, él con su novia y yo con la mía, Roseline, ahora mi esposa.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una aventura imperfecta