Una Chica Diferente (COMPLETA) romance Capítulo 26

La alarma no sonó y en este momento voy demasiado retrasado al trabajo, tengo una junta en espera, papeles por firmar y un viaje que debo realizar y yo, sigo en boxers.

Anoche Dafne y yo salimos a cenar y la cena se convirtió en fiesta y en la fiesta había alcohol y al beber alcohol nosotros nos pusimos demasiado cariñosos en el coche estacionado afuera del super y entonces todo pasó tan rápido y terminé pagando una multa por cometer actos ilícitos en vía pública, llegamos a casa tarde y bueno esas son las consecuencias.

—Dafne, ¿viste mi camisa gris?

—¡En el armario! –grita desde el baño.

Abro la puerta del armario y veo todas mis camisas formales hechas literalmente bola. Tomo una y al extenderla puedo ver notables arrugas en ella.

Camino hasta el baño y abro la puerta

—Uh...oye tontin, ¿qué les pasó a mis camisas?

—Bueno... la señora que viene a lavar no pudo así que las lavé yo.

—Estan arrugadas, no puedo usarlas.

—No te preocupes, ¿Tienes plancha?

—No. –digo y me sorprendo de mi respuesta.

—Déjame entender algo, necesitas las camisas sin arrugas pero no tienes plancha. Es ilógico.

—La señora hace magia con ellas, las saca sin arrugas de la secadora.

Dafne parpadea y ríe como loca. De verdad que a veces no la entiendo.

—Tengo que llegar Dafne. –digo desesperado.

—Llama a Nelly dile que necesito su plancha, avisa a tu secretaria que vas retrasado que llegas en una hora aproximadamente, que mande a pedir desayunos para los integrantes de la junta, estarás allá en media hora.

—¿De verdad? –cuestiono incrédulo.

—Confía en mi.

Hago exactamente lo que ella dice, llamo a Nelly luego a mi secretaria y doy instrucciones de lo que debe hacer, mientras el tiempo pasa, Dafne se prepara para ir conmigo a la oficina.

Nelly llega con la plancha y en menos de cinco minutos mi camisa esta impecable como siempre. Los desayunos fueron entregados y el cliente esta dispuesto a esperar.

Me pongo la camisa, la corbata y el saco, Dafne esta enfundada en un traje de ejecutiva, blusa blanca de botones, falda negra y tacones, lleva el pelo suelto en ondas y los labios carmín. Casi siento reventar mi pantalón.

—Guarda esa erección para en la noche cariño, es hora de trabajar. –informa con naturalidad.

Camino detrás de ella y fijo mis ojos en su trasero, esta niña me va a matar.

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—Nosotros confiamos plenamente en su compañía señor Krause, mi padre construyó su imperio con su ayuda y quiero que construya el mío también.

Este contrato sería épico para la compañía, montar un imperio como el del señor Márquez será el boom que esperábamos con ansia.

Dafne se encuentra frente a mi tomando nota como sólo ella sabe hacerlo, ella se encargará de rutas de salida y todo lo correspondiente con seguridad. Siempre que puede me regala sonrisas coquetas, aunque al parecer no soy el único encantado con ella.

—¿Tiene alguna sugerencia señorita Marín? –cuestiona uno de los hijos Márquez.

Dafne despega los ojos de sus anotaciones y me mira.

—Ah... bueno no por el momento, cuando el señor Krause me muestre el diseño a escala de su edificio tendré más claras las partes en donde se requieran salidas de emergencia y zonas de seguridad.

—¿No cree que sería mejor discutirlo usted y yo? Digo, también estaré involucrado con la seguridad de la obra.

Dafne alza una ceja y se quita los lentes.

—Mire señor Márquez no me lo tome a mal, pero no puedo ni debo hablar sobre algo que no sé aún, necesito el modelo del señor Krause para iniciar con mi trabajo, cuando lo tenga listo volveremos a vernos aquí, junto a su hermano y a mi jefe, el señor Krause.

—¿Tiene novio? –cuestiona él.

—Basta, no vinimos a incomodar. –le reprende su hermano.

—Felizmente comprometida, y si no le importa me gustaría que su hermano continuara con la idea, que para eso es esta junta.

—¡Así me gustan, difíciles! –asegura.

—Lo siento señorita Marín, me disculpo en nombre de mi hermano.

—No se preocupe, lo entiendo. ¿Seguimos? –cuestiona y todos asienten.

Debo confesar que me dan unas ganas inmensas de golpear a ese niño estúpido, pero no debo, nos enfocamos en terminar la junta, mejor dicho Dafne y Eduardo se enfocan, yo sólo miro al impertinente de su hermano mirar a mi Dafne. Puff, siento que ya lo odio. Maldito mirón.

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—Moría de hambre lo juro. –confiesa Dafne sobando su vientre.

—¿Estás mejor ahora tontin?

—Mucho mejor Jar, no creí que fuera tan cansado trabajar aquí.

—Bueno, tú te empeñaste en trabajar.

—Lo sé, no me quejo sólo me sorprende.

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