Una Chica Diferente (COMPLETA) romance Capítulo 34

—¡VOY A TENER UN HERMANITO! –grita con demasiada emoción llamando la atención de todos en el lugar.

—Grecia. –susurro.

—¡Voy a tener un hermanito! –dice mas bajo mirandome a mi.

—Sí, vas a tener un hermanito. –aseguro.

—¿Me dejarás verlo? ¿podré cargarlo y sacarlo a pasear? ¿me dejarás amarlo? ¿puedo ayudar a prepararlo todo? Podemos ir viendo cómo decorar su cuarto, iremos a comprar su ropa, pensemos en un nombre.

Me da risa ver a Grecia hablar hasta por los codos, ella esta emocionadisima con la noticia y eso siendo sincera me quita un peso de encima.

—Podrás estar con nosotros Grecia, siempre que lo desees, pero antes quiero pedirte un favor.

—Dime.

—Nadie debe saber por el momento que estoy embarazada. Ni Jane, ni nadie relacionado con Jared, sobre todo él.

Grecia frunce el ceño.

—¿Por qué no quieres que papá sepa?

—No quiero forzarlo a que vuelva, Grecia. Tu padre se fue y sus motivos tendría para hacerlo, si decide regresar tiene que ser por él, no por mi.

—Entiendo, tendré que morderme la lengua para no decir nada.

—Gracias Grecia, aprecio mucho lo que haces por mi.

—Quiero estar con mi hermanito o hermanita siempre, no lo arruinaré.

—No podrías hacerlo, eres una buena chica.

—Tienes que pasarme tu teléfono, tu dirección y tus redes sociales, quiero estar comunicada contigo hasta con señales de humo de ser necesario. Te visitaré todos los días. –chilla.

—¿Seguirás viviendo en Colombia?

—Amm, eso pretendo. Estoy convenciendo a mi padre, o sea mi padre Gastón de quedarme aquí.

—¿Lo amas mucho verdad?

—Sí, ha sido un gran hombre. Mi héroe. Y cuando supe que tenía dos papás me emocioné tanto. Es genial tener dos héroes.

—Lo es, yo sólo tengo uno y lo amo, estuvo lejos por mucho tiempo. Ahora está aquí y soy feliz y estoy tranquila.

—Creo que somos afortunadas, Dafne.

—En realidad lo somos.

—Siento que seremos muy buenas amigas. –dice jugando con sus dedos.

—Lo seremos, créeme.

—Debo irme, mi madre estará furiosa porque no he llegado. Nos estamos viendo.

—Ve con cuidado Grecia y gracias de nuevo.

—Me siento feliz y emocionada. Gracias a ti por darle felicidad a mi padre, y a mi también.

Grecia besa mi mejilla y sale del establecimiento. Espero que pueda mantener el secreto. No quiero que nadie más sepa de mi embarazo si no es necesario.

இ═══════இ

Al llegar a casa observo la puerta con desconfianza al encontrarse abierta, camino hacia ella y puedo ver desorden, infinidad de cosas pasan por mi mente en este momento. ¡Mi padre! Entro un poco y mi pánico aumenta cuando veo rastros de sangre en el piso.

—¿Dafne?

Me giro espantada y ahogo un grito con mis manos, es Diego.

—¿Que carajos te pasa? Me asustaste.

—Lo siento, pero vi la puerta abierta y me espante.

—Hay algo malo aquí, tengo miedo no sé donde esta mi padre.

—Lo buscaremos, quédate detrás de mi. ¿entendido?

Asiento, me pongo detrás de él aferrandome a su ropa, camina con cautela con las manos hechas puño, mi respiración es ridícula, podría morir justo en este momento por hiperventilación. Entramos a la cocina y revisa cada rincón, no hay nada. Salimos por el pasillo y toda la casa esta tirada, seguimos caminando y Diego pisa el vidrio roto.

—Cuidado con esto, puede ser peligro...

Y entonces el sonido ensordecedor de una pistola me desorienta, grito a todo pulmón mientras Diego cae al suelo, justo sobre mis pies.

—¡Diego! Me arrodillo junto a él y reviso la herida. Es un roce, la bala no entro.

—¿Dafne?

—¿Papá? ¿Dónde estas?

Mi padre sale del mismo cuarto de donde salió la bala.

—Mi vida, lo siento yo no quería asustarte. Yo no quería disparar pero creí que eran ellos.

—¿Quienes son ellos y por qué estas golpeado?

Mi padre no dice nada y me ayuda a levantar a Diego. Lo sentamos en el sofá destruido y cierra la puerta. Diego no esta lastimado de gravedad por fortuna.

—Buen tiro señor Marín. –se burla.

—Gracias, pero no fue tan bueno, no te maté.

—Me alegra que no lo haya hecho.

—¿Qué fue lo que sucedió? –cuestiono.

Mi padre mira a Diego y duda en hablar.

—Yo me voy, creo que será mejor.

–informa.

—No es necesario, Diego. Si de verdad quieres proteger a mi hija debes saber que sucedió.

Diego asiente y mi padre nos pide que vayamos a mi habitación, curiosamente está intacta. Una vez dentro mi padre nos cuenta que dos hombres encapuchados entraron a la casa y lo golpearon, pero que supone no contaban con que él supiera defenderse, querían darle un mensaje, uno muy claro.

—¿Y que mensaje fue? –cuestiona Diego.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una Chica Diferente (COMPLETA)