Una familia para el solitario CEO. romance Capítulo 12

Ryan mantenía su mirada fija en el computador, hacía unos ligeros cambios al nuevo proyecto en el cual trabajaba.

Estaba tan concentrado que no sintió ni la presencia de su asistente.

—Señor —carraspeó la chica.

El hombre sacudió la cabeza, giró el cuello de un lado a otro.

—Dime —contestó.

—Ya encontré un apartamento para usted y la niña —mencionó—, está en Avalon, en el cuarto piso —mencionó, se acercó al escritorio con su iPad y le enseñó las fotos—, está amoblado, pero puede hacerle cambios.

Ryan asintió y luego recordó que en ese edificio vivía Vanessa, en el tercer piso del mismo bloque donde él iba a rentar.

«Seremos vecinos» dijo en la mente, eso le brindaba tranquilidad, porque aún no tenía la remota idea de qué hacer con Hope.

—Me parece perfecto, firmaré el contrato —indicó y miró que la joven bostezaba. —¿Almorzaste? —indagó.

—No señor, su abuela dijo que en esta casa solo se pueden alimentar los empleados de ella, y nosotros tenemos mucho trabajo, no pude salir —explicó.

Ryan soltó un bufido de molestia.

—Debiste avisarme —gruñó elevando el tono de su voz—, jamás nadie de mi equipo de trabajo debe quedarse sin comer, por favor ve con los demás a un restaurante, lleva dinero de la caja menor y que lo pongan como gastos de alimentación —ordenó—, mañana a primera hora busca una oficina para empezar a laborar desde ahí —solicitó.

—Gracias —contestó Lynda y sonrió—, le recuerdo que a las ocho de la noche tiene una cena con su abuela.

Ryan apretó los puños, resopló.

—Lo sé.

La joven se despidió de su jefe y salió del despacho.

Ryan miró la hora en la pantalla, y faltaban sesenta minutos para la cena con los Walton.

—Abuela, parece que aún no conoces a tu nieto… ilegítimo.

Se llevó un lápiz hasta los labios, ladeó una sonrisa, se puso de pie y fue hasta la alcoba de Hope.

La niña se hallaba recostada en la cama, observaba en la televisión uno de sus programas favoritos, cuando la puerta se abrió, la pequeña apagó por instinto el TV.

Ryan frunció el ceño, y su rostro se llenó de seriedad.

—¿Por qué apagaste? —indagó con cierta preocupación.

Hope se mordió los labios, inclinó la cabeza.

—Pensé que eras la abuela —respondió la niña—, no estaba viendo nada malo, es la serie que me gusta: Anne with and E —mencionó, y encendió el televisor.

Ryan se sentó junto a ella en la cama, y miró unos minutos.

—¿De qué trata? —investigó.

—De una niña huérfana como yo —contestó y la voz se le quebró.

Ryan bufó al escucharla, sintió su corazón encogerse en el pecho, se aproximó a la niña, y la abrazó.

—Ya no estás sola, cuentas conmigo —susurró acariciando su cabello, percibiendo una conexión especial con Hope.

—No me agrada vivir con la abuela —murmuró sollozando.

—Te tengo buenas noticias, en unos días nos mudaremos, tú y yo juntos —mencionó.

Hope retiró su rostro del pecho de su tío, lo observó parpadeando varias veces.

—¿Lo dices en serio?

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