Una familia para el solitario CEO. romance Capítulo 2

Once años después.

San Francisco, California.

—¿Ava Jonhson, quieres llegar tarde de nuevo a la escuela? —cuestionó Vanessa a su hija de diez años—, tardas horas en ponerte el uniforme —rebatió, mientras colocaba unos documentos en su portafolio—, date prisa niña, yo tengo una junta importante en la empresa.

La pequeña salió de la alcoba, resopló.

—No quiero ir a la escuela —dijo la niña, apareciendo en pijama—, lo que yo deseo es conocer a mi papá —reclamó—, mi mejor amiga: Hope Knight, tiene una familia, su padre siempre va por ella, y en las reuniones escolares están todos juntos —refutó y mordió sus labios.

Vanessa volvió a sentir aquella punzada en su pecho, el corazón le sangraba cada vez que su hija reclamaba por su padre.

«¿Cómo le digo que ese hombre no quiso que naciera? ¿Cómo le cuento que fui una ingenua que caí en las garras de un hombre casado?» se cuestionó y su pecho ardió.

—Hemos hablado sobre esto Ava, tu papá tiene mucho trabajo, vive en Europa, no puede venir —mintió una vez más.

Ava elevó sus verdes ojos a su madre.

—¡Mentira! —rebatió la niña—, dime la verdad, mis compañeras dicen que no es cierto, que mi papá no existe, o no me quiere. —Sollozó.

A Vanessa la mirada se le cristalizó por completo, se aproximó a la niña, intentó abrazarla, pero la pequeña, se alejó y corrió a la alcoba, se encerró.

Esas discusiones de madre e hija, era repetitivas, ya había llevado a Ava con un especialista, pero parecía no dar resultado, entonces Vanessa dejó caer su cuerpo en un mullido sillón, derrotada.

Cuando decidió alejarse de Raúl, solicitó el cambio de residencia de la beca, se mudó a San Francisco para alejarse de ese hombre, quién le había estado mintiendo todo el tiempo, Raúl tenía esposa y un niño de dos años, esa noticia fue la confirmación para Vanessa de que ese hombre no valía la pena.

Pudo haber regresado a su hogar junto a su madre en Fresno, pero decidió asumir las consecuencias de su error con valentía, y aunque el camino al principio había sido duro, gracias a su prodigiosa inteligencia, no tardó en conseguir empleo, era vendedora en un almacén de ropa, y estudiaba a distancia la universidad, jamás se dio por vencida, ser madre soltera no fue un obstáculo para cumplir sus metas, ahora era vicepresidente comercial de B&G una empresa dedicada a la venta de vehículos.

Luego de desahogarse unos minutos volvió a la habitación de su hija.

—Si no vas a la escuela, no verás hoy a Hope, y te perderás de jugar con ella —mencionó con dulzura y abrió la puerta.

Ava parpadeó, Hope era su mejor amiga, se contaban todo, y cuando la una faltaba a clases, la otra se extrañaba, entre ambas niñas existía una gran conexión.

—Está bien, iré —contestó la pequeña, recordó que ella era la única amiga de Hope, pues le era difícil relacionarse con otras personas.

***

Horas más tarde, en la escuela:

—Hope Knight a la dirección —dijo una maestra que interrumpió en el aula de la pequeña.

Ava abrió sus ojos con amplitud, se estremeció al escuchar que llamaban a su mejor amiga a la dirección, pues Hope, era una alumna ejemplar, incluso en ocasiones llegó a pensar que era la favorita de los profesores, pues nunca se portaba mal, y siempre entregaba las tareas a tiempo.

«¿Por qué la llamará la directora?» pensó con nerviosismo.

Hope enfocó su verdosa mirada llena de susto en su mejor amiga: Ava.

—Pero yo no he hecho nada malo —susurró la niña.

Ava arrugó el ceño, extendió su mano para brindarle apoyo a su amiga, pensó por unos segundos en ir con ella, y acompañarla, se puso de pie, pero cuando observó que la maestra con la mirada le pidió sentarse, se dio cuenta de que no podía ir con Hope.

—¿Para qué te llamará la directora? —cuestionó Ava pensativa—, me estoy empezando a poner nerviosa, siento cosquillas en el estómago, mejor ve a ver de qué se trata.

Hope sintió el mismo cosquilleo de Ava, producto de los nervios, caminó con paso lento hasta llegar a la puerta, a cada instante giraba su rostro para mirar a Ava, hasta que desapareció por la puerta, caminó por los relucientes pasillos, y llegó a la oficina de la directora, la niña se sorprendió al ver a su bisabuela: La Sra Rose Knight.

—Cariño —dijo la mujer con dulzura.

—¿Qué haces aquí? —indagó Hope, notó los ojos llorosos de la anciana, y se sorprendió de verla triste, tuvo un mal presentimiento, pues la señora casi nunca lloraba, siempre estaba dando órdenes, y regañando a quién no hacía su voluntad. La pequeña la observó con atención y se dio cuenta que no podía contener las lágrimas. —¿Por qué lloras? —indagó con su dulce voz, temblorosa.

—Mi vida, ha ocurrido una terrible tragedia —habló con la voz entrecortada la dama—, tus padres…— La Sra. Knight gimoteó—, han tenido un terrible accidente.

Los ojos de Hope se llenaron de lágrimas, enseguida soltó su llanto.

—Quiero ver a mis papás —sollozó con desespero.

La Sra. Knight se acercó y la abrazó.

—Eso no será posible, tus padres… han muerto.

Un gran torrente de lágrimas brotó de los ojos de Hope, la niña salió corriendo de la dirección, el corazón le palpitaba con gran fuerza, no sabía para donde dirigirse, sus compañeros empezaron a salir del salón para ir al patio, era hora de recreo.

—¡Hope! —gritó Ava al verla correr desesperada, la siguió. —¡Espera!

Hope se detuvo en el pasillo, envuelta en un mar de lágrimas, observó a Ava, y luego escuchó que la directora y su abuela la llamaban, fue tanta la tensión para la pobre niña, que se desplomó en el piso, a los pies de su mejor amiga.

—¡Hope! —gritó Ava con desesperación, y soltó su llanto. —¡Despierta!

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