Una familia para el solitario CEO. romance Capítulo 5

Al escuchar el silencio, Ryan volvió a cuestionar.

—¿Algún problema señorita Johnson?

El hombre pensó que la asistente ya se había puesto en contacto con ella y, aún descontento al oír su tono, preguntó con discreción.

—Señorita: ¿No está satisfecha con el pago que ordené entregarle como agradecimiento?

—¿Qué pago, de qué habla? —cuestionó Vanessa, resoplando—. Escuche, señor, no enviaré a Hope de vuelta de esta manera, y si no la recoge usted mismo, Hope permanecerá a mi cuidado. —Vanessa contestó reprimiendo su ira—. Antes que llegue a mi apartamento, necesito hablar acerca de Hope a solas con usted.

Vanessa le dio la dirección de una cafetería que quedaba frente a su casa.

—Señora, o señorita Johnson, a mí solo me interesa recuperar a mi sobrina, no veo que tengamos que hablar usted y yo —refutó con seriedad.

—Pues no le entregaré a Hope, si no acepta hablar antes conmigo —rebatió con firmeza Vanessa.

—La acusaré de secuestro —rebatió él.

Vanessa resopló.

—Haga lo que le dé la gana, ya le dije el otro día que no les tengo miedo a ustedes. —Colgó la llamada.

«Insolente, ahora comprendo el miedo que tiene Hope» pensó ella.

«Interesante mujer, pero: ¿por qué gruñe de rabia? Si está intentando chantajearme, me gustaría conocer qué trucos utiliza» Ryan se cuestionó.

****

Ava luego de cenar llevó a Hope hasta su habitación.

—¡Está muy linda tu alcoba! —mencionó Hope, y la mirada se le cristalizó, recordó su casa, las tardes que solía jugar con su mamá, inclinó la cabeza.

—No te pongas triste —dijo de inmediato Ava, la notar el rostro de su amiga lleno de tristeza—, ven juguemos con mis muñecas.

Ava se aproximó a una de las repisas en tono blanco empotradas en la pared y tomó dos de sus muñecas favoritas, sacó de debajo de su cama, un baúl con juguetes, y eligió las tazas de té, las puso en una mesa redonda de plástico rosada donde solía jugar.

—Ven —le pidió a Hope.

—No tengo ganas de jugar —respondió la pequeña, se limpió las lágrimas con el dorso de la mano—, me van a llevar a un internado —susurró sollozando.

Ava abrió sus ojos de par en par.

—¡No puede ser! —El corazón le retumbó con violencia—, no quiero que nos separen —murmuró con voz temblorosa.

—Mi tío que vino de Europa, me quiere enviar allá a estudiar. —Abrazó a Ava.

Ava correspondió el abrazo de su amiga, y se quedó pensativa.

—¿Cómo es tu tío? —indagó con curiosidad.

Hope observó a Ava elevando una ceja.

—¿Por qué me preguntas eso?

—Mi mamá dice que mi papá no viene a vernos, porque vive en Europa, que se la pasa viajando.

Hope parpadeó, miró los ojos verdes de Ava, su cabello castaño, su piel blanca.

—Mi tío siempre se la pasa viajando, yo no lo conocía, apenas llegó —informó—, es joven, alto, de cabello claro, tiene nuestro mismo color de ojos.

Ava sintió su corazón agitarse, esbozó una amplia sonrisa.

—Entonces tu tío, puede ser mi papá —pronunció emocionada—, pero ¿por qué no ha venido a verme? —cuestionó y la voz se le llenó de tristeza.

—Porque es muy malo, seguramente va a querer mandarte a un internado.

Ava se estremeció, arrugó la frente.

—Mi mamá no lo va a permitir, ella no va a dejar que nos haga eso —aseguró, y sintió un ligero temblor.

****

Ryan Knight llegó diez minutos antes a la cafetería que lo citó Vanessa, lucía un elegante traje negro, su impecable camisa blanca, y la corbata era del mismo tono del traje. Tomó asiento en una mesa, y solicitó un whisky.

Vanessa luego de su jornada de trabajo, solía quitarse los altos tacones, y los trajes ejecutivos, se transformaba en una mujer común, mientras se vestía frente al espejo, observó la cicatriz que tenía a la altura del muslo izquierdo, entonces recordó aquel accidente de años atrás, y el nombre del hombre que en aquella ocasión la ayudó.

«¡Ryan!»

—¿Cómo puede existir en el mundo dos personas con el mismo nombre, pero con distintas personalidades? —se cuestionó susurrando—. Ryan Spencer fue un caballero muy noble al hacerse cargo de mis gastos aquella ocasión. —Acarició aquella cicatriz—, en cambio Ryan Knight es un desalmado, un hombre sin sentimientos, parece que tuviera el corazón de hielo.

Resopló y luego de unos minutos salió del edificio enfundada en unos pantalones de mezclilla azules que le quedaban entallados a su esbelta figura, llevaba una blusa de seda blanca, sus pies calzaban unas zapatillas D&G blancas. Su cabello lo lucía recogido en una cola de caballo.

Cuando Vanessa ingresó a la cafetería se quitó las gafas de sol, buscó con su mirada a Ryan Knight en las mesas. Entonces su mirada se clavó al fondo, ahí estaba él, tan atractivo, pero frío como un tempano de hielo. Ella inhaló profundo y caminó hacia la mesa.

Ryan la había estado contemplando desde que llegó, pero cuando notó que ella enfocó su vista en él, fingió observar su móvil, para no delatarse.

—Buenas tardes señor Knight —habló con seriedad.

—Vanessa Johnson —interrumpió él—, vamos directo al grano, ¿en dónde está mi sobrina?

Ryan se puso de piel, elevó su metro ochenta y cinco de estatura, su porte y presencia intimidaba a cualquiera, pero a Vanessa hacía mucho que los hombres como él, no la inmutaban, solía lidiar a diario con clientes que trataban de menospreciarla por ser mujer.

—Hope está en mi casa —indicó Vanessa.

—¿Así que no está contenta con los honorarios de agradecimiento ofrecidos por mi asistente?

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