VENDIDA (COMPLETA) romance Capítulo 22

Raquel Martínez.

Despierto por culpa de sea lo que sea que me ha llegado al celular. Abro mis ojos a la vez que estiró mi cuerpo sobre la cama y bostezo, estiro mi mano a la mesita de noche dónde está mi móvil y lo agarro. Lo que ha llegado es un mensaje.

"Zack:

Hola bonita, buenos días.

¿Cómo amaneciste?

8:31 a.m."

No pude evitar sonreír. Él es tan lindo conmigo, de inmediato escribo una respuesta corta para él:

"Raquel:

Buenos días.

Amanecí bien, gracias. :)

8:34 a.m."

"Zack:

Me alegra el saberlo.

8:36 a.m."

"Raquel:

Oye...

Hay algo que debo decirte.

¿Te parece si nos vemos al mediodía?

8:37 a.m."

"Zack:

¿Decirme qué?

Sí, por supuesto.

8:42 a.m."

"Raquel:

Te lo diré estando en persona.

8:43 a.m."

Dejo el celular a un lado sin esperar por su respuesta y me levanto de la cama, voy al cuarto de baño para hacer mi rutina de todos los días, una vez termino y me cambio, bajo.

En la planta baja veo a Sandra con el pequeño sobrino de Erick, ambos sentados en el sofá con forma de L viendo series animadas en el gran televisor frente a ellos.

— ¡Buenos días! —sonrío.

— Buenos días —dicen al unísono.

— ¿Dónde está Erick? —pregunto al no verlo ahí.

— Mi tío salió.

— Si, dejó dicho que tenía que resolver un asunto, pero volvería a tiempo para irnos.

— Entonces voy a prepararme algo de comer.

Camino a la cocina donde me preparo dos sandwiches, también me sirvo en un vaso jugo de naranja y camino devuelta a la sala. Desayuno viendo las series animadas con Thiago y Sandra, cuando acabó llevo el plato a la cocina y me lavo los dientes en mi habitación.

Vuelvo a la sala.

— ¿Podemos hablar un segundo, Sandra?

— Claro —se levanta del sofá, y mira al pequeño a su derecha—. Thiago ahora volvemos, quédate ahí.

— Está bien —asintió, sin apartar la mirada del televisor.

Nos alejamos un poco de él.

— ¿Qué ocurre? —pregunta ella.

— Saldré al mediodía.

— ¿De nuevo te verás con ese chico?

Asiento, afirmando con la cabeza.

— Raquel, recuerda que...

— Solo será un momento —la interrumpo—. Erick no lo sabrá y  si llega antes tú solo envíame un mensaje avisándome.

— Vale, está bien.

Caminamos devuelta al sofá donde el pequeño nos espera y nos sentamos a seguir viendo televisión.

[×××]

11:50 p.m.

Estoy de camino al lugar donde me encontré la última vez con Zack, una vez llegó el solitario lugar me recibe. Me siento en el banco a contemplar el hermoso paisaje frente a mí mientras espero.

No han pasado ni cinco minutos cuando dos gruesas manos tapan mis ojos provocando que no vea nada más que negro. Sonrío por inercia cuando su perfume llega a mis fosas nasales.

— Zack sé que eres tú.

Quita las manos y cuando aparece en mi campo de visión se sienta a mi lado.

— Empiezo a creer que eres bruja —dice—. Siempre adivinas que soy yo.

— Es un don, tal vez —me encojo de hombros, sonriendo.

Falso, su perfume siempre lo delata.

— Por supuesto —ironizó—. ¿Qué tenías que decirme?

— Oh, eso... —tomo una bocanada de aire—. Nada, solo que en la tarde regreso a la ciudad.

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