VENDIDA (COMPLETA) romance Capítulo 62

 

 

NARRA RAQUEL

 

 

 

Duramos en carretera hasta que después de unos treinta o más minutos llegamos a aquel restaurante. Joel detuvo su automóvil al frente del lugar, me bajé y él también lo hizo.

 

— Gracias por traerme — le regalé una sonrisa una vez que estuvo frente a mí.

 

Joel: No hay de qué — me sonrió de vuelta. — ¿Te paso a buscar luego?

 

— No, tranquilo, no hace falta. — le sonreí.

 

Joel: De acuerdo, bueno, nos vemos más tarde — dejo un beso en mi mejilla. — Suerte al contarle a Erick de tu bebé

 

— Desear suerte, es de mala suerte ¿Sabías? — hablé mirándolo arqueando una ceja

 

Joel: ¡Suerte! — soltó una carcajada rodeando su auto, y se subió en el puesto de piloto.

 

— Quieres que me vaya pésimo

 

Joel: ¡Claro que no! — hablo conteniendo su risa. — Mejor ya entra, Erick debe estar esperándote adentro

 

— Claro, ¡adiós! — me di la vuelta, y escuché como encendió su auto y se marchó.

 

Antes de cruzar miré a los lados, no pasaba ningún automóvil o alguna motocicleta así que crucé y me dirigí al restaurante.

 

Me sentí nerviosa, mis manos me sudaban y era de esperarse que estuviera así, tenía miedo a que Erick reaccionara mal o que se yo.

 

Entre al restaurante y busque entre todas las personas a Erick hasta que, después de unos segundos pude verlo sentado en una mesa al fondo, este tenía puesto unos lentes y revisaba unos papeles que tenía en su mano.

 

Me detuve e inconsciente sonreí al mirarlo, y rodeé con mis dos manos mi vientre.

 

Hoy, de una vez por todas, tú padre sabrá de ti mi pequeño o pequeña. — Pensé sin dejar de mirar a Erick

 

Me acerque hasta él sin quitar la pequeña sonrisa de mi rostro, pero está se desvaneció al ver quién se acercó hasta su mesa y se sentó a su lado derecho.

 

¿Que mierdas estaba haciendo Alondra aquí?

¿Por qué estaba ahí con Erick?

¿Acaso él la invitó a almorzar con nosotros?

 

Seguí mi camino hasta su mesa, cuando estuve a solo pocos pasos de ellos Erick notó mi presencia y me sonrió, pude ver que recogió los documentos de su mesa y los coloco dentro de una carpeta, se levantó de su asiento y al tenerme frente a él beso mi mejilla.

 

Erick: Hola — hablo con una sonrisa.

 

— ¿Hola? — hablé desconcertada, sin quitar mi expresión seria.

 

Erick: ¿Estás bien? — preguntó frunciendo levemente su entrecejo.

 

— Si, no te preocupes — lo mire, y mi vista se desvió hacia Alondra.

 

Alondra: Raquel, qué gusto me da verte — hablo con una sonrisa hipócrita, solo le rodé los ojos y miré a Erick.

 

— ¿Que hace ella aquí? — le susurré.

 

Erick: Oh, ella… — rasco su ceja mirándome. — Ella vino a traerme unos documentos que son parte de tu sorpresa y la invite a comer con nosotros.

 

Oh, maravilloso

 

Mi plan de contarle sobre mi embarazo fracasó, una vez más; supongo que aún no era el momento para decirle y esto tal vez era una señal.

 

Erick: No te molesta, ¿cierto? — volvió a hablar

 

¡Oh, pero claro que me molesta! Por Dios, ¡¿En qué pensabas cuando la invitaste a quedarse con nosotros?!  — Grito mi subconsciente.

 

— No… Para nada — Fingí una sonrisa, y me senté en la silla frente a ellos.

 

Erick: Bien — también tomó asiento. — ¿Pedimos algo de comer? — preguntó.

 

Si claro — respondimos nosotras al unísono.

 

Erick llamó a un mesero y este se acercó a nosotros, a cada uno le dio una carta con el menú del restaurante, y mientras Erick pidió lasaña y Alondra una simple ensalada yo pedí tres platillos diferentes, entre ellos algo dulce.

 

Erick: Tienes mucha hambre, eh — bromeó mirándome

 

— Sí, es que no desayune en la mañana — reí apenada, y claramente mentí; gracias a mis antojos de mujer embarazada había pedido toda esa comida.

 

El mesero se retiró y, minutos más tarde, regreso acompañado de otros dos meseros quienes en sus manos traía la comida y al dejarla en la mesa les agradecimos, después se fueron.

 

Empezamos a comer, y los únicos en nuestra mesa que hablaban eran Erick y Alondra, yo sólo comía en silencio, sin prestar atención a su aburrida plática, todavía sin entender para qué diablos la invito.

 

Alondra: Si sigues comiendo así te pondrás como puerca — comentó ganándose mi atención, e hizo una mueca de asco mirándome.

 

Erick: ¡Alondra! — la reprendió.

 

Alondra: ¿Qué? Solo digo la verdad — se encogió de hombros.

 

— Erick déjala, sus comentarios no me afectan en lo absoluto. — dije, y era así; por más que intentara ella no me haría sentir mal o insegura, para nada.

 

Quería decir algo más, pero sentí náuseas y no pude; sin decir absolutamente nada me levanté rápido y corrí hasta el baño de damas, por suerte no había nadie.

 

Cuando entré vomité en uno de los retretes/inodoros todo lo que había comido hace un momento, minutos después acabe, le baje al inodoro y me levanté del suelo donde había estado arrodillada segundos atrás.

 

Caminé hacia el lavabo, lave mi boca con agua y me comí el último caramelo de menta que tenía en mi bolso. Me mire en el gran espejo un segundo y suspiré, de pronto, alguien quién al parecer tenía rato aquí habló

 

Xx: Por fin solas — una voz femenina habló, miré a mi derecha y mi rostro se tornó serio.

 

— ¿Ahora qué quieres, Alondra? — pregunté cansada de todas sus amenazas absurdas.

 

Alondra: En realidad nada, sólo quiero charlar contigo — habló con una sonrisa.

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