Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 30

PDV Saint.

— ¿Cómo se verá esa chica cuando le vea en mi cama esta noche? Espero que cumpla mis expectativas —pienso, mientras espero a una de mis novias, la cual debería estar por llegar.

Teresa hasta donde pude llegar a ver, tenía un buen cuerpo, no al nivel que uno podría decir perfecto o algo parecido, pero si tenía un buen cuerpo, ¿Cómo se verá desnuda?

El pensar en tener a Teresa en mi cama esta noche, calienta mucho mi cuerpo, y antes de que me dé cuenta ya estoy erecto allí abajo.

Por suerte esto sentado y el mantel de la mesa está ocultando mis partes íntimas… de otro modo…

—Espero que ella no note lo excitado que estoy —pienso, mientras veo como una de mis 8 novias llega al restaurante y es atendida en la recepción.

Su nombre era Raquel, llevamos… no sé, ¿Cuánto? ¿1 año? Debía ser aproximadamente ese tiempo, quizás un poco más.

El recepcionista deja entrar a Raquel al restaurante, y tras una breve búsqueda, me ve y camina hacia mí.

Alzo la mano para saludarla mientras le sonrió, me devuelve la sonrisa mientras llega junto a mí y se sienta en el asiento enfrente de mí.

La saludo con un beso en los labios con el cual le meto la lengua hasta el fondo, tras un par de cortos segundos me separo de ella y la miro fijamente.

— ¿Esperaste mucho? —dice Raquel, mientras el camarero llega junto a nosotros para tomar nuestras órdenes.

—No mucho, un amigo mío me ayudo a pasar el tiempo mientras esperaba, paso bastante rápido —le digo, mientras reviso el menú.

— ¿En serio? Que bien, por lo menos no te aburriste esperando —me dice Raquel.

—Bien, ¿Qué voy a comer, que voy a comer? —murmuro, mientras pienso que ordenar.

Honestamente no tenía mucha hambre, es decir, ya había comido anteriormente junto con Tomas hace poco tiempo atrás, por lo que no tenía mucho espacio para más comida.

Ahora que lo pienso, quizás no deba comer demasiado… después de salir de Raquel tengo que comer con otra de mis novias… ella diría algo si ve que no como… nunca pensé que la comida fuese un problema.

—Escucha… te llame hoy porque tengo algo que decirte —me dice Raquel, mientras me mira fijamente.

En base a la expresión que está haciendo en estos momentos, puedo notar que lo que sea que quiera decirme es algo muy serio, por lo que me da curiosidad.

—Tráiganos una comida ligera de la primera lista del catálogo —le digo al camarero, mientras le paso el menú y mientras miro fijamente a Raquel.

El camarero toma mi menú y el de Raquel y poco después se va, dejándonos a solas a los 2.

— ¿Qué es lo que tienes que decirme? —le pregunto a Raquel, la cual parece nerviosa.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO