VENGANZA EQUIVOCADA (Saga Los Ferrari) romance Capítulo 15

Sebastián llegó a la casa y subió con sus hijos, estaba molesto por la actitud de Taddeo, los mandó a su cuarto a que se bañaran y él hizo lo mismo. Al estar listo bajó y les dio de comer, los niños estaban silenciosos sobre todo Taddeo.

Al terminar de comer los mandó a cepillarse los dientes, y le dijo a Taddeo —Estoy decepcionado de tú actitud, de cómo trataste a Alondra, de tú ataque hacia mí, no demuestras ningún tipo de respeto por la autoridad, yo soy tu padre y no puedes hablarme así—le dijo muy enfadado.

—Pero padre... —empezó a decir el niño cuando Sebastián lo interrumpió.

—¡No quiero que hables! ¡Solo escúchame! Por Dios Taddeo, siempre estás a la defensiva, todo lo objetas, hijo no puedes andar así por la vida. Debes aprender a controlarte cuando algo te disgusta, no siempre debe uno salirse con la suya. No se las razones de tu actitud, y no voy a seguir tolerando tú falta de respeto. Vas a aprender a respetar o por las buenas o por las malas. Por eso pasado mañana me voy a Florencia con Camillo y tú vas a quedarte con tus abuelos, estás castigado sin ningún juego electrónico, ni computador, ni baños en piscina, ni ninguna actividad recreativa. Sólo podrás leer tus libros ¿Me has entendido?—preguntó con severidad Sebastián.

—Si entendí padre y me encanta lo justo que eres, me castigas sin escuchar de mi boca lo que pasó—pronunció herido el pequeño.

—No necesito escucharte porque oí cuando ofendías a la niña —dijo su padre.

—Esa no es una niña ¡Es una arpía! ¡Y tú un injusto! ¡Te odio con todas mis fuerzas!—gritó enfurecido y su padre molesto, levantó la mano e hizo amago de golpearlo pero se contuvo, mientras cerraba los ojos y respiraba profundamente.

—Taddeo, por favor retírate —habló Sebastián en tono derrotado y conteniéndose.

—¿Quieres golpearme? ¡Hazlo padre! Descarga tú ira en mi, si eso te hace sentir mejor, porque para mí, el que no me escuches, me duele más que cualquier golpe que quieras darme—manifestó mientras sus ojos azules brillaban tratando de contener su enojo —Camillo, puedes dormir con padre, no te preocupes, no tengo problemas en dormir sólo. Que tengan buenas noches—expresó mientras se retiraba a su habitación.

—Padre, mi hermano no tuvo la culpa, Alondra no fue buena con él —habló Camillo entristecido, porque adoraba a su hermano y a su padre y no le gustaba que pelearan.

—No hay excusas Camillo, tu hermano tiene que aprender a respetar. Su actitud me agota —pronunció exasperado Sebastián.

—¿Acaso no amas a mi hermano padre? —preguntó el niño.

—Por supuesto que lo amo Camillo, ustedes son mi vida —respondió con ternura ante la preocupación de su hijo.

—¿Y por qué lo ibas a golpear?—indagó el pequeño con preocupación.

—No hijo, me enfadé mucho, pero yo jamás los golpearía. Quédate durmiendo aquí, mientras voy hablar un momento con tu abuelo —indicó mientras salía a conversar con su padre.

Sebastián se paró en la puerta de la habitación donde estaba Taddeo, quería entrar a conversar con él, pero se contuvo y bajó a buscar a su padre, lo encontró fumándose un cigarrillo.

—Hola Padre, ¿Cómo estás? Si te encuentra Alicia fumando te vas a meter en problemas.

—Tranquilo, ya está durmiendo. Y no te creo capaz de acusarme. Además es sólo uno ¿Cómo te fue dónde Nick? —preguntó su padre.

—Bien, conversamos de lo que pasó con su ex, y aclaramos las cosas. Conocí a su esposa, se llama Sophía muy bonita por cierto y sus dos hijos Matteo y Alondra. Te envió saludos.

—Apreciados. ¿Y qué más hiciste? —siguió interrogándolo Don Giovanni.

—Padre, ayer vi en el cafetín cerca del parque, a una mujer supuestamente llamada Antonia, era una copia exacta de Anabella, la busqué y no la conseguí, pero hoy la encontré donde Nick, según es la prometida de Leónidas Andrade ¿Sabes lo que significa eso? —indicó Sebastián en tono de ansiedad.

—¿Puede ser mi niña? —inquirió el hombre emocionado.

—No es que pueda, es que Antonia y Bella son la misma persona —pronunció convencido.

—¿Cómo estás tan seguro? —interrogó Giovanni tratando de ocultar su emoción.

— La besé padre, es el mismo sabor y olor de mi Bella, los reconocería así pasaran mil años. Además Nick me dijo que Antonia sólo recuerda los últimos dos años de su vida. ¿Sabes lo que significa?

—¡Dios mío! mi niña está viva —expresó con una radiante sonrisa.

—Si padre y ese desgraciado de Leónidas la secuestró y le hizo creer que es otra persona. Mañana después de la competencia o pasado mañana me voy con Camillo y la familia de Nickólas para Florencia, ella también va a ir. Tengo que estar cerca de ella, necesito conquistarla, que sepa que la hemos extrañado y que la amamos, y que lo que pasó lo hice por error, no quiero que me odie cuando recupere la memoria —dijo con angustia.

—¿Y no te vas a llevar a Taddeo? —preguntó su padre.

—No, lo castigué, lo encontré insultando a la hija de Nick y me faltó el respeto cuando le cuestioné su trato a la niña, me dijo que se imaginaba, yo era todo un ejemplo de hombre para tratar a las damas. No se que hacer padre, Taddeo me agota, cuestiona todo lo que hago, siempre pregunta el por qué de algo, y al responderle termina diciendo como puede hacerse mejor, nunca está contento conmigo, siempre ve es mis defectos y no tiene limitación en ventilármelos delante de quien sea, no respeta mi autoridad, mi hijo me odia porque asocia mi llegada con la desaparición de su madre ¿Por qué padre soy un incapaz para educar a mi hijo? No entiendo su actitud —expuso desesperado.

—Sebastián no es fácil crear a dos niños sólo, cuando están las dos figuras, uno equilibra al otro pero tú debes equilibrar todo en tí. Sabes que tu hijo tiene un coeficiente más alto, él no lo hace para cuestionarte porque se trata de tí, es su personalidad, debes hablarle no queriéndote imponer. Y no te odia, él te ama. Pero también conoce tus debilidades y se aprovecha para manipularte —indicó su padre sonriendo —. Y respecto a lo de la hija de Nick, sinceramente creo que algo debió decirle la niña, para haber generado esa reacción de Taddeo, él es un niño con una gran madurez y no insulta por capricho.

—Padre lo escuché ofendiendo a Alondra. Por eso lo castigué y voy a dejarlo con ustedes, le prohibí los juegos electrónicos, la computadora, baños en piscina, y cualquier actividad recreativa. Sólo podrá leer sus libros.

—No me gusta que castigues de esa manera a Taddeo, él es sensible, es quien ha sufrido más la ausencia de su madre, estaba muy apegado a ella y tú eres muy duro con él, cuando es exacto a ti, hasta el carácter te copió, no hagas que tu hijo se aleje de ti, no cometas ese error.

—Por eso no quiero que tenga las mismas actitudes erradas mías, que no sea un prepotente, queriendo saberlo todo, que no avasalle a los demás, que no se convierta en el cínico que fui. No entiendes que quiero que sea mejor persona que yo. Voy hablar con él padre. Gracias por estar siempre para mí —pronunció abrazándolo.

—Te amo hijo. Voy a despertar a Alicia para darle la noticia de Anabella —manifestó el hombre con felicidad.

—Aún no le digas padre, espera que yo confirme definitivamente, estás dos semanas en Florencia me servirán para conocer como paso todo. Te llamo desde allá.

—Está bien hijo. ¿Y Camillo faltará a clases por dos semanas?

—Mañana converso con la directora y la maestra del colegio para sacarle el permiso y que me den la programación de clases para yo en la noche instruirlo —respondió organizando todo para su partida.

—Está bien. Sebastián no te olvides de hablar con mío bambino per favore —le dijo su padre sin dejar de sentir preocupación por Taddeo.

—Va bene padre —respondió Sebastián.

Subió las escaleras y cuando iba abrir la puerta de la habitación de Taddeo, prefirió dejar para conversar con él al día siguiente.

Mientras tanto Taddeo en su cuarto había llorado desconsoladamente, cubriéndose el rostro con la almohada para evitar que sus sollozos se escucharan, añoraba tener a su madre con él, no sabía porque no había podido superar su ausencia, tenía la esperanza de que algún día apareciera, Dios, esa señora Antonia se parecía tanto a su mamá y la había abrazado y olía a Jazmín como su madre, no podía ser coincidencia. También pensaba en lo injusto que había sido su padre y todo por culpa de la horrible ojo de gato, bueno, realmente no era horrible, pero era venenosa, creída, berrinchuda y manipuladora, la propia mini arpía, no se quería imaginar cómo sería cuando fuese adolescente. Pensó haciendo una mueca. Decidió que iría temprano a su colegio.

Al día siguiente, Sebastián se levantó, se bañó y fue a buscar a Taddeo, pero no lo encontró en su habitación, al bajar su padre le informó que había decidido ir al colegio y lo había llevado temprano—.Qué raro, no entiendo, él no quería ir más al colegio, me pidió que contratara profesores privados, porque dijo que no le gustaba ir.

—Tú hijo no quiere verte, está dolido contigo—espetó su padre.

—Él se comporta mal y yo debo sentirme culpable—expresó enojado.

—Él me contó … —Su hijo lo interrumpió

—No padre no lo justifiques, levantaré a Camillo para desayunar e ir al colegio te veo después. ¿Vas a la competencia?

—No me la perdería por nada del mundo —expresó Don Giovanni.

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