VENGANZA EQUIVOCADA (Saga Los Ferrari) romance Capítulo 6

Vernazza era un hermoso pueblo situado en la provincia de La Spezia, Liguria al noroeste de Italia, constituía uno de las cinco localidades que integran la región de Cinque Terre, una localidad sin tráfico, poseedora de una carretera que conducía a un estacionamiento en los límites de la población donde debían quedarse los vehículos. Un pueblo de pescadores, declarado como patrimonio mundial de la humanidad por la Unesco, cuya principal característica o la más resaltante es una torre que corona sobre lo alto, a Bella le parecía el lugar perfecto para criar a su bebé.

La villa que alquiló estaba ubicada en un acantilado, con una espectacular terraza con vista al mediterráneo, era una hermosa casa de piedra de doscientos metros cuadrado de construcción, donde se observaba un mar con aguas cristalinas, tenía dos plantas, con cinco habitaciones, cinco baños, una cocina con grandes ventanales, una enorme sala, un comedor y un bello jardín frontal, a solo trescientos metros del aparcamiento del pueblo, el lugar era de ensueño aunque demasiado grande para su gusto, sin embargo, no debía quejarse, estaba segura que allí sería feliz.

Así fueron pasando los días, las semanas y su vientre iba creciendo a una velocidad impresionante, los vómitos y mareos habían dimitido, sólo perduraban unas ganas inmensas de comer, se paraba en la madrugada con demasiada hambre y devoraba todo lo que encontraba a su paso y mucho sueño, se quedaba dormida sin previo aviso, situación que cambio para finales del segundo trimestre, iba a su consulta mensual para saber la evolución de su hijo o mejor dicho sus hijos, porque al quinto mes de embarazo le dieron una noticia inesperada, ¡Estaba esperando gemelos!

Aparte de sorprenderse, si antes estaba asustada ahora sentía terror, si le parecía difícil enfrentar la vida con un bebé, imagínate con dos, llamó a sus padres para darles la noticia, y ellos felicísimos, trataron de convencerla para que regresara a Palermo, alegaron que no necesitaba sacrificarse lejos de casa, porque los tenía a ellos, pero Anabella no cedió, se mantenía firme en su decisión. y, aunque se asustó mucho al principio porque iba a tener gemelos, luego se calmó y empezó a disfrutar cada nueva experiencia. Así fueron pasando los meses y su embarazo casi no la dejaba caminar.

Seguía manteniendo contacto continuo con sus padres, tenían largas conversaciones telefónicas con ellos, al igual que con Fernando. Además había hecho amistad con una chica llamada Leyla, era una muchacha de veinticuatro años trigueña, un poco más alta que ella, de ojos café, juntas habían abierto una pequeña tienda donde vendían artesanías, esculturas elaboradas por su amiga y sus pinturas.

Entre Leyla y Anabella, había crecido una bonita amistad, ella la apoyaba mucho, estaba pendiente de su embarazo y la acompañaba a sus consultas médicas, a algunas de las cuales asistía también Fernando, quien se planificaba para visitarla en los días que coincidían con sus citas al médico.

En una de esas citas, tuvieron la oportunidad de ver a los bebés cuando se hizo un eco en 4D, y observaron sus rasgos, como abrían y cerraban la boquita, como sacaban la lengua, el movimiento de sus bracitos, realmente fue una experiencia única que los conmovió a los tres, terminando todos con lágrimas en los ojos.

Su amistad había crecido en gran manera, hasta hacerse los tres inseparables, incluso sospechaba que Leyla gustaba de Fernando y por eso buscaba la forma de unirlos haciendo el papel de Cupido, intentando que él se fijara en su amiga, pero a Fernando parecía no atraerle de esa forma, sino que se empeñaba en cortejarla a ella mientras su amiga sufría su indiferencia.

A las treinta y cuatro semanas de gestación, tuvo un parto prematuro Anabella empezó a sentir contracciones, su amiga la llevó al centro de salud, sin embargo, en virtud de que no dilató lo suficiente hubo que hacerle una cesárea de emergencia, así nacieron sus hermosos gemelos, los cuales debieron ser ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital La Spezia ubicado a dieciocho minutos de Vernazza, donde fueron colocados en incubadoras por dos semanas. Al nacer pesaron dos kilos con doscientos cincuenta gramos uno y el otro dos kilos cien, uno midió cuarenta y ocho y el otro cuarenta y seis centímetros. Ambos de cabellos oscuros, y tez igual a su padre y ojos azules. Eran una cuchitura, con solo verlos se activaban sus instintos de protección, aunque no tenían mucha carne, porque estaban realmente muy delgados.

Bella y Leyla iban diariamente a la clínica a visitar a los bebés, los gemelos eran su todo, con pocos días de nacido su vida giraba en torno a ellos. Daba gracias a Dios por haber tomado la decisión correcta, eran los bebés más bellos que había visto en su vida, así estuviesen súper flacos, seguro que al pasar los meses engordarían un poco, se dijo sonriendo.

Fernando fue a visitarlos durante los días que sus entrenamientos se lo permitió, luego de dos semanas los gemelos fueron llevados a casa, les puso por nombre al mayor Taddeo Renaldo y al segundo Camillo Alonzo, realmente desconocía el impulso que la llevó a colocarle a uno de sus bebés el nombre de Sebastián, tal vez para demostrarle que estaba equivocado y que sus hijos eran de él o por torpeza, no lo sabía.

El haberle puesto el nombre de Sebastián a uno de sus hijos, le costó una gran discusión e incluso su amistad con Fernando, quien al saberlo le dijo —Eres una tonta Bella, sigues enamorada de un hombre que te desprecia, por eso le pusiste el nombre de él al bebé. Y lo has ocultado estos meses.

—Claro que no, no sigo enamorada de Sebastián, ¡te equivocas! Además mi padrastro también se llama Renaldo —se justificó Bella tratando de apaciguar la molestia de Fernando.

—Por supuesto que lo sigues amando, lo dices para cubrirte, cuando los dos sabemos que lo hiciste en honor a Sebastián, no tienes dignidad, es sorprendente que lo continúes amando después de cómo te trató, ¡Eres una masoquista! ¿Qué piensas, que él va a volver de rodillas a pedirte perdón y que vivirán felices para siempre? Eres una pobre ilusa, ni siquiera te piensa, ni se acuerda de ti, está demasiado ocupado con mujeres deseables para pensar en alguien tan insignificante en su vida como tú y tus hijos—espetó molesto su amigo.

—¿Por qué me dices esas cosas?—interrogó ella herida por su actitud hacia ella.

—¿Por qué me dices esas cosas?— repitió mofándose Fernando con el rostro enrojecido por la rabia—.¿Quieres ver cuáles son las mujeres que le gustan y lo excitan?—le dijo y saliendo de la habitación, volvió a entrar a los minutos con decena de revistas de diversos nombres, las abrió y les fue mostrando fotografías de Sebastián del brazo con distintas mujeres, besándolas o bailando en fiestas, museos, restaurantes, incluso las últimas fotografías le fueron tomadas haciendo el amor con una rubia en la cubierta de una de sus barcos, y se distinguía claramente su rostro, Fernando le lanzó una a una las revistas, mientras ella las observaba detalladamente sintiendo que puñales se le clavaban en el corazón.

« Viste que eres la más grande de las majaderas—continuó con rabia.

En ese momento llegó Leyla y vio lo que estaba pasando y manifestó indignada —No es tú problema si le puso el nombre al niño por Sebastián. Lo que si es claro es que no tienes porque tratarla así. Eso no te hace mejor que él.

—¡Cállate! que no es contigo. La trato como me da la gana para que entienda. Yo la amo, he estado con ella todo este tiempo cuidándola a ella y a sus hijos, esperando que se de cuenta de mi amor y reaccione, mientras que ese imbécil ni se recuerda de su existencia, ella aún suspira por él. Pues yo me cansé de esperarla. ¡Ya no más! —y viendo a Anabella le dijo —. No volveré a verte. Nuestra amistad ha terminado Anabella.

Ella con sus ojos grises húmedos, conteniendo las lágrimas le contestó —.Lo entiendo, no querías mi amistad, tu interés por mi tenía un trasfondo que te aceptara en mi vida con una relación amorosa, porque de lo contrario no amenazarías con abandonarme y cortar todo lazo conmigo. Te voy a dejar claro, no siento el tipo de amor por ti que se requiere para sostener una relación de pareja, aunque tampoco amo a Sebastián y solo sienta desprecio por él. Y si eso es lo que te movía puedes salir por esa puerta.

—Realmente no te creo lo que me dices y si es así demuéstramelo y cásate conmigo —habló retándola.

Ella se quedó observándolo— Eres un hermoso ser humano por dentro y por fuera, no quisiera perder tu amistad ¡Pero no voy a casarme contigo! —expresó con decisión.

—Si no hay esperanza para nosotros, entonces me vas a perder, porque no puedo estar más cerca de ti, tengo derecho a hacer mi vida con una mujer que me ame, que se apasione por mí y quiera estar a mi lado —manifestó con determinación.

—¡Pues búscatela! Yo no te he impedido que lo hagas, por el contrario te apoyaría si lo hicieras. Tu amistad es importante y tu apoyo ha sido como un soplo de aire fresco a medio de éste tormento que he vivido, pero no me pidas que me involucre contigo en una relación que no me interesa —afirmó Bella.

— ¡Eres una egoísta! — exclamó con rabia Fernando.

—¿Por qué piensa eso?—le dijo Anabella enarcando sus cejas.

—No quieres estar conmigo, pero tampoco sin mí, eso es egoísta para conmigo —continuó sin querer perder la discusión.

—¡Claro que no! quiero tú felicidad —continúo la chica sin dejarse convencer por las palabras de Fernando.

—No entiendes que solo tú me haces feliz —pronunció Fernando.

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