¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 22

—Mamá, lo siento, no me abandones…

Alain se sorprendió por un momento, mirando su mano que sostenía su cuello, su mirada caía lentamente sobre su rostro, parecía muy dolorida, como histeria.

Alain frunció el ceño:

—¿Cynthia?

Cynthia no podía oírlo, como si estuviera en una especie de pánico, se veía muy asustada, pero pronto recuperó la calma, soltó a Alain y se quedó profundamente dormida.

Alain se enderezó lentamente, la miró durante unos segundos, se dio la vuelta y salió de la habitación.

Jenni estaba sentada en el sofá, sosteniendo con fuerza el vaso de agua con ambas manos. Su corazón sufría más por cada segundo que Alain pasaba en la habitación.

¿No debería esta mujer cuidar a su madre en el hospital?

¿Por qué tenía tiempo de volver?

Cuando Henry fue a investigar a Cynthia, Jenni lo supo. Entonces, cuando Henry envió a alguien a Nación A para obtener informaciones de Cynthia, la persona mandada por Jenni llegó primero y mató a la mujer que introdujo el negocio a Cynthia, creando un “accidente”, dando una ilusión como si se cayó desde el piso de arriba.

Esta era la clave de por qué Henry no se enteró nada de lo que sucedió esa noche.

Hizo todo lo posible, por temor a que Alain y Cynthia pasaran demasiado tiempo juntos, fue ella quien compró la gente en la comunidad donde vivía la madre de Cynthia para que digan algo malo, estimulaba a Isabel para que la hospitalizaran. Con la finalidad de que Cynthia no tuviera tiempo para estar con Alain.

Pero, inesperadamente, esta mujer ni siquiera se quedó en el hospital.

Incluso fue cogida a brazo por Alain.

Cuanto más lo pensaba, más derrumbada se sentía.

Tanto que ignoró el control de las expresiones faciales.

Cuando Alain salió de la habitación, pudo ver las expresiones de Jenni y se acercó en silencio.

Jenni se puso de pie y casi soltó la pregunta, pero afortunadamente estaba cuerda:

—¿Está enferma la señorita Cynthia?

Alain no respondió de inmediato, sino que se sentó en el sofá con las delgadas piernas dobladas, luego levantó lentamente los ojos y miró a Jenni. Estaba tan calmado que era impredecible sus emociones.

Repentinamente Jenni sintió una tensión y se puso nerviosa. Este Alain la asustó por lo que habló con cautela:

—Alain...

—Sí.

Sus labios se curvaron apareciendo una leve sonrisa:

—¿Qué pasa?

Parecía que no había nada de raro, Jenni se calmó y trató de sentarse a su lado, él no lo rechazó.

Sus nervios se tranquilizaron ligeramente.

—Este es el contrato por la tierra de Bahía Ligero.

Henry le entregó la carpeta a Alain.

La razón por la que Jenni vino con Henry fue porque escuchó a Henry decir que Alain quería un contrato para esta tierra.

Este terreno estaba ubicado en Bahía Ligero, rodeado de montañas y ríos, por lo que era un buen lugar para planear unas vacaciones, por eso había mucha gente que la quiere.

Fue solo que, durante los dos primeros años de licitación por este terreno, Grupo Superior obtuvo el derecho a desarrollar la licitación, pero el Grupo Superior no quería aprovecharlo, por lo que decidió subastarlo.

Pero de repente Alain pidió el contrato por esta tierra, lo que la preocupó un poco.

Después de todo, cuando Ismael fue a la empresa para demostrar que quería este terreno, Alain no le dio la oportunidad y ni siquiera le atendió.

Cynthia era la hija de Ismael y temía que Alain le diese este terreno al Grupo Flores por Cynthia.

¡No le importaba esta tierra, sino la actitud de Alain hacia Cynthia!

—¿No se decidió subastar esta tierra?

Preguntó Jenni aparentemente sin darse cuenta.

Aunque preguntó con naturalidad, ¿cómo podía Alain no notar una intención de tan bajo nivel?

Pero él no lo expuso, ni lo dijo, sino que puso su brazo en el hombro de Jenni:

—Jenni, ¿desde cuándo cambiaste?

La mirada de Jenni tuvo un parón, ¿qué quería decir?

—Yo, ¿dónde me cambié?

Jenni no sabía por qué.

Alain le apretó su barbilla y la obligó a mirarle:

—Si fueras tú de antes, no harías esta pregunta.

Jenni lo miró a los ojos y se quedó atónita, la frialdad en sus ojos era algo que nunca la había visto.

No pudo evitar de ponerse nerviosa:

—Yo...

De repente ella cambió de su imagen, que solía ser obediente, sensible y digna, se puso un poco fuera de control:

—¡Tengo miedo, porque tengo miedo!

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