30 Días de Prueba Amorosa romance Capítulo 851

Sin embargo, Félix no le dio oportunidad de refutar y se marchó directamente.

Carlos se quedó tieso, completamente confuso.

¿Fue excluido?

Justo cuando estaba deprimido, Camilo se acercó a él y le dio una suave palmada en el hombro.

Le miró significativamente y le dijo:

—A veces, si quieres cambiar tu situación, debes hacer algo.

Tras decir esto, Camilo se marchó.

Carlos se quedó quieto, pero su corazón estaba hecho un lío.

Era lo suficientemente inteligente como para entender inmediatamente lo que Camilo quería decir.

Durante este periodo de tiempo, debido al trato especial de Ricardo, había ofendido a Félix innumerables veces. Cada día vivía como si caminara sobre un alambre.

Además, la situación empeoraba día a día. Temía morir si se rompía el cable.

Ahora Félix no le permitía ir con ellos porque no quería que se pusiera en contacto con Gloria. Félix estaba muy preocupado.

Pero Félix no sabía lo que le preocupaba, y Carlos se convirtió en la inocente carne de cañón.

—¿Hacer algo?

Carlos se quedó mirando la figura de Félix que se alejaba. Un pensamiento peligroso acudió a su mente.

Rosaura y Gloria esperaban en el bosque. El viento soplaba de vez en cuando, haciéndoles sentir frío.

Sólo podían frotarse los brazos para calentarse de vez en cuando, esperando que Camilo y los demás llegaran pronto.

Cuando el coche se detuvo, dos hombres altos salieron del bosque.

Al primer vistazo, Rosaura vio a Camilo caminando hacia ella.

—Camilo, estoy aquí —gritó enseguida.

Mientras gritaba, Rosaura quiso correr hacia Camilo, pero él frunció el ceño y la regañó:

—Quédate quieta.

Rosaura se detuvo en seco y le miró confusa.

Camilo aceleró el paso y se dirigió hacia ellas. Sus zapatos de cuero brillante pisaban la hierba y las ramas del suelo, haciendo crujir.

Al oír la voz, a Rosaura le dio un vuelco el corazón. Se dio cuenta de que Camilo tenía miedo de que la arañara una rama al correr rápido.

Qué considerado fue.

De pie junto a Rosaura, Gloria no pudo evitar sentir un poco de envidia cuando miró al hombre que caminaba rápidamente hacia ellas.

Rosaura debía estar muy contenta de estar con Camilo.

Con su amor sincero, cualquier dificultad merecía la pena.

Pero ella...

Gloria echó un vistazo al hombre que estaba unos pasos por detrás de Camilo. Su postura elegante y sus pasos tranquilos eran iguales a los del príncipe que ella no podía alcanzar.

Camilo se acercó rápidamente a Rosaura, la miró, le quitó el abrigo y la arropó.

—¿No sabes encontrar un lugar donde resguardarte del viento? ¿Quieres resfriarte a propósito y preocuparme?

Su tono era de reproche, pero sus palabras eran muy cálidas.

Rosaura sintió el calor de su ropa, y la frialdad de todo su cuerpo desapareció.

Se agarró al brazo de Camilo como una niña mimada y le dijo:

—Ahora que te tengo a ti, no tengo nada de frío.

Mirando la cara de descaro de Rosaura, Camilo suspiró impotente.

—Parece que no puedo perderte de vista ni un minuto —dijo con voz grave.

El suspiro incontrolable hizo reír a Rosaura.

Ella le cogió del brazo.

—Vale, será mejor que me vigiles y no te separes de mí ni un segundo.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: 30 Días de Prueba Amorosa