ALASKA (COMPLETO) romance Capítulo 24

Alaska

La ruleta del tequila.

Es un juego común entre toda la multitud de universitarios y adolescentes de Whittier que se hace cada viernes en la playa, los bares, casas e incluso en el bosque, si es que los guardianes no te atrapaban, siendo castigado.

Aunque siendo honestos, hasta los guardianes lo habían llegado a jugar, Adam lo había hecho varias veces con sus amigos. Sonaba divertido al igual que demasiado estúpido, pero vamos, que a esta edad lo estúpido sonaba interesante.

Era toda una rueda con caballitos de tequila para todos los participantes y se hacían preguntas demasiado incómodas o retos estúpidos, hasta que los demás ya no podían seguir bebiendo, curioso ya que aquí las bebidas eran más fuertes, con cuatro shots, ya estabas demasiado perdido, y conforme avanzaba el juego, las cantidades se volvían más grandes, sumamente complicado ganarlo.

Y como todo buen grupo de universitarios, sí, era viernes en la casa de Aaron por la noche y el juego estaba listo para nosotros. Diego, Marissa, Johana (la mate de Marissa), Aaron, Tyler, un amigo de mi hermano y yo, sentados en el suelo de su sala, estábamos esperando para iniciar esto.

Aaron se había vuelto mi mejor amigo dentro de todo esto y me terminó convenciendo de venir, puesto que Adam estaba ocupado con asuntos de "alfa" según él, y que de hecho me había ordenado quedarme en casa, incluso activó lo seguros, pero yo ya por experiencia, dejaba mi ventana abierta y solo fue cuestión de que mi amigo me atrapara antes de caer para huir con éxito.

Sabía que no estaba del todo mal, pero Adam recientemente se encontraba más tenso y serio, parecía estar enojado y se volvió más... celoso, posesivo o algún

adjetivo como esos, así que yo constantemente me sentía una princesa encerrada, cosa que no me gustaba y nunca sería.

No sabía qué me asustaba más, las comidas que tendré con sus padres, su ceremonia de Alfa, mi cumpleaños o estar a solas con él. Su actitud realmente había estado cambiando, ahora se volvía más misterioso, era como si él preparara su forma de ser conforme a la que adopta un alfa, y no voy a mentir, me gustaba, pero también sonaba a peligro.

— No quiero asustarlos, pero el jefe ya viene en camino por su caperucita, chicos—dice Aaron con su celular en mano.

— ¿Eso qué significa? —pregunto confundida, ya prácticamente estábamos a segundos de girar la ruleta.

— Que tu perro viene para acá—dice Marissa con una sonrisa, ya estaba algo borracha.

¿Estaban hablando de Adam?

— ¿Por qué me apodan caperucita? William también me llamó así pero nunca entendí el sentido que le daban, o más bien, la relación que tenía con el cuento.

— Está muy claro que no sabes que los chicos de Whittier son entrenados para ser unas... bestias, en todos los sentidos, así que te pusieron así porque a muchos chicos te les hiciste linda y jugaban con la broma de querer 'comerte', conocemos bien a la bestia de Adam, por eso te llamamos caperucita, no te imaginas cómo se pone contigo—explicaba Marissa con una sonrisa traviesa, estaba en los brazos de su novia, completamente feliz.

¡Vaya! Un dato ciertamente interesante.

— Sigamos con el juego, que el jefe se acople si llega—interrumpe el amigo de mi hermano, Tyler.

Todos se acomodan alrededor de la ruleta y ponen algo de música, incluso Aaron comienza a fumar un poco, y en menos de diez minutos, todos ya hemos pasado el tequila por nuestras gargantas al menos dos veces. Yo iba por mi tercera contra Tyler.

— Veamos... ¿cuándo fue la últim…—

Se escucha cómo alguien empieza a forzar la cerradura y con una entrada para nada silenciosa, se hace presente Adam, vestido con una chaqueta de cuero negro al igual que toda su demás ropa, cosa que hacía resaltar su cabello pelirrojo y con la mirada algo oscurecida.

— ¿Me perdí de mucho? —pregunta como si nada, dejando las llaves de su auto en una mesa.

— Ciertamente, no. Solo de ver cómo Alaska se pone ebria—me giro cuando Johana, la novia de Marissa, dice aquello, claramente más tomada que cualquiera.

Adam tenía puestos sus ojos en ella, pero al terminar esa frase, cual chica exorcizada, se giró hacia mí tratando de ver si era cierto, la verdad yo me sentía muy a gusto, no sentía que estuviera perdiendo el control de lo que bebía.

— Puedo oler y casi ver todo lo que está en tu sistema, y estás a un shot más de ponerte ebria, deja de jugar ya, Alaska—arrugo mi frente ante sus palabras y Tyler, que estaba a mi lado, se gira para verlo.

— Nop, si estás aquí, te unes al juego hasta que se acabe—contesta el chico y Adam lo ve alzando una ceja, incrédulo y pareciera que a un punto de sacarle los ojos.

— Bien, pido una ronda mano a mano con Alaska—contesta Adam quitándose su chaqueta de cuero y sentándose frente a mí, sin dejar de mirarme.

Vale, ya me empezaba a dar miedo estar en este juego solo con él.

— Inicia tú entonces—respondo lo más seria que puedo, mi cabeza comenzaba a doler.

— ¿Cuántos novios has tenido? —en cuanto lanza su pregunta, no puedo evitar soltar una carcajada.

— Pff, ¿es en serio? —en serio tenía que ser una broma.

— ¡Pues no! Pero, ¿cómo es posible que no—

— ¿Pides una chica virgen cuando tú ya no lo eres? ¿en serio, Adam? Ya, déjalo—respondo y con brusquedad aparto su brazo metiéndome al baño de lo que imagino es la habitación de Aaron, poniendo el pestillo.

Era la cosa más absurda que me había dicho Adam.

— Alaska, abre por favor—dice Adam atrás de la puerta y yo solo veo mi reflejo en el lavabo, ¿estaba bien si vomitaba para sentirme mejor? Tengo mucho sueño, pero tampoco creo dormir bien.

— No, estoy ocupada—respondo simplemente. Me siento en el excusado, no creo que sea capaz de vomitar, tal vez durmiendo todo sea mejor. O con un poco de agua fría, no vendría nada mal.

— Sabes que esto es muy tonto, ni siquiera necesito derribar la puerta, un giro y voy a romper la cerradura, evítame eso y ábreme. Vamos a hablar.

— Vamos a hablar mis ovarios, me siento mal, vete Adam—respondo frotando mis ojos, sentía que me dolía el estómago, así que me siento en el suelo de la regadera y respiro el olor de la humedad, me gustaba.

Solo escucho un clic y cuando alzo la mirada, veo la perilla de la puerta caer, y sí, Adam entra dando unos cuantos pasos hasta mí, arrodillándose y tomando mis manos.

— ¿Qué tienes? ¿quieres vomitar o te duele mucho la cabeza? Vamos al hospital—comienza a jalar mi brazo, pero yo me retengo todo lo que puedo en el suelo haciendo muecas.

— ¡No! Quiero estar sola y dormirme, de verdad déjame sola, imbécil.

— Eso nunca te lo voy a cumplir, ¿estás mareada? —levanta mi cabeza y examina un poco mis ojos, cuando ve que no lo miro completamente, lo toma como un sí— Bueno, pues si no quieres vomitar, vamos a hacer que reacciones.

Suelta mi rostro y se sienta a mi lado, pero luego pasa sus brazos por atrás de mis rodillas y espalda para cargarme y me sienta en sus piernas. Luego alza uno de sus brazos, pero sin apartar sus ojos de los míos y segundos después, las gotas de la regadera caen sobre nosotros.

Pude haberme exaltado, pero el calor que Adam me lograba transmitir, hacía que sintiera el agua de la regadera como si no estuviera tan helada, poco a poco nos fuimos acoplando al agua fría y su temperatura bajo.

Solo nos mirábamos y sin ninguna expresión, yo ya tenía mi brazo alrededor de su cuello y él me sostenía con fuerza, como si me fuera a caer, me sentía ligeramente más consciente de todo, y en un segundo, Adam lanzó una pequeña sonrisa, apretando más mis caderas.

— La única cosa que pediré es que te quedes, no te vayas de nuevo, Alaska.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ALASKA (COMPLETO)