Tahiel tembló por completo al ver los pechos desnudos de su chica, los había visto un par de veces, es cierto, pero nada como lo que estaba pasando. Ella se está desnudando sin más y eso es algo que puede con toda su cordura. El olor de su excitación, el deseo en sus ojos y el saber que finalmente su olor estará impregnado en ella, lo superó.
―Mmmm. ―Valentina jadeó al verse bajo el poderoso cuerpo de su chico. ―Creí que me dejarías mimarte. ―Le reclamó mimosa.
―No me pidas calma. ―Besó sus pechos. ―Soy un hombre virgen que había esperado esto todo el tiempo. ―Mordió sus labios. ―Te vi desnuda todos estos días cuando te duchaba. ―Su erección comenzó a doler. ―Pero ahora, Dioses, es distinto, no te puedo ver más que con lujuria y deseo. ―Pasó saliva con dificultad. ―Joder. ―Tembló al aferrar los dedos al elástico de sus bragas. ―Tu olor… ―La voz gruesa provocó más humedad en Valentina. ―Tu coñ0 huele delicioso, nena.
―Tahiel. ―Intentó cubrirse con las manos.
―No, no te cubras. ―La miró a los ojos. ―Quiero conocer tu cuerpo a detalle, amor, por favor. ―Casi le suplicó. ―Eres perfecta, nena, ¿Por qué no confiar en mí? ―Valentina roja como un tomate, desvió la mirada a causa de esa intensa que él le estaba dando. Su corazón marcha rápido y si bien lo desea como nunca, su cuerpo le crea un poco de inseguridad.
―No soy como las demás. ―Susurró.
―¿Cómo saberlo? ―Tahiel sonrió. ―Esposa, nunca he visto el coño de otra mujer. ―Valentina volvió a mirarlo. ―Bueno, en las porno sí, pero sabes que eso no viene a lugar y…
―Es mejor que te calles. ―Le advirtió deseosa por sentirlo. ―No hables de porno o me iré de aquí.
―Lo siento. ―Se disculpó al instante. ―Después de todo creo que sí soy un novato. ―Dejó salir el aire por la boca. ―Lo que quiero es que me des acceso a todo de ti, por favor. ―Valentina lamió sus labios y un poco indecisa asintió dándole permiso para que terminara de desnudarla.
Tahiel le dio un beso en los labios tan candente que el ambiente se volvió como el mismo infierno lleno de lujuria, morbo y lascivia. Se tomó su tiempo, él la desnudó lentamente para detallar cada cosa en ella. Su coño está depilado, su hendidura es pequeña y su coñ0 enorme, sus labios mayores están totalmente cerrados ocultando lo más sensible y eso que muere por ver.
Valentina cerró los ojos, él la está torturando de una manera que no puede soportar y no escuchar nada la mata en vida. ¿Acaso no es lo que esperaba? ¿Se habrá decepcionado por lo que vio? ¿Ahora ya no se le apetece más? Las dudas invadieron su cabeza como un torbellino.
―Perfecta. ―Gruñó Tahiel una vez la desnudó por completo. ―Toda mía… ―Miró la carita de ángel de su chica, bajó a sus pequeños, pero provocativos pechos, siguió con su abdomen plano y por último detuvo la mirada en su sex0. ―Esperé esto desde que tengo quince años. ―Le dejó saber. ―La primera vez que deseé tenerte completamente desnuda fue cuando te vi con ese bañador rosado. ―Mordió sus labios. ―Y ahora te tengo aquí. ―Cada palabra salía con un tono morboso a los oídos de Valentina. ―Abre las piernas, esposa. ―Ordenó con voz bronca. ―Vamos. ―Exigió esta vez.
Valentina con una vergüenza que por primera vez siente, pero dominada por la excitación y la curiosidad por como se sentirá todo lo que hagan, las abrió con timidez. Tahiel dejó de respirar, aquel olor si lo sigue aspirando perderá el control y entonces podría hacerle mucho daño a la hora de poseerla.
―¿Tahiel? ―Valentina no abrió los ojos, hay mucho silencio, pero lo siente ahí, mirándola ahí donde nunca nadie la había visto antes. ―¿Cielo? ―Abrió los ojos y dirigió la mirada al chico que parece estar absorto mirándole ahí donde le palpita.
―Tienes un labio menor más grande que el otro. ―Dijo él con la voz raspándole la garganta por lo gruesa que le salió. ―Ese detalle, nena… mierd4, son cosas que me matan. ―Se arrodilló y tras cerrar los ojos aspiró con fuerza. ―Tu olor y el saber que pronto será el mío. ―Valentina vibró por como el aliento pegó en su humedad. ―Dame permiso. ―Pidió desesperado. ―Nena, dame permiso para hacer con tu cuerpo todo lo que me plazca. ―Locura, eso fue lo que sintió Valentina en la voz de su hombre.
―Soy completamente tuya. ―Dejado en claro, Tahiel hundió la cara entre las piernas de su chica y lamió aquella humedad que chorreaba sin detenerse. ―¡Dios! ―El grito de Valentina le erizó la piel. ―Tahiel… ―Intentó cerrar las piernas, esa sensación es realmente agonizante, incómoda y deliciosa, no sabe cómo expresar lo que está sintiendo. ―Mmmm. ―Aferró las manos en la sabana y se removió enloquecida, ¿Por qué siente esa presión dolorosa, pero deliciosa en su bajo vientre? ¿Por qué su cuerpo elevó la temperatura tan peligrosamente? ―Yo… yo… ¡Aaahhh! ―El gran gemido salió justo cuando los fluidos llenaron la boca de Tahiel quien sin miramientos lo tragó todo.
―Deliciosa. ―Tahiel lamió cada centímetro de su feminidad hasta dejarla totalmente libre de fluidos. ―Esto es más de lo que yo esperaba. ―Inició a desnudarse, siente que no puede contenerse. ―Eres mi debilidad. ―Se echó sobre ella para besar sus labios. ―Mi fuerza. ―Mordió su cuello. ―Mi locura. ―Besó sus pechos. ―Y mi cordura. ―La miró a los ojos. ―Eres blanco y negro para mí, nena. ―Valentina pasó saliva.
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