Narra Mason
Soy un hombre que no quería relaciones serias, al contrario, amaba mi soledad, hasta que llego ella. Solo basto una mirada para darme cuenta de que sería mi perdición. Pelirroja, esbelta y unos ojos verdes hipnotizantes. La vi solo una vez y quede embobado, no descansé hasta saber quien era y todo para nada.
Si, para nada, cuando al fin estoy decidido a tener algo serio con alguien llega mi padre diciéndome que debo casarme por tres años o perderemos toda la empresa. Mi primera reacción fue reírme, no le encontraba gracia a su broma, sin embargo, después de reír me di cuenta de que no es una broma, hablaba en serio.
Me explica sobre el acuerdo que firmó cuando yo era un niño, me cabreo, me enfurezco. Justo esa mañana había invitado a desayunar a Peyton, venia feliz después de verla, ella me había dado la oportunidad de conocernos y ahora resulta que me tengo que casar. Es predecible que ella no querrá volver a saber de mí.
Mi padre me cuenta sobre el acuerdo, me entrega una copia para que la lea y me explica que en una semana anunciaran el compromiso en una cena los padres de mi prometida. Suena irreal lo que digo, creo que hasta estoy en una pesadilla, pero para mi mala suerte no es así.
Esa misma noche me voy a un hotel, no quiero vivir bajo el mismo techo que mi padre. Mi madre fue una victima al igual que yo, se molesto con mi padre y se quedó esa noche conmigo en el hotel, sin embargo, después volvió a casa.
Investigo un poco de mi prometida y futura esposa, es muy guapa, pero no en comparación a Peyton. Cierro los ojos y suspiro frustrado por todo esto.
Esa semana la pase a diario con Peyton, ella entendió que no puedo tener nada con ella, ya que le conté todo sobre el acuerdo, ella me ayudo a hacer algunas de las clausulas del otro acuerdo que hice, me sorprendió ver que a pesar de que tengo que estar tres años casado no se alejara de mí.
— Estos tres años serán para conocernos como amigos, así cuando te divorcies ya tendremos nuestra relación avanzada — dice sonrojada
— Eres perfecta — el digo abrazándola
La noto tensa, ya que es primera vez que la abrazo, me alejo rápidamente, no quiero arruinar lo que estoy empezando con ella. De verdad siento algo por ella. No sale de mi mente y mi estomago siente mariposas cuando pienso en ella al igual que cuando estoy a su lado.
— Lo siento, fue un impulso — le pido perdón por mi actuar
— No hay problema — responde sonrojada
Después de ese día nos hemos visto para cenar, almorzar y desayunar. El dia en que se que será la cena de compromiso mi madre me llama para avisarme que esta resfriada y que no podrá asistir, mi padre no asiste solo a nada por lo que deduzco que iré solo. Mi pobre madre me pide mil perdones por dejarme solo en esa noche.
Estoy perdido en mis pensamientos cuando me entra una llamada en el celular, lo tomo y sonrío al ver que es Peyton
— Hola, quería darte un ultimo consejo — me dice con voz tímida
— Hola, soy todo oídos — contesto sonriendo como tonto
— Se su amigo, no llegues a imponer, puedes llegar a acuerdos de forma amistosa, demuéstrale que no tienes mala intenciones y eso hará que su matrimonio sea llevadero — comenta nerviosa
— Eres buena aconsejando a la gente, tomaré tu consejo desde hoy — digo riendo
Nos despedimos y me desea suerte. Tomo camino a la casa de mis suegros, la familia Harper, me he informado y pro lo que me dijo mi padre es que mi “prometida” no tiene ni la menor idea sobre de que trata la cena. Al llegar me recibe mi “suegro” me lleva al segundo piso y me dice
— Voy a darle la noticia a mi hija, no tiene idea de ese acuerdo, no creo que lo toma bien. Si escuchas gritos o algo que no este bien entras — me dice con toda la confianza que no debería tener en mí.
Lo veo entrar a una habitación, después silencio y lo que sospeche que pasaría, gritos, espero con paciencia hasta que la gente de abajo comienza a susurrar por el ruido. Eso me hace avanzar y entrar en la que supongo que es la habitación de Paige.
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Ya saben lo que paso después, no he visto a Peyton, ya que estoy en la fase de conocimiento con mi futura esposa. No diré que no es atractiva porque si lo es, pero no causa nada mas que cariño de hermanos en mí.
Debo reconocer que me agrada bastante cada vez que la conozco más. La lleve por insistencia de mis amigos, que son un matrimonio para que la conozcan. Lo bueno es que nadie conoció ni supo de Peyton. Eso me ahorro muchas explicaciones.
Me sorprende ver que mis mejores amigos a pesar de que me han preguntado, sobre todo, Ethan, el repentino amor que siento por Paige. Le he dicho que teníamos algo en secreto por la diferencia de edad, me creyó y dejo el tema. Estoy seguro que después volverá a preguntar. Sarah hizo una nueva probable amiga, ambas son muy similares, por eso creo que siento que puedo quererla como una hermana.
Lo que me puso un poco nervioso fue el presentarle a mi madre, ya que ella me adora tanto (nótese el sarcasmo) que insiste en que Paige es la única chica que va a conocer como esposa mía, porque dice que nadie me aguanta. Con una madre asó me pregunto si necesito enemigos.
Con respecto a mi padre no hemos cruzado palabras desde que me dio el contrato, no es que tuviéramos la mejor relación de padre e hijo, aunque después de esto ya casi no queda relación cariñosa, solo formal y educada.
Mi madre con solo ver a Paige se olvida de mi existencia, algo que por supuesto esperaba de ella. No lo hace por mala, solo que siempre ha querido conocer una novia mía y nunca ha tenido la oportunidad de hacerlo. Por lo tanto aprovechará esta oportunidad, así también tendrá la hija que no pudo.
Justo en el momento en que reclamo atención de mi madre me percato de la presencia de mi padre en la sala. Mi madre me abraza y dice
— Lo sé hijo — sonrío porque solo lo hice para molestar a Paige.
Es demasiado sincera con sus facciones, la verdad es que si no hubiera conocido a Peyton antes estaría sintiendo algo por Paige, eso es seguro. La miro y me doy cuenta de que mi padre la puso mas nerviosa de lo que estaba. Hasta mi madre nota su nerviosismo, al ver que es por mi padre toma el brazo de mi prometida y se lo presenta
— Querida, este señor que ves aquí es mi esposo, no te fijes en su gesto serio, no mata ni una mosca, solo quiere dar miedo para molestar — le dice riendo por la expresión de mi padre
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