Soley, sin pensarlo mucho, asintió con la cabeza.
No es que nunca hubiera estado en su casa.
De hecho, le gustaba mucho.
Quería visitarla de nuevo.
Stuardo, al ver la obstinación de su hermana, se sintió abrumado.
Hoy en día, Ian no llevó su computadora portátil a la escuela, seguramente Ángela se la había llevado.
Básicamente, se puede determinar que el hacker descarado es este niño con gorra aquí.
Aunque él es un niño adoptado por Ángela, Stuardo planea enseñarle una lección.
Pero la actitud de Soley hacia él hizo que Stuardo se sintiera atrapado.
De repente, un fuerte ruido, seguido de maldiciones agudas, vino del lado.
Miraron hacia la fuente del sonido, y dos personas ya estaban peleando.
Soley, mirando la escena violenta ante sus ojos, perdió color en su rostro y sus ojos se llenaron de terror.
"¡Ah! ¡Ah, ah!" Gritó histéricamente, cubriéndose las orejas con las manos.
Stuardo, viendo su descontrol, sintió un dolor en el corazón.
¡Debe haber recordado la paliza que sufrió cuando era niña!
La levantó y se fue rápidamente.
Ian miró en la dirección en que se fueron, y el grito de Soley resonó en su mente.
¿Qué le pasó?, ¿Asustada? -exclamó Ian-
No la golpearon a ella, ¿de qué tenía miedo?
"Ian, ¡esto está muy caótico! ¡Vuelve a la escuela conmigo!" La maestra agarró el brazo de Ian y lo llevó.
...
Al mediodía.
Ángela fue a la comisaría.
Hace cinco años, el hermano de Alexia Jiménez, Jacob Jiménez, huyó al extranjero después de robar casi veinte mil millones de Romero Internacional CO.
Aunque hay pruebas sólidas, la policía no pudo hacer nada al respecto.
Jacob tuvo éxito en Romero Internacional CO. una vez, y definitivamente querría hacerlo de nuevo.
Hizo que su actual director financiero se pusiera en contacto con los amigos de Jacob, dándoles la expectativas de que podrían sacar provecho de Romero Internacional CO. de nuevo, y así, Jacob se sintió tentado.
Después de subir al auto, decidió regresar a la empresa.
En ese momento, sonó el teléfono.
Vio la llamada y respondió de inmediato: "Vicho, ¿llegaste al aeropuerto?"
Vicente: "Sí, ¿dónde estás? Te encontraré".
"No estoy ocupada ahora. Iré a buscarte".
Media hora después, Ángela llegó al aeropuerto y recogió a Vicente.
"Vicho, ¿cuánto tiempo te quedarás esta vez?" Después de preguntar por su dirección, Ángela condujo el coche.
"Permanentemente". Vicente encogió los hombros. "Renuncié. Decidí regresar al país y desarrollarme aquí".
"¡Eso es genial! Así podremos vernos con frecuencia". La sonrisa en los ojos y cejas de Ángela era pura y sincera.
Vicente mostraba preocupación en sus ojos: "Ángela, Yolanda me contactó. Es mucho más descarada de lo que imaginábamos. Ten cuidado con ella."
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