Media hora después.
Ángela llegó a la casa de la familia Ferro.
Entró directamente al salón.
Pero, no había nadie en el salón.
Ángela se quedó un poco sorprendida.
"¡Rita!", gritó.
En un momento, se escuchó la voz de Rita desde cerca: "¡Mamá! ¡Estoy aquí! ¡Ven a salvarme! ¡El hombre malo me va a pegar! ¡Ay!"
Ángela siguió la dirección del sonido.
En el comedor.
Rita se escondió debajo de la mesa, con una cara de miedo.
Cuando vio a Ángela, se relajó.
"¡Rita! ¿Por qué estás escondida debajo de la mesa? ¡Sal de ahí!", Ángela se acercó a la mesa, se agachó y sacó a su hija.
Rita se abrazó a Ángela, con los ojos llenos de lágrimas, y le contó: "Mamá, él quería pegarme. Estaba tan asustada... Así que me escondí. Afortunadamente, corrí rápido y él no me alcanzó... Si me hubiera alcanzado, seguro que me hubiera pegado hasta matarme".
Ángela, por supuesto, no creía lo que decía su hija.
¿Cómo podría Stuardo pegarle a una niña?
Además, él no sabía que Rita era su hija.
"Rita, él no te va a pegar", consoló Ángela.
Stuardo: "De hecho, quería pegarle".
Ángela levantó la mirada de repente y se encontró con su mirada fría.
Él llevaba un camisón gris y tenía una marca de mordida roja y visible en el cuello.
"Entonces fue Mike quien lo hizo", se quejó Stuardo, "Tus dos hijos me han mordido en el cuello, ¿quieres morderme tú también?"
Ángela se sonrojó y se disculpó: "Voy a buscar el botiquín".
Stuardo se sentó en el sofá con paso firme.
Ángela trajo el botiquín.
Él inclinó ligeramente la cabeza, mostrando su cuello largo y su sexy clavícula.
Mientras ella trataba su herida, buscó un tema de conversación: "¿También fuiste a mi fiesta de cumpleaños ayer?"
"No", dijo Stuardo con una mirada profunda y llena de resentimiento, "No fui invitado".
Ángela se sorprendió un poco: "Oh... quizás Mike pensó que como nos divorciamos..."
"¿No viste la lista de invitados?", todavía le importaba eso.
"No. No supe hasta ayer que Mike me había organizado una fiesta de cumpleaños grande".
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