Estaba muy nerviosa.
"Ángela, ¿estás estudiando, no? Si quedas embarazada ahora, seguro que afectará tus estudios..." empezó a decir la esposa de Hernán.-
Hernán añadió: "Claro, Ángela es tan joven ahora que probablemente no querrá abandonar sus estudios para quedarse en casa y tener un bebé."
La anciana entendía la actitud de su hijo mayor y su nuera, esa era la razón por la que insistía en que Stuardo tuviera descendencia.
"Ángela, ¿estarías dispuesta a tener un hijo de Stuardo?" Preguntó directamente la vieja dama. "Tienes que entender que el hijo que tengas con Stuardo podrá heredar sus bienes a futuro. Los bienes de Stuardo son suficientes para que el niño y tú vivan cómodamente."
Ángela respondió inmediatamente: "Estoy dispuesta."
Estaba dispuesta a intentarlo, si eso podía evitar que Mauricio se hiciera con la herencia de Stuardo, además, aunque no quisiera, consideraba que la familia Ferro seguramente la forzaría a tener un hijo.
Al escuchar su respuesta, la anciana mostró una sonrisa satisfecha: "Muy bien, sabía que no eras como esas tontas que piensan que Stuardo está a punto de morir y no pueden sacar nada de él... ¡Ja, ja, ja!"
Después de su estancia en la antigua mansión, Ángela se preparó para volver a la villa de Stuardo, pero Mauricio la detuvo en el camino.
El sol era intenso y los grillos cantaban.
Al ver la cara de Mauricio, Ángela se sintió muy incómoda.
"Lucía, lleva el regalo a casa por mí" instruyó a Lucía.
Lucía asintió y se llevó el regalo.
Mauricio, al ver que no había nadie alrededor, dijo: "Ángela, ¡realmente has roto mi corazón! Estuvimos juntos tanto tiempo y nunca me dejaste tocarte... pero ahora estás dispuesta a tener un hijo con mi tío."
"Si necesito tener un hijo con tal de obtener su herencia, estoy dispuesta." Dijo ella a propósito, para provocarlo.
Como lo esperaba, él se sintió amenazado.
"¡Ángela, es una gran idea! Pero podrías simplemente tener a mi hijo y decir que es de mi tío. Después de todo, tendrá la sangre de la familia Ferro. Aunque mi abuela se enoje, no te hará abortar."
Ángela contraatacó: "¿Y si nunca muere? ¿Podrías esperarme fielmente?"
Esa pregunta dejó a Mauricio sin palabras.
Al ver que no podía responder, Ángela se rio con ironía: "Me voy, tu abuela ha enviado a un médico a la casa de tu tío para esperarme."
...
Cuando Ángela volvió a la casa, fue inmediatamente llevada al hospital por dos médicos para hacerle una revisión.
Si detectaban que sus óvulos ya estaban maduros, los extraerían, si no le inyectarían medicina para estimular la ovulación.
"Señora Ferro, relájese. Aunque dolerá un poco, una vez que dé a luz al hijo del Señor Ferro, su posición en la familia Ferro será sólida", la doctora la tranquilizó.
Ángela, acostada en la cama, con el corazón acelerado, preguntó: "¿Cuánto tardará en tener éxito?"
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