Amor, Guerra&Mi Marido Vegetativo romance Capítulo 401

Él la miró fríamente.

Dejó su taza de caldo, la ayudó a levantarse, colocó dos almohadas en su espalda para que se recostara.

Luego, cogió la taza de caldo y se la pasó.

Ella tomó la taza. Cuando su mano derecha estaba a punto de agarrar la cuchara en la taza, la mano izquierda que sostenía la taza de repente perdió fuerza... su muñeca tembló un poco, y luego la taza se cayó sobre la manta.

El caldo en la taza salpicó por todas partes.

Ella miró sorprendida el caldo derramado, con los ojos muy abiertos y los labios apretados.

Stuardo observó esta escena y sintió un dolor en el corazón.

¡Ella no lo hizo a propósito!

¡Sabía que ella no lo hizo a propósito!

¡Solo quería tomar el caldo por sí misma, pero ahora no tenía ni la fuerza para sostener la taza!

Antes de que ella empezará a derramar lágrimas, él quitó la manta sucia de encima de ella con calma.

"Ángela, vas a estar bien. ¡No llores!" Quería consolarla amablemente, pero cuando abrió la boca, su voz sonó dura, como si la estuviera regañando.

Tomó una respiración profunda, queriendo explicar, pero ella ya se había acostado, dándole la espalda.

No escuchó su llanto, pero sabía que estaba llorando.

Sacó una manta limpia del armario y la cubrió con ella.

"Le pediré a la criada que haga otra taza de caldo." Se sentó al borde de la cama, mirando su espalda y hablando en un tono sombrío.

Ella cerró los ojos sin decir una palabra.

Su cabeza empezó a dar vueltas de repente.

Fue causado por la anemia.

Después de que ella se durmió, él salió de la habitación.

No había dormido en toda la noche, y ahora tenía un fuerte dolor de cabeza.

Ian se quedó al lado de la cama, sus ojos brillantes mirándola todo el tiempo.

Planeaba esperar a que su madre se despertara por sí sola, aun corriendo el riesgo de ser descubierto.

No sabía cómo Stuardo reaccionaría si lo descubría.

Pero no se separaría de su madre de nuevo.

No le tenía miedo a nada mientras estuviera con su madre.

Las llamas en la montaña despertaron a Stuardo.

Después de despertarse, caminó rápidamente hacia la habitación de Ángela.

Abrió la puerta de la habitación de Ángela...

En la habitación, Ian escuchó el ruido y miró hacia la puerta.

En un instante, padre e hijo, ¡se miraron a los ojos!

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