Amor, Guerra&Mi Marido Vegetativo romance Capítulo 97

"Si no te has recuperado, quédate en casa y descansa." Dijo Ángela, y luego se dio la vuelta para coger un vaso de agua.

"Hoy estoy mucho mejor." Se quitó la bufanda.

"Ayer también dijiste eso." Ángela bebió agua y dejó el vaso.

Caminó hacia la sala y vio los regalos en el suelo.

"¿Para qué traes regalos?" Preguntó Ángela.

"No está bien venir con las manos vacías." Pensó por un segundo y cambió de tema, "Hoy me enteré que volviste a casa anoche."

"¿Vienes especialmente para decirme eso?" Ángela se sentó en el sofá y miró su rostro delgado.

Había una distancia de más de un metro entre ellos.

"Yo y Laura..."

"No quiero escuchar sobre eso." Lo interrumpió, "No me interesa tu relación con Laura."

Stuardo se sintió impotente al ver su frialdad.

"¿Vas a hablar sobre mi y Jonathan?" Le miró y dijo palabra por palabra, "Stuardo, aunque Jonathan me engañe, yo asumiré las consecuencias. No te involucraré, ni te pediré ayuda. Así que no me hables de eso."

Ahora ella es como una niña rebelde.

Cuanto más hablaba de esto, más le contradecía.

Con los labios apretados y una expresión cansada, pensó en sus palabras en silencio.

Ángela tenía un poco de hambre.

Se levantó y fue a la cocina, donde vio el desayuno que su madre había dejado en la olla eléctrica.

Tomó unas empanadillas y volvió al sofá.

Ella comió con gusto mientras él la observaba intensamente.

"¿Tienes algo más que decir?" Después de comer, volvió a mirarlo, "Si no tienes nada que decir, ¡vuelve a casa!"

"Quiero quedarme a almorzar." Propuso.

Sus palabras lo enfurecieron.

"¿Jonathan te hace sentir cómoda?" Dijo apretando los dientes, "¿Él te hace sentir cómoda?"

"¡De todos modos, me siento más cómoda contigo!" Sintió que su gran cuerpo se acercaba, así que lo empujó, "¡No juegues sucio! ¡No pienses que porque estás enfermo no me atrevo a defenderme!"

Con un "zip", bajó la cremallera de su chaqueta.

Luego se quitó la chaqueta y la colgó en el perchero.

Debajo llevaba una camiseta gris con cuello en V.

En el cuello, se podía ver su atractiva nuez de Adán.

Parecía que tenía sudor en el cuello.

"¿Por qué te quitas la ropa? ¡Cuidado con el resfriado!" Ángela tomó su chaqueta del perchero, queriendo que se la pusiera.

Pero al siguiente segundo, la levantó y la tumbó en la cama.

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