Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 161

La llamada de Orlando llegó después.

Vanesa llegó a preguntarse si el tío y el sobrino habían acordado que, uno colgarías y el otro llamaría. Molesta, apartó el teléfono y, como había hecho con Dylan, no contestó. Era obvio que eran familia, así que pronto Orlando también envió un mensaje de texto.

—Vanesa, puedo ayudarte.

«¿Ayudar? Qué palabra tan ridícula. ¿Se ha olvidado de que fue él quien me hizo.»

Vanesa cerró distraída la carpeta que tenía en la mano y sonrió con amargura, dando la vuelta al teléfono y colocándolo boca abajo sobre el escritorio.

Hacia el atardecer Enrique llegó a la casa de Cazalla con las últimas malas noticias.

—Hemos demandado a las plataformas que distribuyeron las fotos y les hemos pedido que las retiren, pero ninguna ha cooperado. Están siendo muy agresivos e intentan demandarnos a voluntad. Además, las acciones de la empresa llevan cayendo todo el día de hoy, y las habladurías continúan. vanesa, tú tampoco deberías ir a la empresa últimamente, hay muchos periodistas por allí, y me preocupa...

—Lo tengo —Vanesa respondió más tranquila de lo que Enrique pensaba.

—Por este lado de la familia, tampoco dejes salir a tu tía, me preocupa su salud.

—No te preocupes, tampoco dejaré salir a mi mamá —Vanesa miró a Enrique con cara de agradecimiento—Ha sido un momento duro para ti.

—No es nada. Bueno, estos documentos son bastante urgentes, así que debería darse prisa en tramitarlos. Voy a volver primero, todavía hay algunas cosas que atender en la empresa.

—Bien, cuídate en el camino.

Tras despedir a Enrique, Vanesa se giró para ver a una preocupada Mercedes.

Su ánimo era malo y visible a simple vista.

Vanesa se sintió llena de culpa por haber hecho que Mercedes se preocupara después de todo. Luchó contra la acidez de su nariz, tomó el brazo de Mercedes a su paso y dijo con una sonrisa forzada: —Mamá, ¿cómo te sientes hoy? ¿Te encuentras bien?

—Vanesa, lo de la foto, ¿está resuelto? —preguntó Mercedes con ansiedad mientras miraba a su hija, que había perdido mucho peso.

Mientras este asunto siguiera sin resolverse, no podría estar tranquila. Cuando pensó en que su niña era maltratada por esas personas en Internet y que decían esas cosas desagradables, no pudo evitar sentirse enfadada y con el corazón roto.

—No pasa nada, ya se encargará.

Mercedes frunció el ceño y dijo:

—¿Realmente puedes soportar eso? Aunque mamá no entiende de estas cosas,...

—Cómo pude haberte mentido.

Vanesa intentó sonreír con facilidad y hacer ver que no era así. Ayudó a Mercedes a sentarse y se apoyó petulantemente en su hombro.

—No te preocupes, soy bueno en esto y me encargaré de esto en poco tiempo.

No había mejor manera de conocer a una hija que su madre.

¿Cómo pudo Mercedes no ver la fuerza de Vanesa y le acarició el pelo con cariño?

—Oh Vanesa, si no puedes, ve a buscar ayuda.

—¿Qué?

—Ve a buscar la ayuda de Dylan, él no es como ese hombre negativo Orlando, aunque también es de la familia Moya. El hecho de que a tu padre le gustara tanto confiar en él cuando estaba vivo demuestra que es bueno. Consigue su ayuda y seguramente las cosas se resolverán pronto.

—Mamá, ¿cómo es que...

—Niña tonta, ¿crees que Dylan también es de la familia Moya así que debo ser infeliz si vas a pedirle ayuda? Qué chica más tonta. Eres mi hija y ciertamente quiero que tengas una vida segura y próspera en comparación con otras cosas.

La mente de Vanesa estaba revuelta, sabiendo que Mercedes se había ofrecido a ir con Dylan por su confianza en su padre. Decidió confiar en él porque era el hombre al que papá había admirado, no por su propia y turbia relación con Dylan, pero aun así sintió pánico y miedo.

En caso de que mamá se entere un día...

—Vanesa, ¿qué pasa? ¿En qué piensas, con esa cara tan pálida?

—No.

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