Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 249

No hubo ni una sola llamada telefónica o de Vanesa.

Dylan frunció el ceño

«¿Se ha roto el teléfono? ¿O es que todos los registros de llamadas de ... y demás han sido borrados por Brisa? »

Brisa se tumbó en la cama.

«¿Por qué Dylan siempre me trata como una niña? Es obvio que me adora, pero no la deja quedarse. ¿Será que tiene algo que ver con la mujer de aquel día? Después de todo, ¿quién es ella? ¿Y cuál es su relación con Dylan?»

Brisa se enfadó aún más cuando pensó en la sonrisa de Dylan cuando mencionó a esa mujer.

—Brisa.

Al oír la voz de Dylan, la cara de Brisa se iluminó de alegría y se levantó inmediatamente de la cama para abrir la puerta.

—¡Dylan!

Al ver el teléfono en la mano de Dylan, la sonrisa en la cara de Brisa se retiró inmediatamente y le miró.

—¿Qué pasa?

—¿No has hecho nada con mi teléfono? ¿Como borrar mis contactos y mensajes o algo así? —preguntó Dylan en broma, sin el menor atisbo de culpa, y Brisa demostró que se quedó paralizada por un momento antes de darse cuenta de lo que estaba hablando. Para ella, era obvio que Dylan no se fiaba de sí mismo cuando preguntaba eso.

Al instante pensó en Vanesa.

—¿Por eso me lo preguntas por esa chica? —preguntó Brisa, conteniendo su descontento:

—La chica se llama Vanesa, ¿llamó o envió un mensaje?

—No

«¡Claro que era esa mujer!»

—¿De verdad? —preguntó Dylan con una sonrisa, justo estaba pensando que Brisa podría no admitirlo, así que quiso seguir con una pregunta, pero para su sorpresa Brisa se puso roja al instante y le miró acusadoramente, —¿No me crees?

—Claro que no.

Los ojos rojos y tristes de Brisa eran difíciles de soportar.

Dylan la interrogó sobre la mujer. ¿Quién era esa mujer?

No, tenía que averiguarlo, no debía permitir que existiera ninguna mujer cerca de Dylan que fuera una crisis para ella.

Brisa pensó para sí misma, con un rostro cada vez más agravado.

—No llores, es mi culpa, no te molestes.

Se dedicó a abrazarla y a darle palmaditas en la espalda para calmarla.

—Por supuesto que me entristece que no me creas —Dylan tuvo que persuadirla más suavemente.

—Me disculpo, no te enfades.

—¿Es suficiente una disculpa?

—Bueno, ¿qué hace falta para perdonarme?

Dylan no podía hacer nada con la niña en brazos, así que la acompañó y la engatusó para que dejara de llorar.

—Voy a ir a SJ contigo mañana y voy a ver dónde trabajas.

—No hay problema.

—Eso es más bien. Tengo sueño y me voy a la cama.

—Buenas noches —dijo Dylan, depositando un suave beso en la frente de Brisa como había hecho en el pasado, antes de marcharse.

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